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Cristiano manda en casa de Messi (1-3)
Cristiano muestra su camiseta al público tras su gol. STRINGER AFP |
Cristiano fue protagonista en casa de Messi. El portugués salió para resolver el clásico en el momento en que el partido era un mano a mano entre la figura del Madrid y la del Barça y marcó un golazo que festejó con una liturgia parecida a la que el argentino exhibió la temporada pasada en el Bernabéu. CR mostró sus abdominales y cargó con una tarjeta que supuso a la larga su expulsión porque poco después el colegiado le volvió a amonestar por caer ante la entrada de Umtiti. No pareció que se tirara ni que hubiera penalti del central del Barça. La deficiente actuación arbitral no alteró el paseo victorioso final del Madrid. Asensio certificó con un tiro precioso el triunfo del equipo de Zidane, superior al azulgrana, vencido desde que Piqué, el jugador más antimadridista del Barça, se marcó un gol en propia puerta ante el asombro de Ter Stegen. Muy pocas veces el guion del clásico fue tan claro a favor del Madrid.
Las alineaciones acostumbran a ser muy reveladoras sobre el momento en que se disputa el partido y la situación que vive cada equipo: Cristiano, por ejemplo, puede ser suplente en el partido de ida de la Supercopa mientras al Barça le sobra Sergi Roberto, sustituido en el lateral por Aleix Vidal y en la punta derecha por Deulofeu mientras Paulinho viaja hacia Barcelona. Valverde cuadró una alineación nada más llegar al Camp Nou y desde entonces no ha movido más pieza que la de Deulofeu como sustituto de Neymar. La sensación es que el técnico pretende jugar con un extremo-extremo o un medio como Denis y no con un falso delantero en la banda como ocurría en tiempos del tridente y Luis Enrique. El técnico entrena y juega como si no esperara a nadie, confiado en su alineación y con una convicción sorprendente en el juego de su equipo si se atiende a la confusión de la directiva y a la inquietud de la afición después de la rueda de prensa de Piqué.
La sensatez acostumbra a ser también la virtud de Zidane. El francés es un virtuoso para escapar del ruido que genera el Madrid. Aunque le cantan la formación en cada partido, porque dispone de una plantilla para todos los gustos y el exigente calendario de un campeón de Liga y de Europa exige rotaciones, el entrenador pone a los futbolistas que le convienen, ya sea en casa o en el Camp Nou. Ante el Barça, simplemente sustituyó al sancionado Modric por Kovacic y mantuvo en el banquillo al reincorporado Cristiano. Zizou, al fin y al cabo, puede jugar de mil maneras un mismo partido, incluso contra el Barça. Ahora mismo la mirada está puesta en Casemiro e Isco. A pesar de vestir de azul, nadie dudó de que se trataba del Madrid. Nada más salir a la cancha, los muchachos de Zidane fueron a por el Barça. A los azulgrana, lentos en la circulación y poco profundos, les costaba llegar hasta Navas. La única noticia ofensiva del Barça fue constatar que Messi tira algún córner que antes sacaba Neymar.
Messi mira a Ronaldo |