Opinión
Fiscales y Jueces, Falsos y Verdaderos/ Manolo Manuel Gil
Un verdadero fiscal es responsable y objetivo; un verdadero juez es imparcial, sabio, libre, valiente y justo más allá de toda duda razonable
Por Dr. Manolo Manuel Gil
Sean Sabios. La verdad es que hay fiscales y jueces verdaderos, y también los hay falsos, aunque se visten con las mismas ropas y los mismos colores. Sucede igual con los comunicadores, con los abogados, con los políticos, con los empresarios, con los policías y en general con todos los demás colectivos. Generalizar es injusto, hay que individualizar los juicios.
Un verdadero fiscal es responsable y objetivo; un verdadero juez es imparcial, sabio, libre, valiente y justo más allá de toda duda razonable. Los verdaderos son limpios, los falsos son sucios, corrompidos están, son prevaricadores. El problema de lo sucio es que ensucia y luego hay que limpiarlo. Y recordar que las apariencias engañan porque a veces hay manos que se ven sucias y son limpias y hay otras que se ven limpias y están sucias.
La prevaricación es un delito de vieja data. Existe en nuestro Código Penal que viene del Siglo XVIII, el de las luces. Se configura cuando el fiscal, juez o funcionario hace o no hace, por amistad, por odio o por interés; es un crimen y los crímenes deben ser denunciados y perseguidos, no se excusan a menos que la ley lo disponga expresamente y ni los fiscales ni los jueces son inimputables.
La prevaricación por su gravedad implica degradación cívica y esta acarrea destitución de cargo y funciones, inhabilitación de los derechos cívicos y políticos y hasta cinco años de encarcelamiento.
“La justicia es la verdad en acción”. No hay justicia sin verdad y sin justicia no habrá felicidad. “Sed justos lo primero si queréis ser felices”, y no es justo que los sucios, los falsos se salgan con la suya que es la impunidad y es contraria a la justicia.
Son sucias las malas influencias, las manipulaciones y las asociaciones que conspiran contra la verdad. Sus efectos finales son la falta de justicia, de libertad, de desarrollo, de bienestar y de felicidad para la mayoría a cambio de sostener los privilegios de una minoría que miente y, por lo general, ni trabaja ni produce y suelen ser usurpadores.
La palabra tiene poder porque transporta la verdad o la mentira, construye o destruye, condiciona las ideas y las ideas condicionan las acciones individuales y colectivas. Hay que analizarla siempre con sabiduría.
Por la verdad mataron a Jesucristo. Los de siempre con sus difamaciones. Pero la verdad es positiva, es la clave de la dominicanidad y debe ser la guía de todo ciudadano dominicano porque es la luz que reposa en el centro del Escudo de la República que es el centro de la Bandera Dominicana. La verdad es libertad y la libertad es Patria. La verdad es la instrucción de Duarte de la que nos hemos apartado, pero es la palabra de Jesús y Jesús es Dios y Dios es la verdad, es el camino, es la vida, es el futuro de RD porque sin Dios no hay Patria Dominicana. Así es desde el principio. La gloria es de Dios.
Sean sabios para proteger los fiscales y los jueces verdaderos que sirven la verdad y la justicia; y para descubrir a los falsos que hacen todo lo contrario.
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El autor es abogado, conmunity manager y profesor universitario.
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