Opinión

El flagelo de la delincuencia en República Dominicana / Diosbertys Franquelin Montero Ramírez

Nos preguntamos ¿Dónde está la justicia en República Dominicana?  ¿Es solo para los desgraciados y desventurados? ¿Alguien puede responderme?

Por Diosbertys Franquelin Montero Ramírez

La delincuencia es una conducta asocial del ser humano y en el fondo una ruptura de la posibilidad normal de la relación interpersonal.

Hay muchas formas de delincuencias las cuales se pueden hacer tanto individual como en grupo en pandillas organizadas, por lo cual, tanto la una como la otra son iguales de malas y pueden ocasionar grandes estragos tanto familiar como socialmente.

Hablamos de la delincuencia, pero ¿cómo surge? Qué motiva estos actos delictivos ¿Qué hacer para reducir a su mínima expresión este problema social?

La delincuencia surge básicamente por falta de oportunidad, carencias de    afecto y atención, descuido familiar, falta de educación y algo más importante que se ha sacado a DIOS del centro de las familias.

Son muchas las familias que crían sin valores fuertes, arraigado a lo ético y moral y esto repercute en el día a día del niño, joven y adolescente en el comportamiento en la sociedad. Esos jóvenes criados en hogares disfuncionales y padres ausentes, en desigualdad social, formado desde la sombra de las redes sociales, donde se presenta un mundo aparentemente sin problemas ellos creen que ese mundo es cierto y se aferran a esa falsa realidad lo cual lo lleva a juntarse en pandillas, planear, y hacer todo lo indecible para lograr ese sueño que ven en las redes sociales, y un factor de alta complejidad lo es la música que llega a ellos sin ningún filtro el cual los motiva e incentiva a cometer diversas clases de infracciones ¿y dónde están las autoridades que deberían revisar ese contenido? Entendemos que hay derecho de expresión, pero este es siempre y cuando no afecte el derecho de vivir en paz. Citaremos en varias ocasiones al jurista, político y presidente mexicano Benito Juárez quien declaró que “el derecho ajeno es la paz”, y  en tal sentido aspiramos a un mundo donde imperen valores de ese tipo.

Para ello tenemos que comenzar a poner nuestra casa en orden. Por ejemplo, debe existir mayor control estatal sobre esa música negativa que daña el carácter de nuestra juventud. Si la escuchamos bien notaremos que su contenido es un detonante emocional que la conduce al consumo de sustancias prohibidas como son: las drogas en sus diferentes formas y presentación y en consecuencia estos jóvenes, en muchos casos menores de edad, caen en delitos como: el robo, violación, atraco a mano armada, asesinato y compra y venta de estupefacientes entre otros delitos que empañan y dañan sus vidas y en el peor de los casos la pierden.

Haciendo un análisis, no hay que ser tan profundos para darnos cuenta de que estos jóvenes ingobernables se les salieron de las manos a sus padres, dejaron la escuela, cayeron en apatía, desmotivación y la ociosidad y sin una autoridad en el núcleo familiar que pare a tiempo esta conducta porque en muchos de los casos no hay moral para corregir lo que los mismos padres están haciendo y que esos hechos de los hijos son resultado de una conducta aprendida en el seno de su hogar.

Otro ingrediente muy marcado es la desfachatez con la que muchos sujetos cometen delitos de los llamados de “cuello blanco’, vistiendo trajes caros,  educados, a veces con un título universitario, exhibiendo vehículos de alta gama y residencia suntuosas, en algunos casos hasta con apellidos sonoros, estafando al Estado Dominicano en sus diferentes carteras sin que haya un régimen de consecuencia  que siguiendo las reglas del debido proceso  de ley presenten pruebas irrevocables y contundentes que lleven los culpables a prisión, aunque  en muchas ocasiones aun con todas las pruebas para que el delincuente de “ cuello blanco” devuelva lo robado y vayan a prisión estos son absueltos mediante decisiones judiciales evacuadas por una justicia blindada y graciosa, auspiciada por ellos, y que son una especie de  burla para los delincuente de los más bajos extractos de la sociedad, en el mundo de los desposeídos, llamados “rastreritos” o ladroncitos” que roban gallinas, o racimos de plátanos y guineos y son sentenciados con rapidez y condenados a muchos años de cárcel sin tomar en cuenta que la pena debe ser proporcional al delito cometido.

Nos preguntamos ¿Dónde está la justicia en República Dominicana?  ¿Es solo para los desgraciados y desventurados? ¿Alguien puede responderme?

Seguimos preguntando ¿será que hay que robar mucho para no caer preso y no pagar por el delito cometido? Ese es el mensaje que aquellos abusadores de los recursos del Estado Dominicano quieren hacernos creer, aquellos que llegaron al Estado a servirse, y no a servir al pueblo, y así gobernaron  el pueblo, pero sin el pueblo.

Al continuar hoy los meses de la patria (enero, febrero y marzo) en los cuales hombres y mujeres entregaron sus  bienes y sus vidas por nuestra nación mostrando evidencia de honestidad, lealtad y servicio, parece que poco hemos aprendido de ellos. En esta parte me permito  mencionar al más ilustre de nuestros patriotas, Juan Pablo Duarte, el cual recibió 1000 pesos de la Junta Central Gubernativa cuando lo enviaron al sur con la misión  de auxiliar al general Pedro Santana  y al solo gastar 173 pesos de dicha suma devolvió  827 que le habían sobrado. Esto es un ejemplo singular de  honradez, seriedad a toda prueba, que marca un precedente para que se tome como ejemplo en las instituciones dominicana.  Pero muchos de mente débil, cuyo carácter está dañado en lugar de hacer suyo ese tipo de conducta se inclinan por asumir la de los traidores de la patria tras considerar que  Juan Pablo Duarte estaba equivocado ya que al Estado se va a robar, y a buscar riqueza y no soluciones para los males  del pueblo.

En esta parte quisiera preguntar ¿Dónde están él o los culpables de la delincuencia juvenil?  pues responderé, una cuota de culpa la tiene el gobierno, (otra cuota te lo describo más arriba) por el abismo o desigualdad social que existe porque los recursos del estado son mal distribuidos no llegan a los más desposeídos teniendo menos oportunidades de salir de la pobreza, y por lo tanto viendo estos jóvenes la mal llamada oportunidad en este caso en los diversos modus Operandi de la delincuencia son seducidos y atraídos a caer en la tentación .Y por consiguiente son muchos los jóvenes, padres y madres de familia que también incursionan en el bajo mundo de las diversas formas de delincuencia cayendo abatidos mortalmente por manos de personas igual que ellos, o por la policía del orden público,  trayendo la desgracia y el luto a las familias , dejando niños huérfanos y desamparados los cuales siguen en el mismo circulo vicioso que le dejan como herencia sus progenitores, lo cual se hace necesario detener a toda costa si realmente queremos un país mejor, ya que si la delincuencia sigue el rumbo en la que va sin autoridades con intenciones reales de detenerla iremos a un derrotero seguro como país. Afortunadamente, aún no está todo perdido, hay muchas personas con valores y buenos sentimientos y que le interesa el bienestar de nuestra nación.

Este es un tema profundo, delicado, y que tiene varias aristas,  y que  puede permear tanto a personas de clase desposeída como a personalidades y la élite del poder, por lo que se hace necesario revisar las leyes siendo más objetivo sin dejar de ser empático con dicha situación y en tal sentido, haciendo un verdadero análisis sobre el código del menor 136-03 en el título 1 de la disposición generales, habla de la igualdad de derecho, por consiguiente, el que es afectado por actos vandálicos por parte de algún menor, también tiene derecho, los cuales hay que respetarle y el que lo irrespete es el que debe asumir la consecuencia de sus malos actos.

Por lo que recomendamos que desde el gobierno se destine más recursos a las instituciones correspondientes de dar apoyo a las familias que están criando niños problema (que son estos niños ingobernables con diversas quejas por situaciones conductuales).

Todo ello dándole seguimiento, en conjunto, con el departamento de orientación y psicología de los centros educativos, buscando y reintegrando aquellos niños que hayan desertado de la escuela, implementado un régimen de consecuencia a aquellos trasgresores de las leyes, sin importar quien la viole, sea mayor o menor de edad,  y que sirvan de ejemplo para aquel que se sienta tentado a delinquir.

Para los ya detenidos se  deben implementar estrategias para que desde la cárcel se realicen programas de reorientación conductual y ejecución de trabajos y estudio para que los internos, o privados de libertad, estén en condiciones de aprender un oficio del cual puedan beneficiarse y estos manteniéndose ocupados y productivos serán mejores ciudadanos y en consecuencia no ser una carga para el estado dominicano como ocurre en la actualidad.

El autor es profesor

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