Opinión

La Comarca, un género musical sanjuanero /  Rubén Moreta

El género "la comarca" se toca en la zona rural de la provincia de San Juan y recrea la obra mítica-religiosa liborista.  Los cantos de comarca solo tratan las hazañas de ese dios de la Maguana

Por Rubén Moreta 

Un género musical auténticamente sanjuanero es la Comarca, ritmo tocado con acordeón, tambora y güira parecido al merengue, pero con acordes particulares y cánticos dedicados a loar al dios local Liborio Mateo y a exaltar el simbolismo de su culto. 

En la comarca se ensalza la misión, labor de sanación y gallardía revolucionaria de Liborio Mateo, personaje que vivió a principio del siglo XX y construyó un potente movimiento de religiosidad popular en el paraje Maguana Arriba, municipio de San Juan de la Maguana en la región sur de República Dominicana. 

El género “la comarca” se toca en la zona rural de la provincia de San Juan y recrea la obra mítica-religiosa liborista.  Los cantos de comarca solo tratan las hazañas de ese dios de la Maguana.   

Los comarqueros, como “juglares populares” van de campo en campo, especialmente en la zona norte de la provincia de San Juan, tocando y cantando melodías que recrean la obra de Papá Liborio.  

La comarca se baila en pareja, de forma cadenciosa, con los cuerpos cercanos entrelazados o sueltos, agarrados de las manos o libres, muy similares al merengue, sin movimientos de cadera bruscos. 

Las fiestas de comarca generalmente son celebraciones diurnas, aunque pueden extenderse hasta la noche.  La ingesta etílica en estas juergas es abundante.   

En las fiestas comarqueras sobresale un altar decorado con elementos del santoral católico, una imagen de la cacica Anacaona, velas y velones encendidos y a veces una imagen del personaje. 

Liborio Mateo para sus seguidores es el Dios que les da aliento y sanación.  Sus seguidores en la provincia de San Juan, en la región suroeste y algunos pueblos del cibao -cercanos a la cordillera central-, siguen con intensidad creyendo y adorándolo, tras considerarlo una deidad que los guía espiritualmente. 

Sus fieles, de tanto exclamarlo –Oh Liborio- han corrompido su nombre, transformándolo en Oliborio. 

Los que siguen con particular fe a Liborio Mateo están esperando una tercera venida de su mesías, como ocurrió con su reencarnación en los hermanos mellizos de Palma Sola en Las Matas de Farfán, en 1962. 

Penosamente, la comarca es un género que está en extinción por las sucesivas muertes de sus cultores. Uno de los mayores exponentes de este ritmo fue Américo Ramírez Valdez (Meco), conocido artísticamente como “Américo el Músico”, quien nació el 5 de abril del 1945 en la comunidad de Higuerito, Distrito Municipal de las Maguana y murió el 30 de julio del 2015. 

El autor es Profesor UASD. 

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