Opinión

Lo que no se dice del 16 de agosto / Cassandro Fortuna

Al General Gregorio Luperón se le margina por el color negro de su piel, no se dice que Santana no actuó solo, ni que España fusiló un Padre de la Patria Dominicana

Por Cassandro Fortuna M.A.

HOY SE CUMPLEN 158 años de la Restauración de la República.

Para muchos esta fecha solo significa que un 16 de agosto de 1863 un grupo de quisqueyanos se reunió en una loma del pueblo de Capotillo, ahora Distrito Municipal de Loma de Cabrera, en la provincia de Dajabón, y desde allí lanzaron el reto de luchar por la Restauración de la República que dos años antes había sido objeto de una anexión a España por parte del dictador general Pedro Santana bajo la orientación de un grupo cívico-militar con mentalidad española.

Sin embargo, esta memorable fecha es algo más que eso.

No se ha discutido, a profundidad, que la primera espada de la Restauración fue el general Gregorio Luperón.

No se ha discutido, a profundidad, que Pedro Santana no actuó solo.

No se ha discutido, a profundidad, que España tiene las manos ensangrentada con la muerte de uno de nuestros padres de la Patria.

Discutir esos temas, y hay más, implica profundizar en nuestra historia, y ello es peligroso. Es ir a las profundidades y todo el mundo prefiere quedarse en la superficie.

La escuela dominicana, y aún las universidades, no fomentan el estudio crítico de nuestro pasado. Los estudiantes ven la historia como algo innecesario, que no les sirve para la vida práctica, y los profesores, algunos de los cuales no saben historia (porque no son más que papagayos con una botella), están más interesados en los exámenes y hostigar a sus alumnos en lugar de instruirlos para que aprendan a pensar históricamente. Ese es un vicio de la mayoría de los llamados profesores: su gran afán es lucirse con sus alumnos y maltratarlos lo más que puedan.

Monumento a los héroes de la Restauración en el pueblo de Capotillo, Dajabón

Pero, volviendo a nuestro tema. La Restauración de la República fue un hecho en 1865. El gran héroe de héroes fue Gregorio Luperón. Pero su estrella no brilla tanto, por ejemplo, como la de Juan Pablo Duarte y otros Trinitarios ¿por qué? Por un asunto de racismo. Luperón era negro, como Sánchez, y su memoria no se puede destacar demasiado porque lo negro y lo mulato en la historia de este país debe estar siempre en un segundo plano.

Esto no se ha discutido, suficientemente, entre nosotros y debe llegar la hora en que se haga ese debate. El pensamiento y la obra de Luperón deberían estar más vivos en la conciencia nacional. Él se lo ganó. Y el pueblo merece asumir sus héroes. En efecto, no solo Luperón merece que se le recuerde con agradecimiento, sino también Ulises Francisco Espaillat, Gaspar Polanco, Santiago Rodríguez, Benigno Filomeno de Rojas, Benito Monción, Federico de Jesús García, José Antonio Salcedo, José María Cabral, Lucas Evangelista de Peña, Máximo Grullón, Pedro Antonio Pimentel, Pedro Francisco Bonó y Ricardo Curiel, entre otros.

Nuestro Pueblo es mulato y negro en más de un 90%, aunque comenzó blanco español en 1493, cuando se fundó la Isabela,  ahora Puerto Plata, durante los años de colonización y conquista de la isla que los españoles les robaron a los aborígenes (tainos, ciguayos, macoríes…).

A principios del siglo XVI  esos españoles colonialistas, bajo el control del gobernador  Nicolás de Ovando, comenzaron a traer esclavos africanos, y ya a fines del siglo XVIII los descendientes de estos esclavos eran la mayoría de la población de la isla, y por tanto, sus representantes en términos sociales. No de gobierno, pues el stablishment y statu quo vigente era español. Pero el pueblo, no.

Pero hay que saber que todo el que no es blanco en este país es mulato (cruce de blanco y negro) o negro, y todos, según sea el  caso, tenemos el negro o el blanco, detrás de la oreja. Punto. Eso de indio lavado, indio claro, indiecito, etc. es un invento, fruto de la ignorancia histórica en la que se nos ha sumido desde niños, para que olvidásemos nuestros orígenes, como al efecto ha ocurrido. Mulatos y negros de este país perdieron su memoria histórica. Por eso no tienen cultura histórica ni saben pensar históricamente, y han perdido el sentido de la historia. Mulatos y negros de nuestro país no saben muy bien qué hacen en este mundo, porque no saben quiénes son ni quienes no son. El tema es amplio y profundo. Pero a mulatos y negros de nuestro país le han robado el alma.

Solo voy a decir que mulatos y negros de este país tienen por historia la historia dominicana de los españoles de Santo Domingo, que no es su historia. Este pueblo, entonces, tiene como suya una historia que no le pertenece, al menos hasta 1822.

El tema es profundo y estoy escribiendo un libro al respecto. Como nota al margen quiero decir que lamento que no pude seguir en España para continuar mi investigación histórica en los Archivos de India, y otros centros donde hay muchos documentos de nuestro pasado, como en Madrid. (Yo nunca fui una botella, a mí me suspendieron del cargo en 2017, nadie quiso ayudarme para que me repusieran, y todos creyeron que simplemente estaba cobrando sin trabajar. Pero esa es otra historia, que algún día contaré).

Por el momento solo digo, que este 16 de agosto celebramos la Restauración de la República, pero no queremos mencionar a sus héroes para no tener que hablar de Luperón. El racismo domina el ámbito de la historia de nuestro país.

Por otra parte, toda la culpa por anexar la República a España ha recaído sobre Santana. Pero no se ha dicho con claridad que este no actuó solo. Santana no habrá tomado esa decisión si sus asesores, civiles y militares no lo hubieran envalentonado. Por ejemplo, dos intelectuales pro hispanos, como José Gabriel García y Manuel de Jesús Galván, firmaron el acta de anexión. Ambos eran hispanófilos. Pero se les ha sacado de la lista de traidores a la Patria. Más que eso. El primero fue denominado, oficialmente, “   Padre de la Historia Dominicana”, por su libro de la Historia de Santo Domingo, y el segundo fue laureado por su novela “Enriquillo”.

Don José Gabriel García, hispanófilo al fin, de la escuela del padre Gaspar Hernández, otro hispanófilo, evade el tema de los mulatos y los negros en su historia (a los cuales no trata como dominicanos) y se centra en los hispanos-dominicanos, o los españoles de Santo Domingo, como el pueblo de la isla. Ese tema sería retomado en el siglo XX por una batería de intelectuales y poetas de nuestro país, entre los que podemos citar a Pedro Henríquez Ureña, Manuel Arturo Peña Batlle, Joaquín Balaguer, etc. intelectuales anti negros, racistas, elitistas, hispanistas.

En un ambiente de ese tipo no fue raro que en la primera mitad del siglo XX, durante la dictadura de Trujillo, se promoviera la idea de que el dominicano “es blanco, hispano y católico”, para despojar del gentilicio a mulatos y negros.

España tiene dentro de su récord histórico el fusilamiento de uno de nuestros padres de la Patria, el más cuestionado de todos, Francisco Sánchez del Rosario.

No quiero terminar mi artículo sin decir que no tengo nada contra España. Estoy hablando de historia. Viví varios años en ese país, en Madrid, como diplomático, y me encantó su gente. La pasé muy bien.Hablo de Historia. No de España.

En fin, como habrán notado, es mucho lo que se puede hablar del 16 de agosto y que repetir la historia es muy fácil. Pensarla es más difícil.

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