Por eso digo:
· El mejor helado, el helado más rico: el helado Fondeur
· El mejor arroz con pollo : el que hacen los chinos
· El mejor tamborero y redoblantero: la Petusa
· El parque más lindo del país: el parque Sánchez
· La entrada más bonita del pueblo en el país: la del arco de San Juan
· El hotel más bonito: El Maguana
· La mejor mantequilla y el mejor queso: el de los Montes de Oca
· El mejor pelotero amateur: Demetrio Pérez
· El río más cristalino: el río San Juan
· Los mejores caballos de pasos finos: los de San Juan
· El mejor teatro: el Antonieta
· Porque San Juan es mío: es lo más bonito del país.
Sanguillí: negrito salaíto, amistoso, bocón, bembudo, y dinámico. Peje del barrio la Resbalosa, pelotero formado en campo abierto. No cedía ni una pulgada cuando alguien le discutía alguna cosa en contra de su medio, de lo que lo rodeaba, de su parecer, de las cosas de su pueblo natal San Juan de la Maguana, vibraba de orgullo por su San Juan. En eso se confundía con los aborígenes y su madre naturaleza: si alguien atenta contra nuestra madre naturaleza, será considerado un infiel.
Si algún forastero se establecía en San Juan en busca de triunfo, encontraba en Sanguillí el amor a lo suyo, pues aquel era para él, un sanjuanero, que estaba utilizando el territorio y los insumos que producía San Juan, por lo tanto: el mejor de lo que era.
El apodo de la Babosa provenía del hecho de que a Sanguillí le faltaban todos los dientes frontales y parece que su sistema bucal generaba mucha saliva, de ahí que se le salían las babas.
Lo de Boca Linda fue Pedrito el vende frío-frío que empezó a llamarle así por su bemba de trocha.
Lo de Mr. Apapauauauaua, era porque Sanguillí emitía una especie de grito casi parecido al de Tarzán.
Sanguillí era un muchacho que pertenecía a los hijos de Machepa, era analfabeto, pero sin embargo, muy astuto en las actividades que desarrollaba. Su delirio por el béisbol lo llevó a lo que él tanto anhelaba: ser unas de las estrellas del equipo amateur de la selección de San Juan de la Maguana de los entre los años 1963-66. Tanto así que un momento fue entre Felito Cuevas (otro pitcher de la selección, por mucho tiempo el estelar), los dos mejores pitchers.
Parece que el béisbol lo llevaba en la sangre porque desde hacía tiempo jugaba en la selección amateur de San Juan, el hermano mayor de Sanguillí, Narciso Ramírez alias Brochén, el cual venía jugando desde los años 50s y llegó a ser, el mejor segunda base de la región. Sanguillí era joven comparado a Narciso y a Felito Cuevas, Antonio Galván, Demetrio Pérez, el catcher Vacá, El Lático, Leo Terrero alias Boca Roja, el chofer La Cátedra, Paché (hermano del ex -agente del SIM de la era de Trujillo Carlito Martínez) y demás de la selección del equipo amateur, algunos de los cuales ya venían jugando desde los años 50s.
Surgían en Sanguillí, cosas tan espectaculares para sus pareceres, que un día durante un entrenamiento de béisbol de los juveniles del Liceo Pedro Henríquez Ureña, uno de los muchachos erró en capturar la pelota, y Sanguillí desde interior del terreno, dice :
· “este dizque bachiller y se le escapa la bola, apapauauauauauaua”. –
Recuerdo que mi amigo Cheo Siloprén (hermano del famoso Pancracio o La Bestia), que jugaba la primera base y que le apodaban “Pepitón”, por su imitación al jugador de grandes ligas primera base, Pepitón, se la pasaba narrando los juegos con su estilo jocoso desde el dog out:
· “aquí estamos queridos fanáticos detrás del Hospital José María Cabral, desde el estadio Esteban Mesa, llevándoles lo mejor del béisbol amateur. Pero antes escuchemos algunos comerciales:
· saboreeee el exquisito ron Baba Añejo y deje que se le salgan las babas como Arturo La Babosa, Sanguillí alias apapauauauaua, fabricante desde la Rebalosa. Pruébelo con babas añejas”.
Pero Cheo le agregaba a sus comerciales a otro personaje que en esa época se le veía en casi todas las actividades del béisbol, ya que siendo apenas un adolescente, era ayudante pintor de su padre, y el pobre quería también divertirse. Fue tanto así, que en un día trajo a este negrito fornido muy simpático, con boca de trocha al estadio. Cheo lo había convertido en su ayudante, pues el padre de Cheo, el señor Siloprén, trabajaba para el ayuntamiento y era parte de la brigada de limpieza-ornamento de la ciudad y mantenimiento de algunos locales, como el estadio Esteban Mesa, por ejemplo, que estaba situado en lo que es hoy el Mercado de la Juan Pablo Pina y Wenceslao Ramírez.
Cuando yo ví a este negrito, le dije a mi amigo Cheo:
· Cheo pero si tu amigo se parece al negrito ayudante del marinero de las historietas (paquitos) caza tiburones, Chanoc, Merecumbé. Desde ese momento Cheo le apodó a Pedro Martínez alias Chicho, (el cual se proyectó como un levantador de pesas más luego y hasta llegó a competir en competencias internacionales), Merecumbé.
Resulta que Cheo me decia que Chicho Merecumbé, le salía un olor a grajo de los sobacos,pues era pintor y trabajaba muy duro con su padre y además en sus ratos libres iba como ayudante de Cheo al estadio, a ponerle cal al terreno y también a cortar el cesped. Entonces Cheo en sus comerciales desde el dog out decía:
· No se vayan queridos fanáticos que esto se pone bueno. En seguida unos consejos comerciales:
· Saboreeee el exquisito Ron Palo Grajo fabricado por la sobaquera de Merecumbé Compañía por Acciones detrás de los transformadores.
Lo de Ron Palo Grajo fue la ocurrencia de Cheo tratando de imitar en aquella época el famoso ron Palo Viejo, fabricado por Bermúdez, un ron que los muchachos decían los zapateros consumían mucho. Lo de los transformadores era porque Merecumbé vivía por la zona de los transformadores de electricidad, cerca del estadio.
La verdad que Cheo (que en paz descanse), era muy creativo en su jocosidad, pues tanto a Sanguillí como a Chicho-Merecumbé, les dio la vida de historieta. Por un lado el estadio de béisbol era una especie de escape, de reuniones en las graderías de parte de los muchachos del pueblo, en donde se reunían una gama de todos los rincones del pueblo.
Recuerdo que uno de los personajes que frecuentaba el estadio era un “Quipero-Pastelitero” por el año 1966, llamado José alias Ascaracatique. José vendía sus quipes y pastelitos al ritmo de merengue que hacía sonar con la cacerola, utilizando el tenedor como palo de tocar. Como por esos tiempos, el país quisqueyano se encontraba ocupado groseramente por una invasión militar injusta, tragedia que mutiló la mitad orgánica del país, a tal punto, que todavía no ha podido recuperarse de tan humillante tragedia, pues su democracia naciente, que después de treinta un años de dictadura trujillista, fue mutilada en el 1963 y mancillada la patria en el año de 1965 por las huestes imperiales de Mr. Lyndon B. Johnson y su pentagonismo. En ese mismo año los dos contendientes principales, eran Juan Bosch por el PRD y Balaguer por el partido Reformista (candidato impuesto por las botas invasoras).
El pueblo inventaba sus consignas de acuerdo a las necesidades. Fue así como José el quipero-pastelitero se ingenió una consigna que fue escuchada por primera vez en las graderías del estadio de San Juan, en unos de los juegos inter –regionales. José decía:
· “desde la montaña se ve la frente de Paché, la nariz de Merecumbé y el triunfo del PRD”.
Es decir que el pelotero Paché tenía la frente muy pronunciada y que Merecumbé tenía una gran nariz.
Reflexiones
Sin lugar a dudas, en mi vida jamás he visto una persona que ame a lo suyo como el señor Arturo Ramírez alias Sanguillí La Babosa o Boca Linda. Alguien que hablaba con el corazón, por amor a lo que le rodeaba. Aún siendo una persona analfabeta, no se doblegaba ni antes el presidente, cuando se le contradecía. Esto podría ser una lección a los apátridas de los momentos actuales, que no ven más valores que las riquezas materiales mal habidas y que se desmoralizan antes el ímpetu “globalizador” y desprecian el suelo patrio que los vio nacer.
En Sanguillí vemos a la “coherencia de clase” que tanto el profesor Juan Bosch menciona en su famoso libro “Crisis de la Democracia en América Latina en la República dominicana”.
Los muchachos que iban mucho al estadio eran tildados dizque de tígueres, sin embargo, la mayoría de ellos eran muchachos trabajadores y en ningún momento hubo un impace de delincuencia. Como ya habíamos expresado más arriba, nuestro personaje, Sanguillí era un hombre trabajador, muy serio, de mucha confianza; Cheo Siloprén, muy trabajador junto a su padre; Merecumbé muy trabajador.
Qué contraste con la delincuencia que vive hoy nuestro querido pueblo San Juan y por ende, nuestro adorada patria quisqueyana, azotados por hordas salvajes, peores que las hordas de Atilas Rey de los Hunos, de hombres con corbatas, hombres con uniformes militar, con sotanas y otras yerbas aromáticas.
Aunque el poeta Andrés L. Mateo haya dicho que ya no volverán las mariposas de la otra primavera a San Juan, lo cierto es que el rescate a lo propio o amor a lo suyo siempre estará latente, y aunque aquel fenómeno de transculturación haya hecho un impacto fulminante en la vida de los pueblos, siempre habrán fuerzas para el rescate. Ojalá que no sea demasiado tarde, porque hay esperanza. Que Dios lo quiera así, amén.
TOMADA DE IDENTIDAD SANJUANERA
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