Opinión
Juan Rodríguez, una reserva moral y política de San Juan / Cassandro Fortuna
Me alegro de que nuestra comunidad pueda tener en su seno un hombre honesto y honorable como él
Por Cassandro Fortuna
Hace unos días giré una visita de cortesía al ingeniero Juan Rodríguez, dirigente político de larga data en nuestra comunidad.
Juan fue desde muy joven un miembro importante del Partido de la Liberación Dominicana (PLD). Lo conocí cuando una vez fue a mi oficina, en Noticiario San Juan, a llevarme una nota de prensa en el 1990. Entonces era Presidente de la República el doctor Joaquín Balaguer.
A partir de ese día Juan iba con mucha frecuencia a llevarnos notas del PLD, tiempo que usábamos para intercambiar opiniones. Hace ya 31 años de eso. Para entonces no estaban en el escenario muchos de los peledeístas que luego se convirtieron en semidioses en esa entidad política. Los más combativos entonces eran Juan Ogando, Danilo Bello, William D’oleo, Juan Rodríguez, Mauro Piña, Julio César Bugué…
En ese tiempo Danilo Bello (que en paz descanse) no salía de mi oficina llevándome siempre algo del PLD (una nota, el periódico, la declaración de algún líder, etc.).
Juan era entonces un joven muy sereno, tranquilo, muy formal. Siempre Iba a la redacción del noticiario con unas camisas blancas, impecables. Siempre me fijé en ese detalle.
Pasaron los años. Juan se mantuvo firme en su partido.
Lamentablemente, al PLD llegar al poder, llegaron también los grupismos. Poco a poco se fue perdiendo la mística partidista. Los méritos comenzaron a olvidarse. Comenzaron los golpes bajos y el oportunismo. En fin, lo que más criticaba el profesor Juan Bosch de los partidos dominicanos brotó dentro del PLD. Se abrió las puertas al personalismo y todo se fue al suelo. El proyecto de liberación del pueblo dominicano se convirtió en nada. Se esfumó como por arte de magia. De pronto se tuvo la sensación de que una parte importante de los peledeístas perdieron los principios, y una buena parte de ellos lo único que pensaron fue hacerse inmensamente ricos. Algunos lo lograron.
Pero en el caso de Juan no fue así. Ocupó cargos muy importantes en el gobierno del PLD y salió con sus manos limpias. Danilo lo canceló del último cargo que ocupaba. Para entonces ya no existía PLD sino danilismo.
Quien no era danilista no le hacían caso en el partido de Juan Bosch. Ya no era un partido sino una empresa política, un negocio, de amigos y familiares.
Pasó el tiempo.
Vino la convención interna. Danilo impuso al Penco. Una locura. Leonel se fue del PLD. Con él se fueron muchos dirigentes y militantes de ese partido. Juan fue uno de ellos. Dejó atrás todos sus años de esfuerzo y sacrificios para crear el PLD y se integró a la Fuerza del Pueblo, el partido creado por Leonel.
Cuando lo visité lo vi muy tranquilo. En paz. Es un hombre que tiene mucho que aportarle a la comunidad. Y ya le llegará su momento.
No tiene cola que pisarle. Mantiene su imagen limpia de cara a la sociedad de San Juan y del país. Es una gran reserva moral y política de nuestro pueblo.
Me alegro de que nuestra comunidad pueda tener en su seno un hombre honesto y honorable como él. Le deseo desde aquí salud y larga vida.
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El autor es director de este periódico
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