A la doctora Ana María Castillo, actual gobernadora de la provincia San Juan, este momento le ha permitido emerger con un brillo político que para algunos es una revelación.
Pero detrás de esa mujer tranquila, receptiva, carismática, hay muchos años de experiencia política acumulada. Lo que pasa es que, tal y como postulan tanto el estoicismo, el budismo y los proverbios de Salomón, todo tiene su tiempo. No hay que forzar nada pues lo que está para tí está para tí aunque te pongas y aunque te quites.
Es un comentario generalizado en la provincia que la gobernación de Ana María goza de una gran aceptación. Y se dice que ella es una mujer enérgica, que enfrenta lo que tiene que enfrenar sin populismo. Coopera en todo lo que esté a su alcance con entusiasmo, y cuando tiene que decir no, también lo dice. Es una mujer con una sola cara.
Fiel a su partido (primero PRD y luego PRM), amiga de los amigos, con una gran vocación de servicio y un gran sentido del deber, es una mujer, una dama, inteligente, transparente y confiable surgida de las misma entrañas de nuestro pueblo. Es una funcionaria que le da prestigio al gobierno del presidente Luis Abinader.
Es una mujer con un gran presente político y un gran futuro.
Por lo visto ahora es que falta mambo.
