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Duque ofrece la conciliación a Colombia ante el mensaje duro de su partido

ván Duque ya es el 60 presidente de Colombia. En una ceremonia marcada por las fuertes rachas de viento y lluvia que, por momentos, hicieron temer que las banderas salieran volando, juró su cargo para los próximos cuatro años. Entregó un discurso de unión a los colombianos divididos desde finales de 2016 cuando su antecesor en el cargo, Juan Manuel Santos, firmó el acuerdo de paz con la ya exguerrilla de las FARC. “Hoy llega a la presidencia de Colombia una nueva generación”, dijo el mandatario de 42 años. “A gobernar libre de odios, de revanchas, de mezquindades”.
En la plaza Bolívar de Bogotá, ante 10 jefes de Estado y delegaciones de 17 países, Duque le propuso a Colombia, durante casi una hora, un nuevo pacto de país. El nuevo presidente, como su partido el Centro Democrático, liderado por Álvaro Uribe, se ha opuesto durante los últimos ocho años a las políticas de Santos, en especial a los temas relativos a la seguridad. “Recibimos un país convulsionado”, afirmó mencionando a los más de 300 líderes sociales asesinados en el último año y medioel aumento de los cultivos de coca en el que sigue siendo el primer país productor de cocaína del mundo y la violencia que ejercen las disidencias de las FARC, las bandas de narcotráfico y la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN).
“Debemos dejar claro en nuestra Constitución que el narcotráfico y el secuestro no son delitos conexos al delito político. Hoy mismo le cumplo a Colombia y llevaré esta iniciativa ante el Congreso”. Con estas palabras Duque ha reforzado el compromiso con sus votantes de que reformará el pacto con las FARC. Lo ha hecho en un tono más conciliador que su partido, que llegó a afirmar que haría “trizas” los acuerdos. Su propósito es cambiar la Justicia Especial para la Paz, el organismo encargado de juzgar medio siglo de guerra, para que los excombatientes no cumplan penas alternativas, sino años de prisión.
Al ELN le envió el mismo mensaje que repite desde que comenzara la carrera electoral. Solo retomará la negociación que Santos inició hace más de un año si se concentran bajo supervisión internacional y si cejan sus actividades delictivas. “Queremos avanzar pero el pueblo colombiano no tolerará que la violencia sea legitimada como medio de presión al Estado”, puntualizó.

LA POLÍTICA EXTERIOR DE DUQUE

Iván Duque recordó en su discurso de investidura sus dos principales ejes en política exterior. En primer lugar, mantener una sólida relación con Estados Unidos, principal aliada de Colombia en la lucha contra el narcotráfico. Tampoco se olvidó de Venezuela. El nuevo presidente ha apoyado a la oposición del país vecino contra Nicolás Maduro, al que no ha dudado en calificar de dictador en más de una ocasión.
Durante la campaña electoral se entrevistó con los padres de Leopoldo López y se reunió en la frontera de Colombia y Venezuela con María Corina Machada. El martes, en su toma de posesión, recordó, como ya ha hecho en anteriores ocasiones, que hará “respetar la Carta Democrática Interamericana”. Uno de sus objetivos ha dicho que será “denunciar en los foros multilaterales las dictaduras que pretenden doblegar a sus ciudadanos”.
Con su tono conciliador, ha rechazado una posible intervención bélica: “Lo haremos con palabras y argumentos”. Frente a las acusaciones directas de la última semana de Maduro haciendo responsable al expresidente Juan Manuel Santos del atentado que sufrió el pasado 4 de agosto en Caracas.

Duque, el presidente que se define como un liberal de centro cuyo emblema es la economía naranja -la del fomento de los sectores creativos-, ha dejado una vez más claro que reducirá el Estado y tratará de crecer al 4% con el apoyo de los pequeños y medianos empresarios.

El homenaje a Uribe

Momentos antes de que el nuevo mandatario apostara por la unión, y tras escuchar el himno de Colombia entonado por un grupo de mujeres afrodescendientes, Ernesto Macías, presidente del Senado y miembro, como Duque, del Centro Democrático, pronunció unas palabras diametralmente opuestas. “Recibe un país en el socavón”, empezó diciendo.
Durante casi media hora, Macías homenajeó el legado del expresidente Álvaro Uribe denigrando los ochos años de Gobierno de Santos. Un discurso de ataques y recriminaciones opuesto al que después pronunciaría Duque. Cada dato que ofreció parecía copiado de la publicidad que a primera hora de la mañana había aparecido en todos los medios colombianos: “La herencia de Santos”. Una sábana de ocho puntos financiada por el Centro Democrático que reproduce las críticas de Uribe al que el que fuera su ministro de Defensa.
Con su intervención, Macías le recordó a Colombia que la versión más dura del uribismo seguirá vigente en el Congreso, una de las cámaras que dominan, pero en la que tendrán que llegar a acuerdos con la oposición si quieren llevar adelante sus reformas.
El Gobierno que lidera Duque pretende mantener un perfil más centrista y moderado. El nuevo presidente ha configurado el primer gabinete paritario, con varios ministros de entre 35 y 45 años, de perfil tecnócrata y liderados, también, por la primera mujer que llega a la vicepresidencia del país, Marta Lucía Ramírez.
elpais.es

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