Opinión

Pedro Santana no merece estar en el Panteón Nacional/ Cassandro Fortuna

Por: Cassandro Fortuna MA

Los restos mortales del general Pedro Santana no deben estar en el Panteón Nacional. Es mi opinión individual (y se que no estoy solo; sino que la mayoría del pueblo dominicano piensa lo mismo). Pero prefiero escribir en primera persona. Otros dominicanos tienen un punto de vista diferente al mío y creen que el llamado general del Prado tiene méritos históricos suficientes para encontrarse en aquel recinto que también merece el calificativo de Altar de la Patria.

Para algunos debatir un tema como este es una pérdida de tiempo. Por lo tanto consideran que discutirlo equivale a desperdiciar energías en conversaciones bizantinas; tan inútiles como discutir si Jesucristo se reía o no o sin los ángeles tienen sexo. A simple vista parece que es verdad; sin embargo, no es así en absoluto.

Pedro Santana es una figura histórica de nuestro país. Como tal es útil saber quien fue. Qué papel jugó en nuestra historia. Por qué es importante como figura histórica, y ¿por qué no? establecer cuales fueron sus defectos y virtudes. Pero aquí es donde comienzan las dificultades. Santana, históricamente, es un personaje contrahecho, en el que se percibe un sujeto muy bizarro, lleno de contradicciones.

Pedro Santana

Ciertamente, es el general de la batalla del 19 de marzo, la primera efeméride dominicana de esa categoría, que marcó la determinación del pueblo dominicano de ser libre el yugo haitiano de una vez y para siempre. Fue también héroe de la batalla de Las Carreras. Pero es también el hombre que expulsa del país a los trinitarios y el principal responsable del destino miserable del patricio Juan Pablo Duarte. Es figura clave para que se fusilara a Francisco Sánchez del Rosario, reconocido como uno de los padre de la Patria, y a su tía, María Trinidad Sánchez, mujer valerosa que tejió con sus manos la primera bandera nacional. Igualmente ordenó fusilar al hermano de Sánchez, Andrés Sánchez. Esto para solo mencionar un par de nombres de dominicanos meritorios a los que mandó al patíbulo.Y así se puede escribir una larga lista con los desaciertos de este hombre enérgico cuya personalidad solamente puede identificarse con la de un déspota. Como diría Tagore, Santana no sabía dirigir, solo sabía empujar.

Entre los muchos errores de Santana (algunos de los cuales son justificados por sus apologistas), el mayor de todos fue anexionar la República a España. Este acto, per se, lo hunde en el zafacón de la historia. Ni sus más entusiastas defensores han podido justificarlo. De país independiente nos rebajó a  la categoría de colonia. Para los hispanos e hispanizantes esto no fue tan malo (pues en el fondo se sienten españoles), pero para los nacionalista su acción fue tan amarga como tomarse un trago de hiel.

En fin, la figura histórica de Santana está marcada por el despotismo y la arbitrariedad. Sus manos están manchadas con la sangre de algunos de nuestros patriotas más exaltados. Entonces ¿cómo justificar que sus restos mortales reposen junto a los de María Trinidad Sánchez? ¿Cómo explicar que  sus despojos estén junto con los del general restaurador José Contreras, quien fue  fusilado por combatir la anexión de nuestro país a España ? En fin, el Panteón Nacional está lleno de figuras históricas  dominicanas de cuya desgracia Santana fue personalmente responsable.

Balaguer quiso llevar sus restos mortales al Panteón Nacional. Y así lo hizo a través del decreto  1383 del 25 de octubre de 1975. En un acto solemne justificó su decisión alegando que los héroes malogrados por este, cuyos restos también se encuentran en aquel lugar, probablemente verían su llegada “sorprendidos, más no enojados”. Eso quería que se creyera el ex presidente dominicano, erigiéndose en conciencia de la historia sin que nadie le hubiera dado esa potestad.

En fin, aquí solo hemos espigado algunas consideraciones sobre el tema. Es muchísimo más lo que se puede decir. Un simple artículo no es suficiente para tratar, debidamente, un asunto tan importante como este.

En definitiva, como se ha visto, los restos de Pedro Santana no merecen el Panteón Nacional. No es cuestión de entablar una discusión bizantina. Se trata de poner cada cosa en su justo lugar. Balaguer juntó mansos y cimarrones. Esa fue una  iniciativa despreciable que debe ser enmendada cuanto antes. Por la salud emocional y espiritual de la Patria.

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