Opinión
La Queja de Isidro Sosa, Tercera y última parte/ Cassandro Fortuna
Por: Cassandro Fortuna M.A.
El empresario Rodolfo Mateo advirtió hace unos meses que la falta de unidad y el afán de protagonismo son elementos nocivos para el desarrollo de San Juan. Esto se combina con lo que he denominado “la queja de Isidro Sosa”, también empresario sanjuanero, quien lamentó, hace unos días, la poca unidad que existe en el sector empresarial de nuestra provincia.
La observación de Isidro me motivó a escribir un artículo que por su extensión dividí en tres partes. Esta es la última entrega.
San Juan no tiene clase dirigente. Tiene figuras notables, sin gran relevancia nacional. En la mayoría de los casos sin ninguna relevancia para nuestra nación. No tenemos líderes de opinión. Como provincia marchamos “a la buena de Dios”, como dice el refrán popular.
¿Cuándo tendremos esa clase dirigente? Quien sabe. El sanjuanero no sabe pensar en términos de colectividad. La mayoría de nuestros empresarios son personas sin tradición de riquezas. Gente que ha venido de abajo y no se ha formado una visión de conjunto en cuanto a la comarca donde vive. Por eso se ocupa solamente de sí mismo. De inflar su ego. De alimentar su importancia social y económica. Cuando le hablan de unidad para el progreso no entiende nada porque sabe que ha hecho su fortuna solo y ahora ya no necesita a nadie.
A ese paso nuestra sociedad no tendrá clase dirigente por todos estos años.
Como ya dijimos tenemos una clase gobernante. Esa clase, que es la enquistada en los gobiernos, va y viene. Algunos acumulan fortuna. Pero sea como fuere al final desaparecen. Cuando son desplazados del poder se escurren en la provincia (y uno no vuelve a saber jamás de ellos) o se van a vivir a la capital de la República.
Eso quiere decir que la clase gobernante no es capaz de crear un liderazgo económico sólido capaz de unificarse y relanzar la provincia niveles superiores. El tiempo pasa y va dejando personas adineradas, pero aisladas, sin visión social.
Podría ser que algún día se produzca la unidad que reclaman Rodolfo Mateo e Isidro Sosa. Así todo sería más fácil para nuestra provincia. Podríamos lograr muchas cosa buenas para todos. Una de ellas podría ser la de crear un sector representativo capaz de hacerse escuchar en las esferas de poder.
A propósito de esto último quiero compartir con ustedes una anécdota muy aleccionadora que me hizo algunos años el empresario Tony del Villar.
Tony me contó, en cierta ocasión, que cuando era gobernador fue al Palacio a solicitarle al Presidente de entonces, que era el doctor Salvador Jorge Blanco, algunas reivindicaciones para nuestra provincia.
Me dijo que cuando accedió al ante despacho del Jefe del Estado lo hizo al mismo tiempo que una comisión de Santiago de los Caballeros que también quería hablar con el Presidente. Anoten esto.
Al momento de mandar a pasar a su despacho a los comisionados el doctor Jorge Blanco hizo que entraran primero a los de Santiago. Luego le tocó a los de San Juan.
Me cuenta Tony que para él aquel fue un momento desagradable porque la comisión que lo acompañó estaba compuesta por personas anónimas del país. Algunos eran obreros y gente sin preparación académica. No eran notables para nadie. Y sin embargo, la comisión de Santiago estaba compuesta por personajes muy reconocidos, con nombres y apellidos muy sonoros, como Popy Bermúdez, Manuel Estrella, Félix García y Agripino Núñez Collado. ¿Resultado? Los santiagueros salieron felices del despacho de la presidencia porque el jefe de Estado aprobó todo lo que le solicitaron. Los sanjuaneros, sin embargo, no salieron tan felices de ese encuentro, porque casi no lograron nada de lo que le pidieron al hombre fuerte del palacio nacional.
Tony creyó, según mi conclusión, que la poca receptividad del doctor Jorge Blanco se debió al poco peso o poca representación de la comisión de San Juan. Quien lo vea puede preguntarle para que nos saque de la duda.
La falta de unidad siempre ha sido fatal para los pueblos. La queja de Isidro Sosa tiene muy buenos fundamentos.