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Crímenes que parecían perfectos; pero sus autores fueron descubiertos

SANTO DOMINGO. “La vaina va perfectamente perfecta”, aseguraban en una conversación telefónica, José Mercado Blanco (El Grande) y Argenis Contreras González (prófugo), acusados de raptar y matar al abogado Yuniol Ramírez. Al primero le conocerán medida de coerción este jueves, mientras el segundo es perseguido por la Policía.
El cuerpo del jurista que intentaron desaparecer en un arroyo de Manoguayabo, atándole dos bloques, fue hallado, así como la camioneta que utilizaron. Las conversaciones y la ruta que siguieron para abandonar el cadáver fueron rastreadas por las autoridades y exhibidas al público. Resultados que evidencian que el crimen no fue perfecto.
Tampoco lo fue el asesinato de Emely Peguero, por el que hoy guardan prisión la exsubdirectora de la Dirección de Pasaporte, Marlin Martínez, y su hijo Marlon Martínez.
En el hecho ocurrido en agosto pasado se intentó ocultar el cadáver de la adolescente con la intención de desaparecerlo. Sin embargo, fue hallado en un saco dentro de una maleta en la comunidad La Guama, municipio Cayetano Germosén, provincia Espaillat. La menor de 16 años desapareció cuando salió junto a Marlon a buscar unos resultados médicos sobre su embarazo de cinco meses.
Según el informe del Instituto Nacional de Ciencias Forenses (INACIF), de la autopsia practicada al cuerpo en descomposición de la adolescente, la causa de muerte fue una hemorragia interna del útero por aborto inducido y golpe contundente en la cabeza con hundimiento del cráneo.
En últimos 20 años autoridades mueven sus mejores cartas para descifrar crímenes que se creían “perfectos”
En la cárcel también se encuentra el sacerdote Elvin Taveras, quien hizo intentos fallidos de borrar las evidencias del asesinato del exmonaguillo Fernelis Carrión Saviñón, de 16 años, ocurrido a principios de agosto pasado.
De acuerdo a las pesquisas de los investigadores del Ministerio Público, el sacerdote cometió el asesinato alrededor de las 10:00 de la mañana y a las 11:00 de la mañana, presuntamente salió con el cadáver en su carro para deshacerse de él, dejándolo en unos matorrales en Bayaguana, provincia Monte Plata.
Según las investigaciones, en una hora el religioso le dio unos martillazos en la cabeza al monaguillo, lo degolló, le hizo un hoyo con un arma blanca en la espalda, envolvió el cadáver con los manteles que usa en la iglesia, lo entró en un tanque y posteriormente en su carro, el cual condujo.
Ya para las 2:00 de la tarde, la escena del crimen estaba limpia. Según el fiscal que investigaba el caso, el cura usó unos paños para secar la sangre y le echó agua, la cual corrió por el contén.
En marzo de 2016 el exrector de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) Mateo Aquino Febrillet, fue muerto de un disparo en el hombro izquierdo, hecho por el que hoy cumple una pena de 30 años de prisión el expresidente de la Federación Nacional de Transporte Dominicano (Fenatrado), Blas Peralta.
Interceptaciones telefónicas en donde hay conversaciones en las que Peralta admite que disparó al exrector con la pistola que tenía en mano fueron parte de las pruebas. El suceso se produjo luego de una discusión que sostuvo con Edward Montás, tras una reunión política en la que medió Febrillet.
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Montás, testigo ocular, relató que vio a Blas con la pistola en sus manos, luego de que los persiguiera por la avenida Anacaona, en el Distrito Nacional, y que una vez vio el arma, bajó la cabeza, y es entonces cuando escucha las detonaciones, y se dan cuenta de que él, Rosa Mañaná Ramírez y Mateo Aquino Febrillet están heridos.
Esa versión fue corroborada por el chofer del exrector de la UASD, Joel Soriano Ramírez, quien, además, relató que la víctima, antes de morir, le dijo que estaba muriendo e inmediatamente se desmayó.
Los crímenes que realizaba una banda de atracadores también fueron descubiertos en mayo de 2016. Según la fiscal adjunta de San Pedro de Macorís, Carmen Mohame, los detenidos que hoy guardan prisión, ubicaban a sus víctimas, cuyos vehículos abordaban cuando terminaban sus labores y, a punta de pistola, los conducían a una fosa en la zona de Juan Dolio, en San Pedro de Macorís, donde los asesinaban y robaban sus pertenencias, incluido el vehículo.
En últimos 20 años autoridades mueven sus mejores cartas para descifrar crímenes que se creían “perfectos”
Uno de los casos más sonados en la opinión pública nacional en 2005 tuvo como protagonista principal al exdiácono Meregildo Díaz Díaz, condenado a 20 años de prisión por el asesinato de la pareja de esposos Yaniris Ruiz Sánchez y Joel Alexander Díaz Sarmiento, quienes fueron raptados por tres hombres que tenían instrucción del religioso de matarlos a tiros, descuartizarlos, meterlos en un tanque de 55 galones y después incinerarlos.
Según informes de prensa, fray Meregildo al parecer tenía una larga historia de relaciones homosexuales y por un tiempo sostenía relaciones carnales con el joven Joel Alexander Díaz Sarmiento, que un buen día decidió cortarlas para “mudar” a la joven Yaniris Ruiz Sánchez. Díaz Sarmiento utilizó un dinero que le había sacado a Meregildo para adquirir los ajuares de la pieza en que viviría con su mujer.
El caso Llenas
Todos los sucesos citados hasta ahora han conmocionado a la sociedad dominicana, pero el que nunca se ha borrado de la mente de la ciudadanía es el Llenas Aybar. Ocurrió un fin de semana, hace 21 años, en el que José Rafael Llenas Aybar desapareció en Piantini y reapareció apuñalado 34 veces, en una cañada de Pedro Brand, contando apenas con 12 años.
Luego de una intensa búsqueda por parte de la comunidad y las autoridades el 4 de mayo de 1996, Llenas Aybar fue encontrado asesinado, por unos campesinos de la zona, envuelto en cinta adhesiva, con las manos y pies atados.
Dos chicos de 19 años, uno de ellos primo del niño, fueron los autores materiales del hecho. Juan Manuel Moliné Rodríguez cumplió su condena de 20 años de reclusión y Mario José Redondo Llenas aún le falta un tercio de sus treinta años.
Estos casos ocurridos desde 1996 a la fecha, fueron cometidos por diferentes personas, en años distintos y por motivos disímiles, sin embargo, todos tienen dos elementos en común: la trama descifrada de un crimen que creían perfecto y los años de cárcel que cumplen sus autores.

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