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El narcotráfico desafía a la policía de Ecuador con un coche bomba
Ecuador siempre se ha considerado a sí mismo como un lugar solo de paso para el narcotráfico. En teoría, no hay ni bandas ni producción ni ataques. Hasta anoche. Un coche bomba colocado frente al cuartel de la policía de San Lorenzo, al norte del país, explotó dejando al menos 28 heridos. No hubo muertos ni afectados de gravedad. Pero el estallido provocó cortes y lesiones a 24 civiles y cuatro policías, destrozó el 95% del edificio policial y causó daños en casi 40 viviendas contiguas. “Rechazamos categóricamente este acto terrorista que ocurre por primera vez en Ecuador”, declaró el presidente, Lenín Moreno, mientras el ministro de Interior, César Navas, se desplazaba a la frontera con Colombia con un refuerzo de efectivos.
El atentado terrorista se atribuye a “bandas de narcotraficantes que han sido golpeadas por las fuerzas de seguridad del Estado ecuatoriano”, aseguró el mandatario. El ministro de Interior y el fiscal general, Carlos Baca Mancheno, sostuvieron la misma tesis y anunciaron que habrá una investigación contundente para que los responsables sean identificados y detenidos. “No vamos a permitir que nos amedrenten”, zanjó Moreno en respuesta a lo que se considera una represalia contra la policía ecuatoriana. Entre tanto, se ha declarado el estado de excepción en San Lorenzo y Eloy Alfaro, dos cantones (localidades) de Esmeraldas que lindan con la frontera colombiana, para “fortalecer la seguridad de los ciudadanos” y ofrecerles una atención integral a través de las entidades de riesgo, salud, vivienda e inclusión social.
Tras el atentado, el edificio del Comando Policial conserva la estructura pero toda la fachada está resquebrajada y no queda nada de las ventanas. El interior lleno de escombros y polvo. Un amasijo ennegrecido de hierros da cuenta del vehículo que explotó y destrozó también los automóviles de su alrededor. Trozos de pared volaron a decenas de metros de distancia y hay casas al frente de la base policial que recuerdan a la imagen que dejó el terremoto de 2016 en la misma costa norte ecuatoriana. Los vecinos han asegurado a la prensa local que pasada la una y media de la madrugada del sábado se escuchó un fuerte estruendo y se sintió un remezón de la tierra. No era un temblor sino la explosión del coche bomba.
“No podemos ceder y no vamos a ceder como Estado. Vamos a seguir combatiendo a la delincuencia organizada. No vamos a permitir que esa delincuencia afecta la convivencia social pacífica de nuestro país. Eso tiene que quedarle claro a todos los elementos policiales”, proclamó el ministro de Interior, después de un recorrido de revisión por la zona afectada. Navas ha insistido en asegurar que “no hay presencia de cárteles del narcotráfico en el país”. Pero hace meses se dispuso “la presencia permanente de las Fuerzas Armadas del Ecuador en esa zona” para enfocarse, junto con las operaciones policiales, en la tarea de eliminar a las organizaciones del crimen organizado.
En noviembre del año pasado, se informó de un contingente adicional de 200 militares que Ecuador desplazó a la frontera de San Lorenzo con el fin de reforzar los pasos fronterizos clandestinos y disuadir la actividad de miembros de las FARC, de narcotraficantes y de contrabandistas. Ese mismo mes, un equipo de antinarcóticos de la policía ecuatoriana sufrió una emboscada en una de las carreteras que une Esmeraldas con Colombia. Los agentes fueron atacados con pistolas, fusiles y granadas, según se informó a la prensa. En la zona, ya se había encontrado meses antes un semisumergible con un cargamento de armas en su interior.