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A la memoria de Eugenio María de Hostos, Ciudadano Eminente de América (3)/ Miguel Collado

El primer vínculo de Hostos con República Dominicana es de carácter familiar y tiene su origen en su nacimiento mismo: es nieto de la dominicana María Altagracia Rodríguez y Velasco

Por Miguel Collado

VÍNCULO DE EUGENIO MARÍA DE HOSTOS CON LA REPÚBLICA DOMINICANA (1)

El primer vínculo de Hostos con República Dominicana es de carácter familiar y tiene su origen en su nacimiento mismo: es nieto de la dominicana María Altagracia Rodríguez y Velasco (10-10-1785/S. XIX), cuya familia pasó a vivir a Mayagüez a principios del siglo XIX a consecuencia de la cesión a Francia de la isla de Santo Domingo, producto del Tratado de Basilea firmado en 1795 entre dicho país y España.

Ese lazo afectivo con la segunda mayor de las Antillas se fortalecería más tarde con el nacimiento de varios de sus hijos en suelo dominicano, a los cuales nos referiremos más adelante.

Maria Altagracia Rodriguez y Velasco (Abuela paterna de Hostos )

En tres momentos históricos distintos Eugenio María de Hostos visita la que, al pasar el tiempo, habría de convertirse en su segunda patria. Sus tres estancias en la República Dominicana tienen lugar del 30 de mayo de 1875 al 5 de abril de 1876; del mes de marzo de 1879 al 18 de diciembre de 1888; y del 6 de enero de 1900 al 11 de agosto de 1903, año de su fallecimiento. Es decir, una vivencia dominicana de 14 años, tres meses y algunos días.

Su primera estancia (1875-1876)

En el mes de mayo de 1875 Hostos sale de New York, en el vapor Tybee, con destino a la República Dominicana, específicamente a la ciudad de Puerto Plata, donde arriba el día 31 de mayo, no el 30 como señala Emilio Rodríguez Demorizi. Conoce al General Gregorio Luperón y sostiene, en la casa de éste, encuentros con el prócer puertorriqueño Ramón Emeterio Betances y con el intelectual dominicano Federico Henríquez y Carvajal. En sus «Notas de viajero en Puerto Plata», en 1875, escribirá:

«Era triste el objeto de mi viaje: ignoraba que allí había yo de conquistar algunos de los mejores amigos de mi vida; solo sabía que, habiendo allí muchos hermanos míos ante Cuba-Puerto Rico, tal vez no estaría solo conmigo mismo al poner en tierra el pie, y trataba de prolongar hasta el último momento la admiración candorosa de aquella naturaleza siempre amable y la dulce evocación de la infancia siempre amada».(2)

Esos «mejores amigos de mi vida» de Hostos habrían de ser tres próceres dominicanos y la más excelsa poetisa de las letras dominicanas, quienes serían sus más fervientes y leales colaboradores: el General Gregorio Luperón, los hermanos Federico y Francisco Henríquez y Carvajal y Salomé Ureña de Henríquez. Los cuatro jugarían un rol de primer orden durante su estancia de mayor cosecha en términos pedagógicos y culturales: la de 1879 a 1888.

En Puerto Plata inicia su misión educadora con sus aportaciones intelectuales a través de varios medios fundados por él (Las Tres Antillas, Los Antillanos), reanimando la vida periodística de esa importante ciudad. En esta ciudad concibe su Plan de Escuelas Normales para la República Dominicana y la fundación, el 5 de marzo de 1876, de la sociedad-escuela llamada La Educadora es parte de ese proyecto; digamos que un experimento pedagógico quizá. El objetivo era, «en resumen: educar al pueblo» y concientizarlo sobre sus derechos ciudadanos.

El local donde fue instalada La Educadora —en cuyo acto de inauguración Hostos pronunció un discurso— era propiedad del General Luperón, quien le había brindado su apoyo

generoso al peregrino del ideal. En ese local era donde la Liga de la Paz, filial de la Liga de la Paz de Santiago de los Caballeros, realizaba sus sesiones. Cuatro días después de la apertura del centro de enseñanza, el líder de la Restauración fue elegido presidente de dicha Liga y Hostos, vocal. El Club Cubano de Puerto Plata lo había elegido, el año anterior, miembro honorario. El viajero antillano parte hacia Venezuela en 1876, tal como ya hemos señalado.

Su segunda estancia (1879-1888)

Eugenio María de Hostos retorna a la República Dominicana, acompañado de su esposa Belinda, en marzo de 1879, estableciéndose en la ciudad de Santo Domingo.En el sector de San Carlos de dicha ciudad nacerán sus cinco primeros hijos: Eugenio Carlos (1879), Luisa Amelia (1881), Bayoán Lautaro (1883), Adolfo José (1887) y Rosalinda (1884), quien fallece a los pocos meses de nacida. Esta segunda estadía de Hostos es la de mayor duración (nueve años) y la más fructífera en los ámbitos educativo y cultural, la de mayores aportaciones y ricas experiencias pedagógicas.

Desde la perspectiva intelectual —no tan sólo desde la pedagógica— estos años de permanencia de Hostos en República Dominicana son los años más productivos de los 64 que alcanzó a vivir, pues algunas de sus obras fundamentales las escribió en suelo dominicano: Lecciones de Derecho Constitucional (Santo Domingo: La Cuna de América, 1887), Moral social (Santo Domingo: García Hermanos, 1988) y Tratado de Sociología (Madrid: Bailly-Bailliere e hijos, 1904). Este último libro trae una nota preliminar «Al lector» que dice así: «Esta obra se publica tal como la recogieron de labios del Sr. Hostos sus discípulos de 1901, en sus improvisaciones orales en los ratos que podía distraer a su fatigosa labor de la Inspección General de Instrucción Pública» en Santo Domingo.

Observa Pedro Henríquez Ureña que Eugenio María de Hostos: «se dedica a formar antillanos para la confederación, la futura patria común, la que debería constituirse con los fragmentos de patria que tenemos los hijos de estos suelos». Y luego agrega:

«Con ayuda de hombres y mujeres desinteresados, encendidos —ellos también— en llama apostólica, implantó la enseñanza moderna, cuyo núcleo es la ciencia positiva, allí donde se concebía la cultura dentro de las normas clásicas y escolásticas que sobrevivían de las viejas universidades coloniales; enseñó la moral laica, forjando los espíritus en el molde austero de la virtud que en la razón se inspira. La obra fue extraordinaria: moral e intelectualmente comparable a la de Bello en Chile, a la de Sarmiento en la Argentina, a la de Giner en España. Sólo el escenario era pequeño». (3)

A continuación citamos algunas de las contribuciones de Hostos a la educación dominicana durante esta segunda estancia: (4)

1. Fundación, en febrero de 1880, de la Escuela Normal de Santo Domingo, la primera del país. él la dirige.

2. Creación, en noviembre de 1880, del Instituto Profesional. Dicta la cátedra de Derecho Público (Constitucional e Internacional).

3. Bajo su presidencia queda constituida la Asociación del Cuerpo de Profesores.

4. Fundación, en enero de 1881, de la Escuela Normal de Santiago de los Caballeros.

5. Inaugura, en enero de 1883, la cátedra de Economía Política en el Instituto Profesional.

6. Graduación, en septiembre de 1884, del primer grupo de Maestros Normalistas: Félix Evaristo Mejía, Arturo Grullón, Francisco José Peynado, Agustín Fernández, Lucas T. Gibbes y José María Alejandro Pichardo.

7. Graduación, en febrero de 1886, del segundo grupo de Maestros Normalistas: J. Arismendy Robiou, Jesús María Peña, Barón Coiscou y Rodolfo Coiscou. En su discurso Hostos dice que «la Escuela Normal es una verdadera fuente de moral y de progreso».

8. Graduación en abril de 1887, del primer grupo de Maestras Normalistas del Instituto de Señoritas dirigido por la educadora y eximia poetisa Salomé Ureña de Henríquez: Leonor M. Feltz, Luisa Ozema Pellerano, Mercedes Laura Aguiar, Ana Josefa Puello, Altagracia Henríquez Perdomo y Catalina Pou. De 1883 a 1891 dicho instituto estuvo funcionado en la esquina conformada por las calles Luperón y Duarte, que para la época ostentaban los nombres de Esperanza y Los Mártires, respectivamente. Es una casa de dos plantas que aún permanece, como testigo de la historia, en la zona colonial: abajo funcionaba el centro docente y arriba, estaba el hogar.

9. Fundación, en agosto de 1888, de la Escuela Nocturna para la Clase Obrera en Santo Domingo.

NOTAS:

(1) Texto que sirvió de base para la conferencia en torno a Eugenio María de Hostos dictada en Syracuse University a las 9:30 a. m. del jueves 9 de abril de 2015, dentro del Programa de Estudios Latinos y Latinoamericanos de ese centro académico, bajo la coordinación de la catedrática Myrna García Calderón.

(2) Eugenio María de Hostos. Páginas dominicanas. Selección: E. Rodríguez Demorizi. Santo Domingo, Rep. Dom.: Editorial Librería Dominicana, 1963. P. 31.

(3) Loc. cit.

(4) Datos extraídos de: Emilio Rodríguez Demorizi. Hostos en Santo Domingo. 2.a ed. Santo Domingo: Sociedad Dominicana de Bibliófilos, 2004. Vol. I. Pp. 38-39.

El autor es poeta, escritor y editor dominicano

 

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