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Provincias fronterizas están escasas de agua y sin obras de infraestructura

Las oportunidades de progreso y desarrollo son muy limitadas

En las provincias fronterizas de República Dominicana, la producción agrícola es una de las principales actividades económicas para las comunidades locales, proporcionando sustento y generando ingresos en áreas que enfrentan desafíos de infraestructura y acceso a recursos esenciales como el agua.

Según informes del Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo (MEPyD), en la provincia de Pedernales, las comunidades de Colonia Mencía y Aguas Negras se destacan por la producción de aguacate y café. Estos cultivos han demostrado ser viables económicamente para los pequeños agricultores debido a su menor costo de producción en comparación con otros.

No obstante, los productores aún dependen de intermediarios para la comercialización, lo que reduce sus márgenes de ganancia al no contar con garantías de venta ni la capacidad de almacenar o procesar sus productos para un mayor valor agregado. En Aguas Negras, los cultivos de aguacate, café y habichuelas se enfrentan al reto adicional de estar en una zona protegida, donde las restricciones medioambientales limitan la expansión agrícola y obligan a los agricultores a optar por alternativas que garanticen la conservación del entorno.

Otra comunidad de Pedernales, La Altagracia, también centra su economía en el cultivo de aguacate y café. De acuerdo con el MEPyD, en esta zona el aguacate se ha consolidado como un cultivo de bajo costo, mientras que la combinación de cultivos en asociación permite optimizar recursos y reducir costos.

Las Mercedes, otra localidad de esta región, se dedica principalmente al cultivo de maní, mientras que el guineo se presenta como un cultivo de alto potencial. Los agricultores de esta localidad enfrentan dificultades relacionadas con la disponibilidad de agua, ya que la fuente de agua más cercana se encuentra a unos 10 kilómetros y solo está disponible de manera intermitente durante el año.

Retos

El ingeniero agrónomo Richard Mercedes explica que uno de los principales retos de las provincias fronterizas dominicanas es la falta de tecnificación en la producción agropecuaria. Explica que, en el caso de la agricultura, es crucial implementar sistemas de riego presurizado o por goteo y automatizar los procesos para obtener mayor eficiencia y rentabilidad, lo cual reduciría la erosión del suelo y el uso de mano de obra. Para la ganadería, Mercedes enfatiza la necesidad de sistemas de producción ordenados y mejor nutrición para el ganado. En la producción lechera, sugiere que el ordeño debería ser mecanizado y cumplir con certificaciones de calidad.

Asimismo, el mal estado de los caminos interparcelarios, lo que dificulta el acceso a las fincas productoras. Mercedes subraya que este aspecto limita la capacidad de los productores para mover sus mercancías y optimizar sus operaciones. También señala la falta de infraestructura de comercialización en la región, proponiendo la creación de centros de acopio y logística en puntos estratégicos para facilitar la distribución de productos hacia las ciudades.

La escasez de agua es un desafío recurrente en las cosechas de la región, pero Mercedes sostiene que una tecnificación del riego podría marcar una gran diferencia. Asegura que la construcción de pozos, la creación de nuevos canales de distribución y la reparación de los canales antiguos para asegurar un suministro de agua más estable y eficiente, mejoraría la capacidad productiva de los agricultores en estas zonas.

Para que los productores puedan implementar estos cambios, Mercedes recuerda la importancia de contar con créditos agrícolas accesibles. Estos fondos permitirían a los agricultores invertir en maquinaria y en tecnologías adecuadas para optimizar sus operaciones, lo que podría mejorar significativamente la rentabilidad y la sostenibilidad de las actividades agropecuarias en la región.

De cara al futuro, ve un panorama optimista para las provincias fronterizas debido a la cercanía con Haití, principal socio económico de República Dominicana. Resalta que esta proximidad reduce los costos de transporte, lo que facilita las exportaciones hacia el país vecino. Además, con el desarrollo turístico de Pedernales y la llegada de cruceros, se abrirán nuevas oportunidades para abastecer a hoteles y negocios turísticos, fortaleciendo aún más la economía local.

Indiferencia

En la provincia Independencia, en la comunidad La Guamita, el cultivo principal es el café, aunque también producen guineo, ambos utilizados como fuente de subsistencia para los productores. Entre los cultivos potenciales se encuentra el café, cuyo costo de producción por tarea asciende a RD$7,385.8, además de otros productos como apio, perejil, limón y fresa.

El desarrollo del café en asociación con musáceas, como el guineo, representa una estrategia que maximiza las ganancias netas. Al tratarse de un cultivo perenne o de ciclo largo, el café no genera ingresos en sus primeros años, pero el uso de musáceas como asociación permite ingresos adicionales a partir del cuarto año de producción.

En Los Bolos y Ángel Félix, los cultivos principales son el aguacate y el café, que también sirven de fuente de subsistencia. Sin embargo, no se recomiendan cultivos potenciales en estas comunidades debido a su ubicación en una zona protegida, donde se prioriza el desarrollo de siembras forestales certificadas para el aprovechamiento de productos maderables.

La comunidad de El Maniel también basa su economía en el cultivo de café, aprovechando la producción forestal permitida en su ubicación dentro de la sierra de Neiba. La escasez de agua, sin embargo, limita el desarrollo de otros cultivos como el guineo y el plátano, aunque estos se consideran alternativas viables por su rentabilidad. La falta de registros de producción también dificulta el control de costos y reduce la capacidad de los agricultores para tomar decisiones informadas sobre el desarrollo de sus cultivos.

Sabana Real, situada en Independencia, destaca por la producción de maní, aunque también cultiva café, papa, cebolla y lechuga repollada. La comercialización de estos productos es principalmente mediante intermediarios, y la ausencia de registros de producción limita la planificación agrícola. Los agricultores enfrentan restricciones para acceder a mercados competitivos, donde los precios del café y otros productos son más rentables. De acuerdo con el Ministerio de Economía, esta dependencia limita sus ingresos y reduce su capacidad de inversión.

Zacarías Ferreras, productora de la comunidad Colonia Mixta en el municipio Mella, provincia Independencia, asegura que actualmente no están produciendo debido a la falta de agua en los terrenos. “Hace más de 20 años se rompió el canal que llamábamos ‘flumen’, y ningún Gobierno ha hecho nada por el sector Japón, donde solíamos producir alimentos”, explica Ferreras, subrayando la falta de atención a esta infraestructura esencial para la agricultura de la zona.

La situación se agrava en el sector Piedra Gorda, donde las bombas que deben abastecer de agua no han sido reparadas, dejando a los agricultores sin posibilidades de riego. “Lamentablemente, en esta zona no tenemos fuentes de trabajo; sólo algunos consiguen empleos temporales en política”, añade Ferreras. La comunidad, decepcionada, enfrenta el abandono institucional y carece incluso de un espacio donde reunirse, ya que el centro comunal se ha deteriorado sin recibir mantenimiento.

En tiempos de producción, la comunidad de Colonia Mixta generaba abundancia: batata, plátano, arroz, cebollín, yuca y maní, productos que llegaban a Jimaní, Barahona e incluso Santo Domingo. Sin embargo, Ferreras enfatiza que la falta de agua ha detenido toda actividad agrícola, afectando no solo su economía, sino también una tradición que permitió a generaciones pasadas criar a sus familias.

Poco acceso

En Elías Piña, los agricultores se dedican a una variedad de cultivos que se han adaptado a las condiciones locales. Entre ellos, destacan el café, la yuca y el plátano, que han sido fundamentales no solo para el consumo interno, sino también para la economía de muchas familias. Según el Ministerio de Economía, la producción de café, en particular, ha puesto a la provincia en el mapa de la agricultura nacional, dada la calidad del grano que se cosecha en esta zona montañosa.

Además de estos cultivos tradicionales, la provincia tiene potencial para diversificar su producción. El Ministerio de Economía sugiere que la provincia podría beneficiarse de la producción de frutas tropicales y hortalizas, que son altamente demandadas tanto en el mercado local como en el extranjero.

No obstante, la producción agrícola en Elías Piña no está exenta de desafíos. La falta de infraestructura adecuada, como caminos y sistemas de riego, limita la capacidad de los agricultores para llevar sus productos al mercado de manera eficiente. El Ministerio de Economía señala que es urgente invertir en infraestructura para facilitar el acceso a los mercados y mejorar las condiciones de trabajo para los agricultores.

En las comunidades de Pilón, Patricio y Bartolo se dedican principalmente a cultivos como aguacate, café, habichuelas y auyama. En Pilón, el aguacate y la auyama representan opciones viables de bajo costo de inversión, mientras que la falta de electricidad y agua potable limita el desarrollo de la producción en esta zona.

Bartolo tiene en la habichuela y el aguacate sus principales cultivos, con un potencial para expandirse hacia la cebolla y la chinola. Sin embargo, la disponibilidad limitada de recursos en la comunidad y la ausencia de agroindustrias afectan la rentabilidad de estos cultivos.

Los productores de esta zona dependen de intermediarios para la venta de sus productos, lo cual disminuye sus ingresos y los coloca en una posición económica vulnerable.En la comunidad de El Morro, el cultivo principal es la habichuela, seguida del maíz, auyama y guandul, los cuales son utilizados mayormente para la subsistencia de los productores. La fuente de ingresos de los residentes proviene en gran parte de la venta de productos agrícolas, y se identifican cultivos como el café, plátano, guineo, limón y aguacate como potenciales para generar mayores ingresos.

Lucinda Montero, miembro de la Federación de Mujeres Campesinas del Llano (Femullaca), describe cómo la falta de acceso al agua y los recursos financieros limitan la producción agrícola en su comunidad. Con pocas opciones de financiamiento, ya que el Banco Agrícola no facilita préstamos, las productoras enfrentan dificultades para invertir en sus cultivos. “Sería bueno que el Ministerio de Agricultura enviara una comisión para evaluar la situación”, propone Montero, destacando la necesidad de apoyo oficial para superar estos retos.

Otro desafío que indica es la comercialización, ya que, sin un mercado fijo, las agrícolas dependen de compradores que visitan la zona sin precios estables, lo que resulta en pérdidas frecuentes. Montero lamenta que, en los últimos cuatro años, la falta de agua las ha forzado a vender sus animales para cubrir gastos de producción, sacrificio que agrava su situación económica. Además, la falta de transporte impide que las mujeres campesinas lleven sus productos al mercado fronterizo, lo que reduce aún más sus oportunidades de venta y las deja en una posición vulnerable ante fluctuaciones de precios y bajos ingresos.

En Dajabón, las comunidades agrícolas muestran un panorama variado. En La Pocilga, la yuca es el cultivo principal y representa una fuente de ingresos constante y asequible, mientras que Rancho Pedro apuesta al aguacate, café y habichuela. Asimismo, Cruz de Cabrera basa su economía en el cultivo de maní con apoyo internacional, y en Vuelta Grande el melón y el ají gustoso representan cultivos clave para su rentabilidad.

En Valle Nuevo, el café es el principal cultivo, y en La Siembra, el maní y la yuca sostienen la economía local.
Los cultivos potenciales son una oportunidad para diversificar la economía local, y cada comunidad ha identificado alternativas con alto valor comercial. En La Pocilga, por ejemplo, lo son el cultivo de fresas, guanábana y tomate, mientras que en Rancho Pedro el café y otros cultivos agroforestales ofrecen una opción para mejorar los ingresos.

En Cruz de Cabrera, la macadamia y la chinola se presentan como opciones a considerar, y en Valle Nuevo, el cacao y el repollo complementan al café. A pesar de sus beneficios, estos cultivos requieren recursos y apoyo técnico, lo que en ocasiones limita su adopción en estas comunidades.

El desafío más común para los agricultores de Dajabón es la comercialización de sus productos, que depende de intermediarios y se ven afectados por la falta de agroindustrias.

En La Siembra, la falta de registros productivos dificulta la planificación, mientras que, en Vuelta Grande, los altos costos de producción de hortalizas ponen en riesgo su rentabilidad.

La falta de acceso a infraestructura y de estrategias de mercado sigue siendo una barrera, creando incertidumbre económica y limitando el desarrollo agrícola en toda la región.

Bahoruco presenta una dependencia de cultivos específicos en comunidades como Las Petacas, donde el café, guineo y toronja son esenciales para los ingresos locales. Sin embargo, la comunidad enfrenta el reto de diversificar, con opciones como el rabanito, que se destaca por su bajo costo y alta rentabilidad.

También se consideran el níspero y el apio como alternativas viables, aunque la falta de recursos limita la expansión de estos cultivos. A pesar de estas oportunidades, la ausencia de prácticas agroindustriales en la zona reduce el valor agregado de los productos, afectando el desarrollo económico.

En la comunidad El Aguacate, el cultivo de aguacates domina la economía debido a su rentabilidad y baja inversión inicial, acompañado del café, la habichuela y el guandul. Aunque el café es una fuente importante de ingresos, se recomienda cultivarlo junto con otros productos para mejorar su rendimiento.

Además, se ha notado que los precios locales de algunos productos superan los valores oficiales reportados, lo cual revela un potencial de mercado importante, aunque los agricultores siguen enfrentando altos costos de producción y limitaciones financieras que afectan la rentabilidad.

Comunidades como El Copey y Muerto Sentado destacan también por su cultivo de aguacate, café y habichuela, aunque cada una enfrenta desafíos particulares. En El Copey, el aguacate es rentable, pero está sujeto a las fluctuaciones del mercado. En Muerto Sentado, el acceso a grandes extensiones de terreno es un factor clave para el éxito del aguacate y otros cultivos, aunque no todos los productores cuentan con estas tierras. La dependencia de intermediarios en el proceso de comercialización añade incertidumbre en los ingresos, resaltando la necesidad de mejoras en la cadena de valor agrícola.

En las comunidades fronterizas de Santiago Rodríguez, el cultivo de café es clave para la subsistencia de muchos agricultores, especialmente en Los Almaceyes, donde representa una importante fuente de ingresos. Sin embargo, los desafíos son numerosos, ya que, al ser un cultivo perenne, los beneficios no se perciben de inmediato y su rentabilidad depende de extensas áreas de terreno, lo cual es un obstáculo para quienes no disponen de grandes parcelas.

La situación se agrava al tratarse de una zona protegida, donde las restricciones ambientales limitan la diversificación hacia otros cultivos.

En Los Aguacates y La Cidra, el limón persa se suma al café como uno de los principales cultivos. No obstante, su producción resulta costosa, lo que desincentiva su expansión, pese a que los ingresos locales por café y limón suelen ser superiores a los precios promedio nacionales.

La comunidad de La Cidra ha logrado establecer una pequeña procesadora de café, que aporta cierto valor agregado y permite comercializar el producto con mejores márgenes, aunque esto no garantiza una venta estable debido a la intermediación en el mercado.

En Gurabito y Mata Clara, prevalecen cultivos básicos como yuca y plátano, mientras que cultivos potenciales como pitahaya y batata ofrecen altos ingresos, pero sus costos iniciales resultan prohibitivos. La falta de infraestructura y maquinaria moderna, además de la dependencia de intermediarios, representa un desafío constante para estas comunidades agrícolas, limitando su crecimiento económico y el aprovechamiento pleno de su potencial productivo.

Por otro lado, en Montecristi, además del banano, se ha destacado históricamente en la producción de arroz, siendo una de las principales productoras en el país. Otras actividades son la producción de sal marina, la pesca y la crianza de ganado vacuno y caprino.

Desarrollo

Durante enero-julio de este año, la región sur se posicionó en el tercer lugar en gasto de capital, alcanzando el 17.8% de la ejecución. De acuerdo con el Ministerio de Economía, el proyecto de mayor inversión en el territorio corresponde a la construcción de infraestructura vial para el desarrollo turístico de Cabo Rojo por RD$782.1 millones.

El primer lugar lo ocupa la región Ozama, cuyo proyecto con mayor ejecución fue la construcción de la segunda línea del Metro de SD con operaciones que ascienden a RD$3,0919 millones.

Por Raileny Alvarado 

Tomada de www.eldinero.com

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