Opinión
Eugenio Maria de Hostos, un natural y auténtico cooperativista/ Miguel Collado
Por su trayectoria de solidaridad social y política con los pueblos de América Hostos mostró permanentemente un espíritu propio de un cooperativista cabal. Su pensamiento y su accionar como ciudadano, como hombre de bien, contienen un profundo espíritu cooperativista, tanto en el plano moral como en el educativo y en el socio-económico
Por Miguel Collado*
PREÁMBULO
Un cooperativista natural y auténtico es aquel que, más que pertenecer formalmente a una cooperativa, vive y practica de manera espontánea y coherente los principios y valores del cooperativismo en su conducta cotidiana, en su relación con los demás y en su visión del mundo. Además, actúa desde la solidaridad, la equidad y la ayuda mutua como una forma de vida, no por obligación ni conveniencia, sino por convicción moral. ¿Un ejemplo de esto que decimos? El Gran Maestro Eugenio María de Hostos.
Por su trayectoria de solidaridad social y política con los pueblos de América Hostos mostró permanentemente un espíritu propio de un cooperativista cabal. Su pensamiento y su accionar como ciudadano, como hombre de bien, contienen un profundo espíritu cooperativista, tanto en el plano moral como en el educativo y en el socio-económico.
Desde su llegada a su madre Isla en 1898 —tras una vida dedicada a la educación en Venezuela, en la República Dominicana y en Chile— (1) Hostos comprendió que la reconstrucción de su patria debía comenzar por la formación ética y la organización social de los ciudadanos. Para él, el progreso no podía fundarse únicamente en el desarrollo económico, sino en la educación integral y en la cooperación entre los hombres. En sus escritos pedagógicos y en sus discursos públicos insistía en la necesidad de crear una sociedad solidaria, donde el trabajo, la justicia y la ayuda mutua reemplazaran el egoísmo y la competencia destructiva heredados del colonialismo.
Aunque Hostos no fundó cooperativas en sentido institucional, su pensamiento influyó poderosamente en las generaciones que, a comienzos del siglo XX, estructuraron el movimiento cooperativista puertorriqueño. Su ideal de una educación que cultivara la razón, la moral y la responsabilidad social es coincidente con los principios cooperativos de la ayuda mutua, la democracia, la equidad y la educación permanente.
Hostos estaba consciente de la trascendencia del cooperativismo en el proceso de cambio de la sociedad puertorriqueña y conocía su historia: “Allá por los años de 1854, unos cuantos obreros, que son hoy bienhechores de la humanidad, desesperados de la triste existencia a que les condenaba su ciudad nativa —Rochdale, en no sé qué condado de Inglaterra— concibieron y realizaron el sistema de subsistencia cooperativa”. (2)
SUSTENTACIÓN DE NUESTRA VISIÓN
a) Hostos y la cooperación como principio moral y educativo
En su Tratado de moral Hostos desarrolla el concepto de moral como fuerza social y no meramente individual. Él expresa: “El hombre no puede realizar su destino moral aislado de los demás hombres; necesita de la sociedad para perfeccionarse.” (3) Y también afirma que: “El fin de la moral es la armonía de los intereses individuales con los intereses sociales.” (4) Estas reflexiones aforísticas constituyen la base filosófica de la noción de “cooperación moral y social”, es decir, el perfeccionamiento humano a través de la participación consciente en el bien común.
Ahora bien, ¿qué plantea Hostos en su Lecciones de Sociología que nos conduzca al punto de esta reflexión al que aspiramos llegar? Él introduce el concepto de “solidaridad activa”, aunque no siempre con esa expresión exacta, sino mediante el análisis del principio de interdependencia social: “La vida social no puede mantenerse sino por la cooperación constante de todos en las funciones comunes que la sostienen”. (5) Y esta otra reflexión aforística es muy cercana —en
espíritu y contenido— a los principios cooperativos de ayuda mutua, participación democrática y responsabilidad compartida.
b) Hostos promovía la organización social y la economía moral
Hostos promovía la asociación racional y justa de los trabajadores, educadores y ciudadanos como forma de progreso. Propuso la creación de cooperativas en Puerto Rico, defendiendo modelos de economía moral y participativa, en los cuales la educación debía preparar al ser humano para la colaboración antes que para la competencia: “La institución de Cajas de Ahorro y de sociedades cooperativas de producción y de consumo, son tan urgentes para el mejoramiento moral y económico de la población puertorriqueña”. (6) En este planteamiento Hostos refleja claramente su pensamiento cooperativista aplicado a la realidad puertorriqueña. En “Liga de Patriotas” propone instituciones económicas y educativas que desarrollen las capacidades del campesino y fortalezcan la comunidad.
En el Artículo 47 de los Estatutos de la “Liga de Patriotas Puertorriqueños”, redactados por él, queda establecido lo siguiente: “Para el cumplimiento de su destino, las Comisiones de Instituciones se esforzarán por contribuir a la formación de municipios rurales, sociedades cooperativas de consumo y producción…”. (7) Esos estatutos fueron aprobados en la asamblea celebrada en el municipio de Juana Díaz, Puerto Rico, el 23 de octubre de 1898.
c) Hostos y su praxis de vida: el cooperativismo encarnado
En Eugenio María de Hostos la cooperativismo no fue una ideología aprendida, sino una actitud existencial, una forma de vivir la justicia, la solidaridad y el progreso humano. Cada una de sus acciones —educar a maestros sin descanso, defender la causa antillana, promover la igualdad de la mujer, luchar por la independencia de los pueblos, organizar comunidades escolares basadas en la ayuda mutua— se inscribe en el mismo impulso que anima al cooperativismo: el trabajo conjunto en beneficio del bien común
El Ciudadano Eminente de América, el Peregrino del Ideal, vivió conforme a esos principios: su trabajo por la unidad antillana y latinoamericana fue una forma de cooperación continental; y su grandiosa obra educativa en Chile, Venezuela y República Dominicana se basó en la colaboración docente y comunitaria.
CONCLUSIONES REFLEXIVAS
Cabe decir que Hostos fue un precursor del cooperativismo moral y social en América Latina, aunque no del cooperativismo institucional o económico formal. Su pensamiento ofrece un sustrato ético y pedagógico sobre el cual el cooperativismo posterior pudo encontrar raíces ideológicas.
Hostos no solo predicaba la solidaridad, sino que proponía instrumentos concretos de cooperación y autogestión para transformar la vida de la gente. Fue cooperativista no por doctrina, sino por naturaleza moral y por praxis vital.
Hoy, al mirar su legado, comprendemos que Hostos no solo nos enseñó a pensar, sino a convivir cooperando. Su ejemplo nos recuerda que el verdadero progreso no se mide por conquistas individuales, sino por la capacidad de caminar juntos hacia la justicia. En ese camino, Eugenio María de Hostos sigue siendo guía y compañero: el cooperativista que hizo de la vida una escuela de fraternidad.
Así como ser hostosiano es una manera de pensar y de ser, ser cooperativista es una manera de sentir y percibir. Es que el pensamiento y el sentimiento son dos dimensiones del espíritu humano y las unifica una ética compartida: la del compromiso con los demás. ¿Acaso no es esta la esencia del cooperativismo bien entendido? Creemos que sí. Cuando afirmo que “ser hostosiano es una manera de pensar y de ser” procuro dar a entender que Hostos encarna una forma de conciencia integral, donde el pensamiento conduce a la acción moral. Y cuando digo que “ser cooperativista es una manera de sentir y percibir” intento ampliar esa conciencia hacia la esfera del corazón, porque el cooperativismo no es solo estructura económica ni teoría social, sino una sensibilidad hacia la justicia, la igualdad y la ayuda mutua. En síntesis, tienen una raíz ética común esas dos afirmaciones: el hostosianismo como razón solidaria,y el cooperativismo como emoción fraterna.
NOTAS
(1) Miguel Collado. Tributo a Hostos: textos en su memoria. 2.a edición. Presentación: Chiqui Vicioso. Santo Domingo, Rep. Dom.: Centro Dominicano de Estudios Hostosianos (CEDEH), 2016. 281 p. (Colección Biblioteca Hostosiana; vol. 1)
(2) Eugenio María de Hostos. Obras completas. La Habana, Cuba: Edit. Cultural, 1939. Tomo 7: “Temas sudamericanos”, pág. 424.
(3) ______. Obras completas. San Juan, Puerto Rico: Instituto de Cultura Puertorriqueña, 1969. Vol. VI: “Tratado de Moral”, pág. 105.
(4) Ídem, p. 98.
(5) Eugenio María de Hostos. Obras completas. San Juan, Puerto Rico: Instituto de Cultura Puertorriqueña, 1969. Vol. IX: “Lecciones de Sociología”, pág. 72.
(6) ______. “Obras completas”. La Habana, Cuba: Edit. Cultural, 1939. Tomo 5: “Madre Isla”, en “Liga de Patriotas”, pág. 12.
(7) Ídem, págs. 329-330.
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*Presidente-fundador del Centro Dominicano de Estudios Hostosianos (CEDEH), Miembro de Número (electo) de la Academia de Ciencias de la República Dominicana y ex vicepresidente-fundador de la Liga Hostosiana-Cap. Rep. Dom. Autor de varios libros sobre Eugenio María de Hostos