La tiza, erguida, se entroniza en el catafalco, para seguir acomodada en las alas del maestro, como su compañera eterna, en la planicie más reservada y en el reposo de la mudez.
El borrador se acuesta, vislumbrando aquellos espectaculares episodios instructivos en las aulas, para redimir desde la tumba su brillante desempeño de eliminar ignorancias en los viejos pizarrones.
En estas exequias, el libro abre sus páginas para rememorar las veces que el maestro lo tuvo en sus manos como recurso formativo, para motivar la imaginación, la reflexión, la interpretación y el esparcimiento de conocimientos, como una ofrenda perenne a sus congéneres.
Y el lapicero deletrea, como honras fúnebres, el rótulo que dejará constancia de que en la bóveda del cementerio de la avenida Máximo Gómez yace el cuerpo inerte de un profesor del periodismo de más de 50 años ininterrumpidos: Adriano de la Cruz Rodríguez.
Nacido el 17 de julio de 1945 y fallecido el 20 de febrero del 2024, procreó ocho hijos: Raúl Alejandro, Alejandro Alberto, León Ignacio, Alexis, Adriano, Adriano Juan, Ingrid y Celia Estefanía. A su lado se han mantenido, hasta sus días postreros, su esposa Bélgica Méndez De de la Cruz y su nuera, la periodista Yinet Mena.
1.- Formación: Desde pequeño se consagró a los estudios, primero en Artes Gráficas en el Instituto Técnico Salesiano (ITESA); luego de Filosofía, mención Historia, en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD); Educación en la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña (UNPHU), Periodismo y Comunicación Social en la Universidad Simón Bolívar, y posteriormente maestría en administración de empresas en la Universidad Complutense de Madrid, España.
2.- Política: Miembro de la Confederación Autónoma de Sindicatos Cristianos (CASC), del Partido Revolucionario Social Cristiano (PRSC) en la década de 1960, del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y la Fuerza del Pueblo. Sentía orgullo de ser amigo de infancia de Leo Corporán y del expresidente Leonel Fernández, quienes están aquí con nosotros en este ceremonial en este Club Mauricio Báez, donde sentimos la presencia divina de otros de sus fundadores, Jimmy Sierra y Nelly Manuel Doñé.
3.- Periodista: Reportero, corrector de estilo, subdirector y director de diversos medios escritos y radiotelevisivos, desde principios de la década de 1960.
4.- Empleado público: Facilitador, por más de 20 años, de la Corporación Dominicana de Electricidad (CDE) y Embajador Adscrito de la Secretaría de Relaciones Exteriores.
5.- Académico: Profesor de la Escuela de Periodismo de la Universidad Central del Este (UCE), director de la Escuela de Comunicación Social de la Universidad Interamericana (UNICA), director del Instituto Dominicano de Periodismo (IDP), instructor de oratoria y Relaciones Públicas en la Escuela Nacional de Locución Profesor Otto Rivera y director de la Escuela de Periodismo Profesor Adriano de la Cruz (EPPAC).
6.- El gremialista: Presidente del Colegio Dominicano de Periodistas (CDP), dos veces presidente de su Tribunal Disciplinario y vicepresidente del Instituto de Previsión y Protección del Periodista (IPPP); miembro fundador del movimiento periodístico Convergencia y presidente de la Asociación de Escritores y Periodistas Dominicanos (ASEPED).
En su residencia de la capital, en 1993 un grupo de periodistas constituimos el movimiento periodístico Convergencia, y durante más de 10 años en su hogar nos reuníamos, dos viernes en la noche de cada mes, hasta lograr que tanto quien os habla como Adriano alcanzaramos la presidencia del Colegio Dominicano de Periodistas (CDP).
7.- Escritor: Publicó los libros Curso de oratoria, 14 Estaciones informales (poemas), Lecciones generales de periodismo, Reportaje: teoría y práctica, y Ensayo didáctico del reportaje.
Hoy marcha hacia la patria celestial el orador motivante, el conferencista, el prologuista, el consejero por excelencia, el conciliador, el contertulio en las sonrisas más espléndidas y el tutor respetuoso, que recreó su espíritu ayudando a ejercitar el cerebro de sus alumnos para su capacidad de comprensión, su creatividad y el desarrollo de su lenguaje periodístico.
Como hombre de ciencia contemporánea, Adriano de La Cruz de Jesús Rodríguez se entregó a la enseñanza sin acumular riquezas, porque no anidó la más mínima ambición monetaria. Su placer se circunscribió a matizar sobre la redacción y los géneros periodísticos, la sinonimia y la polisemia, la semántica, la sintaxis, las herramientas conceptuales para el análisis temático y otros tópicos lingüísticos, cualidades pedagógicas que lo elevan a la categoría del Tesauro de la comunicación de principio del siglo XXI.
Hoy físicamente se separa de nosotros, en el paraninfo del deber honrosamente cumplido, el preceptor, el acompañante en las contiendas gremiales más intrincadas y desafiantes, y el amigo solidario en la extensión del cariño más sincero.
Hacia el cielo santo, marcha tranquilo, en paz, maestro Adriano de la Cruz