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Los 199 años de la ocupación de nuestro territorio por Boyer

Yo prefiero que nos llamen quisqueyanos como primer gentilicio, y que dominicano figure como segundo

Por Cassandro Fortuna

Un día como hoy, del año 1822, Jean Pierre Boyer ocupó el territorio del Este que estaba ocupado por los españoles de Santo Domingo y por los mulatos y negros, entre los que había esclavos, libres y libertos y constituían la mayoría de la población.

Alguna gente que está confundida cree que en aquel momento Boyer  ocupó la República Dominicana, lo cual  no es verdad, porque para entonces todavía no se había fundado. Tampoco había un pueblo dominicano. Este es otro asunto que nunca se ha discutido en nuestro país.

Cuando Boyer penetró a nuestro territorio aquí habían tres grupos humanos: los españoles de Santo Domingo (que entre ellos se llamaban, a veces, dominicanos), y que era un grupo muy pequeño (el 10% de la población de entonces), así como una enorme aglomeración de mulatos y negros, que era el 90% . Muchos  de ellos eran esclavos (supuestamente, un 10% ), y los otros eran libres y libertos, que hasta dos meses antes de Boyer estaban sujetos a las ordenanzas, cédulas reales y disposiciones del derecho indiano (unos 30 años atrás se había gestado  el Código Negro Carolino para gobernarlos, pero nunca se aplicó) implementado por la corona española en la isla.

Dos meses antes de que Boyer tomara  el territorio, un español renegado y resentido, llamado José Núñez de Cáceres, había dado un golpe de Estado y proclamado la independencia de España. Quiso pescar en río revuelto. Hizo una alianza con sus mejores amigos. No involucró al pueblo. Se alzó con el poder. Él y su grupito le pusieron al nuevo Estado el nombre de Estado Independiente de Haití Español . Todo sin consultar a nadie. De manera unilateral también envió una delegación  a Suramérica para que se entrevistara con el  general Bolívar e integraran el nuevo Estado a la Gran Colombia.

El tiro le salió por la culata. Esas gestiones fueron un fracaso. Hay varias versiones de por qué Bolívar no atendió su solicitud, que no vamos a tratar ahora. El caso es que tales gestiones fracasaron, como ya dijimos. Entonces el territorio quedó en una especie de vacío político.

En esa coyuntura entra Boyer. Núñez de Cáceres en lugar de enfrentarlo ¡le entrega las llaves de la ciudad! Sus amigos, con los que dio el golpe de Estado, se meten el rabo entre las piernas y desaparecen todos. Nadie pelea contra Boyer. No hay registro de ninguna guerra, ninguna batalla, ningún héroe. El país lo recibió con alegría y fiesta. La oligarquía española, única que tenía razones para enfrentarlo, se sumó a su gobierno ocupando los mejores puestos.

Para entonces Duarte tenía 9 años, Sánchez 6 y Mella 7. Los demás trinitarios eran todavía más jóvenes que ellos.

De modo que el 9 de febrero de 1822, hace hoy 199 años, la gran oligarquía dominicana, incluyendo el prelado  católico, estaban en un Te Deum, que es una misa de acción de gracias por la llegada de Boyer.

Esa es una etapa muy polémica.

Luego Boyer proclamó la abolición de la esclavitud, igualó en derecho a los mulatos y negros con los españoles de Santo Domingo o hispanos-dominicanos, como también le llamaban, terminó con el régimen de tipo feudal que todavía existía entre nosotros, comenzó a quitarle sus bienes a la iglesia católica, a eliminar los  privilegios de  la burguesía colonial, a apropiarse de la tierra de los españoles que habían emigrados, y, ciertamente, a cometer una seria de acciones desacertadas (por ejemplo, pretender que nosotros pagáramos, junto con ellos, la deuda que Haití tenía con Francia) que provocaron que se creara una actitud de animadversión hacia su gobierno.

Los muchachos crecieron y fueron ellos, con Duarte como guía, quienes comenzaron a gestionar la separación de Haití. Duarte fue muy astuto, e integró a la lucha separatista a mulatos y negros (Sánchez, Mella, Duvergé, José Contreras, los hermanos Puello…) aunque algunos de los trinitarios, que eran racistas y con mentalidad esclavista, no querían juntarse con estos porque los consideraban inferiores por asuntos raciales.

Como quiera, los españoles e hijos de españoles, con el apoyo de la mayoría abrumadora mulata y negra, derrotaron el régimen de Boyer y lograron la separación de Haití. Llamaron al nuevo Estado dominicano, con lo que yo no estoy de acuerdo, debió llamarse quisqueyano, o llevar cualquier otro nombre que ellos hubieran escogido de consenso. ¿Por qué no apruebo el nombre dominicano? Porque era el gentilicio de los españoles de Santo Domingo desde el siglo XVII, y creo un contrasentido que a mulatos y negros, que fueron sus esclavos por tres siglos, le endilgaran su gentilicio y con este, como de carambola, también su historia. A más de eso ¿Cómo va a ser que siendo los hispanos-dominicanos un 10% y los mulatos y negros un 90% lleven el gentilicio de los primeros?

Personalmente,me considero quisqueyano. Dominicano podría ser, si se quiere, un segundo gentilicio, no el primero.

En 1844 en nuestro país nació un pueblo nuevo, que era una mezcla, única en la historia de la isla, de españoles y mulatos y negros, que no podía ser el dominicano, porque este era ya un  gentilicio viejo que pertenecía a los españoles y que se corresponde con la historia del sacerdote español del siglo XII Domingo de Guzmán, fundador de la orden de los sacerdotes dominicos o dominicanos, que no tenía ni tiene nada que ver con el pueblo nuevo que se gestó con la unidad de españoles y mulatos que se inició en 1822 con una alianza política, y luego en 1844 cristalizó con el nacimiento de un nuevo Estado.

Esta discusión es muy amplia y estoy escribiendo un libro para explicar mejor mi criterio al respecto.

Mientras tanto hoy recordamos los 199 años de la ocupación de nuestro territorio por parte de Boyer, la cual rechazamos, porque fue una acción abusiva de su parte, aunque contó con el visto bueno de la mayoría de la población de entonces. Es una gran paradoja porque parece un hecho contrario a la lógica. . El que quiera saber más que vaya a la historia y después hablamos.

El autor es abogado, periodista y escritor. Tiene una maestría en Derecho Internacional Público, Derechos  Humanos y Cooperación Internacional.

Es autor de los libros: Haití el eterno conflicto, El Oficio de lavar Cerebros y el Museo de las Ruinas.

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