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Abogado de el abusador es considerado como el dios de los narcos

Joaquín Pérez sabe tanto como la DEA de los narcos y los paramilitares colombianos; durante años ha sido abogado de clientes como Salvatore Mancuso y Jorge 40. Todos acuden a él por una sola razón: él es la llave para negociar con los EE.UU. y lograr una rebaja en sus penas

Detrás de la ruta de regreso del paramilitar Salvatores Mancuso a Italia, la tierra de su familia, hay un abogado de muchos kilates: Joaquín Pérez.

Un litigante cubano americano con una larga experiencia de éxitos en arreglos con la justicia norteamericana de muchos poderosos narcos.

Es el abogado más solicitado por los grandes capos una vez aterrizan extraditados a los Estados Unidos y solo toma casos a los que les ve posibilidades de éxito, frente a una justicia donde la delación tiene un gran valor, y que Pérez se conoce de memoria.

Su experticia son los delitos de narcotráfico y ese fue el tema que rodeo la permanencia de Salvatore Mancuso en una cárcel de máxima seguridad, y no el tema de las victimas que dejó su violenta actuación paramilitar en los veinte años en los que participó como jefe paramilitar en el conflicto colombiano.

Aunque no se conoce aún el documento oficial, este 24 de agosto el juez federal Richard J. León, del tribunal en el Distrito de Columbia, habría aceptado los argumentos del abogado del exjefe paramilitar pacer cumplir el acuerdo realizado hace meses con la justicia norteamericano por  la entrega de información de nombres de narcos y rutas, que llevó a obtener la libertad de Mancuso y a su deportación a Italia. La fecha, el próximo 4 de septiembre.

Joaquín Pérez, nacido en Cuba pero de nacionalidad norteamericana lleva más de 30 años defendiendo los intereses judiciales de narcotraficantes y narcoparamilitares, entre los cuales hay muchos colombianos.  Toma sus casos cuando tienen la justicia en el cuello y sus tarifas para lograr acuerdos con la justicia para no pudrirse en las drásticas cárceles de alta seguridad en Estados Unidos, son sumas astronómicas. De por medio siempre hay una delación.
La puerta a los grandes clientes colombianos se la abrió el comandante de las AUC Carlos Castaño en los años 90.

Joaquín Pérez nació hace 68 años, en la Cuba Castrista. A los 14 escapó de la isla con sus padres, unos inmigrantes españoles, hacia Estados Unidos. La familia se radicó en Boston. Desde muy joven Joaquín empezó a trabajar en oficios varios, pero proyectándose un futuro como abogado, carrera que logró sacar con honores en el prestigioso Boston College.

Uno de sus primeros trabajos fue para la oficina de la fiscal general para el condado de Miami-Dade, Janet Reno, que llegó a ser fiscal general de Estados Unidos en el gobierno de Bill Clinton. Pérez llevaba casos menores de hurtos y de tráfico de drogas. Fue allí donde se le iluminó el bombillo para defender millonarios delincuentes que tuvieran líos con la justicia norteamericana.

No tuvo que investigar mucho para darse cuenta de que Colombia era una mina de oro para su proyecto laboral. A Comienzos de los 90 logró una cita con Carlos Castaño, el máximo narcoparamilitar de las Autodefensas Unidas de Colombia, quien fue uno de sus primeros clientes grandes, quien lo referenció con otros narcos a quien defendió ante las cortes de Estados Unidos, logrando excelentes acuerdos que le empezaron a hacer nombre en el mundo de las drogas y el paramilitarismo.

Según Pérez, Carlos Castaño estaba negociando con Estados Unidos  su sometimiento, pero llegó primero su misteriosa muerte, planeada por su propio hermano y sus hombres de confianza.

Entre sus clientes más sonados, aparte de Castaño y Mancuso, está el también exparamilitar ‘Jorge 40’, que paga una condena en Estados Unidos y que nunca ha querido colaborar con la justicia colombiana. Pérez también fue defensor de Julio Correa, apodado ‘Julio Fierro’, expareja de la modelo y empresaria Natalia París y padre de su hija. Correa estaba en Estados Unidos colaborando con la DEA, entregando información valiosa para desarticular a sus socios, pero cometió un error, en 2001 viajó a Colombia a visitar a Natalia, fue interceptado por los hombres a quienes delató y lo asesinaron.

Aun cuando Pérez no le gusta hablar del costo de sus honorarios, es bien sabido que cobra entre 500 y 3000 millones de pesos colombianos por cada proceso que lleva adelante, la diferencia depende de muchas variables como el tiempo que dure el proceso o los delitos que este lleve encima.

Joaquín Pérez, llamado por muchos como el abogado de los diablos, es un hombre multimillonario que ha hizo su fortuna con la plata de los narcos más poderosos de Colombia, México, Costa Rica, Guatemala, Honduras, Panamá y República Dominicana, quienes le prenden velas. Salvatore Mancuso está entre ellos.

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