No salen del asombro. Lo esperaban llegar de su graduación y felicitarlo por lograr sus sueños, por los que luchó desde hace cinco años cuando llegó a la urbanización El Edén, de Villa Mella, desde un campo de la provincia San Juan de la Maguana.
Albert Ramírez Alcántara, asesinado en un atraco la noche antes a su graduación de licenciado en Educación, mención matemática y física, era un joven ejemplar, dueño del cariño y admiración de sus vecinos, quienes hoy lloran su muerte.
Fue al colmado del barrio, como hacía cada día, y preguntó a José Luis Collado, el propietario, que zapatos y ropa debía comprar para la graduación, porque quería ir bien vestido.
“Me quedé esperándolo, no regresó”, dice Collado, haciendo una breve pausa para evitar llorar.
Collado, quien asegura era como un padre para Albert, porque no tenía familia en el sector, recuerda que el martes el joven de 28 años le pidió que lo esperara, que le presentaría a su madre, que llegaría de San Juan para su graduación.
“Ese día viene aquí, que venía a presentarme por primera vez a su mamá, y me dice: ‘espérame ahí, que voy a presentarte a mi mamá, que viene para mi graduación’, y me quedé esperándolo”, cuenta.
El cadáver de Albert Ramírez fue encontrado la mañana del miércoles en las afueras del distrito municipal La Victoria, de Santo Domingo Norte. Nunca llegó al acto de graduación de la Universidad del Caribe, donde recibiría su título, con altos honores académicos. Todos en El Edén conocían a Albert. Los vecinos lo describieron como un joven trabajador, que solo salía de la casa para ir al trabajo en tiendas La Sirena, y a la universidad, para convertirse en maestro, porque quería enseñar.
“Albert era una excelente persona; yo era su papá, su confianza; el por aquí no tenía familia. El venía aquí (al colmado) y se sentaba a hablar conmigo sobre su universidad, todos sus quehaceres, incluso cuando iba a cocinar decía: prepárame los sazones para yo ir a cocinar a mi casa, tú eres quien sabe cocinar”, dijo Collado, mientras los demás vecinos afirmaban moviendo sus cabezas.
Un ejemplo
Dilsia y Emilia aún no creen que Albert no llegara a conversar con ellas en la farmacia como acostumbraba y contarles cómo iban sus estudios, pues no solo se iba a graduar de Educación en Unicaribe, sino que también cursaba la carrera de ingeniería civil en la Universidad Autónoma de santo Domingo (UASD).
Dilsia y Emilia aún no creen que Albert no llegara a conversar con ellas en la farmacia como acostumbraba y contarles cómo iban sus estudios, pues no solo se iba a graduar de Educación en Unicaribe, sino que también cursaba la carrera de ingeniería civil en la Universidad Autónoma de santo Domingo (UASD).
“Era un muchacho muy bueno, de su trabajo a la universidad y a su casa, tranquilo, serio; muy humilde”, expresó Dilsia.
Aseguran que el dolor por su muerte y la manera como pasó es profundo, aún más por las expresiones de entusiasmo y alegría por graduarse, vista en su rostro .
Dicen que Albert soñaba con ser maestro, viajar y tener una familia.
Los vecinos lamentan que la delincuencia le arrebatara la vida a un joven, como pocos, trabajador, inteligente y humilde.
“Como él hay pocas personas”, lamentó Emilia, que se enteró de lo sucedido en la mañana, cuando la graduación ya había comenzado, y en la que pensaba Albert estaba presente.
LÁGRIMAS Y DOLOR DURANTE EL SEPELIO
EL MENOR EN FAMILIA
Salió de su natal Las Charcas de María Nova, en San Juan de la Maguana, a estudiar y poder concursar para optar por un puesto en el sistema educativo. Vivía solo en un tercer piso, en la calle 7, del Edén.
La noche del martes salió a acompañar a su madre a la casa de uno de sus hermanos, en La Victoria, desde donde partió alrededor de las 11:00 de la noche a tomar un carro de transporte público, siendo hallado muerto, con un impacto de bala en la cabeza y sin su teléfono celular.
Los vecinos lo describían como un individuo de grandes atributos. Se portaba bien. Algunos decían que “era increíble”. El cuerpo de Albert fue sepultado a las 2:00 de la tarde de ayer en el cementerio de su pueblo natal.
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