Opinión

La Figura de Duarte / Roberto Rosado Fernández

Por: Roberto Rosado Fernández
Educador

Hablar de Duarte es hablar de febrero y de febrero es hablar de patria, de independencia, de nación, de valor, de heroísmo, de juventud, de decoro, de dignidad y de honestidad.
En la personalidad de Duarte se expresan todos esos valores y debido a ello cuando se dice República se piensa siempre en Juan Pablo Duarte.
Su dimensión es grande, muy grande. En su labor abarcó todos los elementos históricos, humanos, literarios y, sobre todo, nacionalistas y antiimperialistas.
Se enfocó en la creación de la nacionalidad sin ambición. De su ideario se extraen estos juicios que prueban esta afirmación,” Por desesperada que sea la causa de mi Patria, siempre será la causa del honor y siempre estaré dispuesto a honrar su enseña con mi sangre.” “El amor a la Patria nos hizo contraer compromisos sagrados para con la generación venidera, necesario es cumplirlos, o renunciar a la idea de aparecer ante el tribunal de la Historia con el honor de hombres libres, fieles y perseverantes”.
No es un fracasado. Demostró su condición de hombre culto. Creó un núcleo que le sirviera de base para crear el instrumento político, La Trinitaria, para la organización del pueblo hacia la fundación de la República. Aplicó paciencia y la formación para crear las condiciones para que naciera la República.
Creó La Filantrópica y La Dramática para afianzar, desde el arte, la cultura y la colaboración la labor política que inició en su Escuela de formación Política en 1834.
Como eje de su formación utilizó básicamente textos de la guerra de España contra Francia. Insistió en que los jóvenes ingresaran al ejército como vía para el conocimiento de estrategia de guerra en razón de que a los haitianos, como cualquier nación que interviene otra por la fuerza, su salida solo se produce con el uso de la fuerza militar y para ello hay que conocer estrategia de guerra.
Su dimensión antiimperialista es muy grande. Tan grande que consideraba enemigo de la patria a todo aquel que ose entregar la nación al mejor postor, de ahí su lucha incesante contra Buenaventura Báez, Pedro Santana, Gaspar Hernández, Tomás Bobadilla y contra todos quienes le acompañaron en esa peligrosa y triste empresa de colocar a Santo
Domingo a los pies de cualquier nación extranjera. En ese proceso se destaca España, Francia, Inglaterra y, finalmente Haití.
Duarte los enfrentó a todos y los catalogó de “malos dominicanos” al colocar sus intereses personales por encima de los intereses de la nación y del pueblo dominicano.
Duarte tenía sus ideas claras y muy sólidas. Tanto es así que fue capaz de convencer a todos para que se involucraran en la causa de lograr una patria libre de toda potencia extranjera por poderosa que esta sea.
Deja en sus mensajes un compromiso de futuro” Vivir sin patria es lo mismo que vivir sin honor”.
Hizo lo que tenía que hacer en cada momento del proceso para la construcción de la nacionalidad.
1- Formó, cuando tenía que formar.
2- Peleó, cuando tenía que pelear.
3- Organizó, cuando tenía que organizar.
Honrado, digno, honesto, osado, con carácter y, sobre todo, decidido.
Ojalá podamos introducir el contenido de su ideal a cada dominicano para que la honradez, la dignidad y la honestidad le acompañen en su diario vivir.
La sociedad dominicana lo necesita y lo está exigiendo y la escuela, la familia y el ESTADO están en la obligación de promoverlo, mas hoy que tantos malos dominicanos han tomado rumbo contrario

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