Cassandro Fortuna, periodista y abogado dominicano, publicó un interesante libro titulado “Haití: el eterno conflicto”, en el que aborda, desde una perspectiva histórica, el tema de la posible fusión de la isla de Santo Domingo. En uno de sus capítulos refiere la denuncia que sobre el asunto hizo Joaquín Balaguer, cuando el 16 de agosto de 1994, en medio de la crisis postelectoral en que se cuestionaba la legitimidad de su elección, asumió la presidencia de la República.
El tema, como he dicho ya, no es nuevo, y el mismo Fortuna hace referencia a lo expresado por Pedro Francisco Bonó respecto a la federación con Haití, porque resulta que este hombre que planteó el licenciamiento del ejército para crear una Guardia Cívica, el establecimiento de un sistema educativo nacional y la apertura de caminos a lo largo y ancho del país, propugnó por un gobierno federal para enfrentar la centralización y las guerras civiles.
El convencimiento de que el país debía tener un gobierno federal, es quizás lo que le lleva a afirmar que si los haitianos hubieran propuesto la federación, en vez de haber tomado nuestro territorio por la fuerza, el viejo sueño de las potencias y Toussaint, hubiera sido posible.
Pero volviendo a Balaguer, es bueno precisar, que si bien es cierto que la “revelación” de la trama en cuestión se hizo formalmente el día en que asumió la presidencia por séptima vez, también lo es el hecho de que durante toda la campaña electoral se hablaba de “defender la patria”, e incluso se llegó a afirmar que si Peña Gómez llegara a alcanzar la presidencia de la República anexionaría el país a Haití.
En aquel discurso Balaguer dijo: “En los últimos días o en los últimos meses apareció en el escenario nacional un movimiento nacionalista. ¿A qué obedece este movimiento? Obviamente a la intromisión foránea en los asuntos domésticos de la República Dominicana. ¿Qué pasa, me pregunto yo, en la República Dominicana? Lo que está pasando nos obliga a todos los dominicanos a hondas reflexiones. Voy a mencionar algunos datos significativos sobre los cuales llamo también la atención de todos los compatriotas”.
“En el contrato que se firmó recientemente para la cancelación de la deuda pública con empresas privadas norteamericanas, se insertó la siguiente cláusula; cito: ‘Este contrato se ejecutará en los mismos términos aún en caso en que la República Dominicana concierte pactos de integración económica con otros países y en caso en que la República Dominicana se fusione con otro país del hemisferio’ ”.
El “reelecto” Presidente comentó en su discurso que aquel contrato fue aprobado en el Congreso dejando pasar la clausula mencionada de manera inadvertida y pasó a decir a seguidas, tratando de conectar ambos asuntos, que el 27 de diciembre del 1984 el gobierno británico suprimió su embajada y la misión consular en la en país, y que, “curiosamente”, lo propio hizo posteriormente Canadá, para decir entonces, que los dominicanos “para obtener una visa para Gran Bretaña o Canadá tendrían que ir a Haití u otro país extranjero”.
¿Por qué Balaguer no había denunciado esto antes? ¿Actuaba lastimado por el papel que jugaron estos países durante la crisis postelectoral que le llevó a concertar un pacto de recorte de dos años al período para el que fue “electo”?
