La perspectiva es distinta cuando el juego se ve desde las gradas… No es igual trabajar catorce horas al día en Turquía –más el jet lag conocido también como “síndrome de la descompensación horaria”–, que estar en la vorágine del torbellino político que todo lo distorsiona.
Este largo viaje que nos llevó sin descanso por España, Italia, Francia, Ankara y Estambul –antigua Constantinopla–, provocó la ausencia por dos semanas de este ambiente chiquito que transcurre en la garata política sin aportar nada útil pero absorbe hasta la última energía en esfuerzo siempre fallido por salir indemne de la diatriba y la descalificación artera e irresponsable.
Retomar el ritmo es difícil después de saborear la tranquilidad y el sosiego que aporta la irresponsabilidad de no escribir nada… Para algunos, la ausencia temporal debió ser eterna; otros echaron de menos estos pelambres porque existen pocas cosas tan malas como tener que leer lo que no nos agrada.
El problema es que nadie quiere que le cuenten…
Lo que para uno es diversión, para otros es tormento, y para la mayoría información de primera mano… Tal vez por eso los unos, los otros y los demás escribieron exigiendo el retorno… O, por lo menos, pidiendo explicación “por tan larga ausencia”, que fue de apenas 10 días hábiles incluyendo Semana Santa… ¡… Pues nada. Aquí estoy otra vez, listo para la pelea! …
Lo que he hallado
Lo único nuevo que encontré en esta barahúnda política fue el tapaboca de Mónica Moura –la mujer de Joao Santana–, a la vocinglería opositora que ha asumido el tema de Odebrecht como punta de lanza en su campaña sediciosa contra el gobierno, contra Danilo Medina y contra el PLD.
Lo único nuevo que encontré en esta barahúnda política fue el tapaboca de Mónica Moura –la mujer de Joao Santana–, a la vocinglería opositora que ha asumido el tema de Odebrecht como punta de lanza en su campaña sediciosa contra el gobierno, contra Danilo Medina y contra el PLD.
Como el tema va cayendo en bajo perfil en casi todos los países de la región donde Odebrecht pagó sobornos y contaminó el liderazgo político –y de eso no escapa la República Dominicana–, la declaración bajo juramento de la señora Moura ha constituido un duro golpe para los grupos oposicionistas y para la vocinglería de la sociedad civil que alimenta sus planes sediciosos contra el gobierno a partir del escándalo Odebrecht.
La esposa de Joao Santana fue tajante al señalar que en la República Dominicana, contrario a otros países donde Odebrecht pagó sobornos para agenciarse obras sobrevaluadas, no se financiaron las campañas electorales del 2012 ni del 2016, ambas ganadas por el presidente Medina.
Pocos días antes, la Justicia homologó el acuerdo suscrito por la Procuraduría General de la República y Odebrecht para resarcir al Estado con 184 millones de dólares y revelar los nombres de las personas sobornadas durante sus 15 años de operaciones en la República Dominicana.
Casi simultáneamente, el procurador Jean Alain solicitó a la Cámara de Cuentas auditar todas las obras construidas por la empresa brasileña para determinar si ciertamente hubo sobrevaluaciones, establecer responsabilidades y recuperar ese dinero por cualquier vía además de aplicar sanciones a los culpables.
El lomo de Odebrecht…
Claro, nada de eso basta para la sedición montada en el lomo de Odebrecht. Esos grupos fanatizados tienen planes muy bien definidos que buscan poner fin a la administración peledeista en las elecciones de 2020… Pero si pudiera ser antes, mejor.
Claro, nada de eso basta para la sedición montada en el lomo de Odebrecht. Esos grupos fanatizados tienen planes muy bien definidos que buscan poner fin a la administración peledeista en las elecciones de 2020… Pero si pudiera ser antes, mejor.
Saben que en el plano electoral no tienen la más remota posibilidad de competir con el candidato oficialista, sea Danilo, sea Leonel, sea cualquier otra alternativa que presente el PLD… Porque la oposición está desvertebrada.
Su desesperación llegó al colmo con uno de sus voceros de prensa que anunció el domingo que ni la acción judicial ni las declaraciones de Joao Santana ni de su mujer Mónica valen un comino ante el reclamo popular… ¡Tremendo guanajo!
