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Caos en el Hotel Maguana los fines de semana

El Hotel Maguana, de propiedad estatal; pero administrado por una compañía privada, y reconocido nacional e internacionalmente, como uno de los hoteles más importantes de la zona, se constituye en un establecimiento donde impera el caos los fines de semana, luego de las diez de la noche, y los huéspedes y visitantes padecen el atropello de los porteros que controlan la única puerta de acceso al histórico hotel citado.
Periodistas de EL GRANERO fueron testigos y víctimas de esta situación. 
Ocurre que en la parte frontal del  Hotel Maguana, al lado de su parqueo, opera el denominado “Snack Bar” que tiene una pequeña puerta de acceso al público. Por allí penetran, desde la calle, todos los que están interesados en compartir en aquel lugar, donde se venden bebidas nacionales e internacionales en un ambiente de mucha seguridad y cuenta con el servicio de camareros. Por esa puerta también entran los clientes y visitantes del Hotel Maguana. Pero a las diez de la noche esta puerta es cerrada y solo queda la puerta de acceso al parqueo la cual es dejada bajo la tutela de personas no aptas para tratar con muchas personas. Porteros de cara dura e intransigentes, que obedecen “órdenes superiores”
Allí, de viernes a domingo, se produce todo tipo de discusiones. Los porteros tienen múltiples inconvenientes para dejar entrar las personas a las instalaciones hoteleras y frente a la puerta referida se aglomeran decenas de personas y vehículos. El lugar está poco iluminado y los porteros “no conocen a nadie”.
¿Cuál es el inconveniente?

A partir de las diez de la noche el tráfico de personas y vehículos que pretende entrar al Hotel Maguana aumenta considerablemente.Esa situación, al parecer, ha motivado que se restrinjan las entradas al hotel tanto de personas como de vehículos.
Al parecer elementos que no están hospedados en el hotel Maguana intentan parquearse allí quitándole su espacio a los clientes. El inconveniente está en que cuando llegan los clientes los porteros no tienen ningún mecanismo para identificarlos y entonces se produce un fuerte intertcambio de palabras entre uno y otro. Los clientes reclaman su derecho a penetrar al hotel y los porteros cierran la puerta de acceso al parqueo y se alejan del lugar dejando a los clientes impotentes con sus vehículos enfrente a la entrada de esto.
Ese impasse también le crea inconvenientes y molestias a los clientes que quieren salir del hotel en sus respectivos vehículos, pues debido al frecuente “tapón” que se origina a la entrada al parqueo ellos quedan bloqueados, con lo cual quedan obligados a esperar que se resuelva el impasse de la puerta para poder salir.
El mismo show se repite con los clientes que están a pie y pretenden entrar al hotel. También se les restringe la entrada de forma arbitraria. Los porteros se muestran molestos y repiten “que tienen ordenes de dejar entrar solo a los clientes” y cuando los presentes les dicen “somos clientes”, como no tienen forma de verificarlo, simplemente dicen “no pueden entrar” y ahí queda la cosa hasta que aparece alguien de los arrendatarios del hotel y resuelve la situación.
La razón por la que se presenta el pugilato con quienes pretenden entrar caminando al hotel es que existe la presunción de que no son huéspedes del hotel, sino gente que quiere pasar a usar las instalaciones sanitarias.
De suerte y manera que quien está como huéspedes en el hotel Maguana, pretende hospedarse allí o quiere accesar al Snack Bar los fines de semana, después de las diez de la noche, debe saber que si sale de allí, al momento de volver puede esperarlo una situación muy desagradable. 
Algunos de los huéspedes molestos, visitantes de otras localidades del país, se burlaban, y con molestia decían “pero coñ..¿y qué campo es este?”, ante la cara dura de los porteros. Asimismo, una dama que intentaba entrar para pagar unas habitaciones que había reservado para unos familiares que venían de Nueva York no pudo hacerlo. Cuando logró acceso al Hotel las habitaciones ya las habían alquilado, lo que para ella fue una situación muy enojosa.
La idea es que la administración del hotel Maguana, y la compañía que lo tiene arrendado, debe reunirse y discutir una fórmula más adecuada para el caos que se origina en aquel establecimiento hotelero todos los fines de semana. Para quienes lo padecen, que son muchos de sus clientes, es una verdadera molestia, que habla muy mal del pueblo de San Juan de la Maguana.

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