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Cómo y por qué Trujillo persiguió tenazmente a los Testigos de Jehová

Miguel Guerrero aportó datos sustanciales sobre el tema al ser recibido como miembro de número en la Academia Dominicana de la Historia

“En la historia política de la República Dominicana no se registra una etapa de persecución religiosa tan tenaz como la desatada contra los Testigos de Jehová por la tiranía de Rafael Leónidas Trujillo Molina entre 1940 y finales de la década del 60, expresó Miguel Guerrero, escritor, periodista e investigador durante la ceremonia en la que fue recibido como miembro de número de la Academia Dominicana de la Historia.
Ante integrantes de la entidad e interesados en la historia, el investigador disertó acerca de la “Persecución y vigilancia de los Testigos de Jehová durante la tiranía de Trujillo y la colaboración de la Iglesia Católica en la represión de la secta”, basándose en documentaciones oficiales y otros datos obtenidos en su indagación.
Dijo que pretendía demostrar que esa persecución “constituyó una real y efectiva política de Estado, sin que existiera amenaza real contra la estabilidad política nacional y, mucho menos, contra el predominio de la religión católica sobre las demás denominaciones religiosas cuyas prácticas la Constitución de la época permitía”.
Afirmó que los primeros misioneros de los Testigos de Jehová llegaron a la capital dominicana el domingo 1 de abril de 1945, y fueron Lennart y Virginia Johnson, una pareja estadounidense graduada de Galaad.
Afirmó que en el Yearbook (Anuario) de la organización de 1946 se dice que el país era “territorio virgen” y que la pareja se vio precisada “a empezar de cero”. “No existían entonces sucursales ni Salones del Reino ni mucho menos congregaciones. Los misioneros apenas hablaban unas palabras en español y no tenían donde quedarse”, puntualizó.
Enfatizó que la persecución desatada contra los seguidores de esa secta no tenía límites.

sacerdote jesuita llamado Mariano Vásquez Sanz denunció la secta por la emisora radial La Voz Dominicana, como servidores del comunismo tildándolos de “perversos, astutos, criminales y traidores enemigos”.
Refirió que Ornes dice que luego fue emitida una carta pastoral firmada por los obispos Ricardo Pittini y Octavio Antonio Beras, exhortando a los curas “a protestar desde sus parroquias contra la terrible herejía”.
Más prohibiciones y persecuciones
Guerrero indicó que el viacrucis de los Testigos de Jehová se agravó y la persecución de sus miembros adquirió carácter de Estado a partir del 21 de junio de 1950, cuando la Secretaría de Estado de lo Interior y Policía emitió una disposición prohibiendo las reuniones de los miembros de esa congregación, poniendo al margen de la ley todas las manifestaciones y actividades relacionadas con ese ministerio.
Expresó que la “medida sostenía que la secta y sus asociados sustentaban y difundían doctrinas atentatorias a los principios y fundamentos del sistema representativo de gobierno’ e igualmente a la observancia de las leyes y reglamentos emanados de cuerpos y autoridades legítimas.
Sostuvo que además se refería al hecho de que a los prosélitos de dicha asociación les estaba vedado participar en las elecciones y que solo obedecían a las leyes si estaban en armonía con los principios de esa religión.
“La medida también se refería al hecho de que los practicantes de la secta no pueden formar parte de los cuerpos armados de la República, ni rendirle culto a la bandera”, explicó.
Argumentó que la campaña se hizo más severa en los dos años siguientes, pero que a partir de 1959, cuando afloraron las divergencias entre el régimen y la jerarquía católica, ante la insistencia de Trujillo de obtener el título de Benefactor de la Iglesia, se decidió levantar la proscripción contra la secta.
“El 12 de mayo de 1960 en virtud de la aprobación por el Congreso de la Ley No. 5347 se derogó la disposición dictada el 26 de julio de 1957, que prohibía las actividades de los testigos de Jehová y la propagación de sus doctrinas”, puntualizó.
Guerrero fue recibido con un discurso del sacerdote José Luis Sáez, miembro de número de la Academia, y por la presidenta de la entidad, Muy Kien Sang Ben, quien resaltó su destacada trayectoria como historiador.
Diariolibre.com.do
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