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El jovencito muerto, cuyo nombre era Samil Ogando Ramírez, estudiaba en el liceo Pedro Henríquez Ureña de esta ciudad y residía en la calle Orlando Martínez Nio. 19 del barrio Villa Flores.
Un hermano mayor lo encontró colgando de un cable del tendido eléctrico dentro de la vivienda en donde lo había dejado en horas de la mañana para ir a trabajar en un negocio familiar. Su madre es la señora Maritza Ramírez Ureña.
El cadáver fue levantado por el fiscal adjunto Hitler Sánchez y la médico legista Creucia Encarnación. Luego fue enviado al Instituto Nacional de Ciencias Forenses (INACIF) en la ciudad de Azua para fines de autopsia.
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