Locales
EDITORIAL: EL ANTI HAITIANISMO
Pero algunos, en su fanatismo, pierden de vista la realidad, olvidan los grandes servicios prestados al país por estos ciudadanos (especialmente Huchi yJuan Bolívar Díaz) y pretenden descalificarlos de golpe y porrazo, ignorando su limpia trayectoria profesional, de toda una vida).
tienen una posición correcta. ningún ciudadano extranjero debe ser maltratado
por residir en nuestro país, ya sea haitiano, puertorriqueño, árabe,
estadounidense o español, etc.
Es verdad que en nuestro país hay muchos haitianos. Es verdad que la migración haitiana a nuestro país debe ser regulada ya. Es verdad que la presencia masiva de haitianos origina conflictos sociales, y es verdad que la mano de obra haitiana, más barata que la de los dominicano ha trastornado el mercado laboral del país.
A ello se añada los supuestos planes de fusionar la República Dominicana y Haití, supuesto que se alimenta con el mito de la invasión pacífica de los haitianos.
En esa tesitura se han confundido muchas cosas importantes. Por ejemplo, son muchos los dominicanos que han perdido el sentido común, y se les ha extraviado el criterio de patriotismo.
¿Cuando han perdido el sentido común? Al considerar como dominicanos, sin ningún tipo de peros a los extranjeros nacidos en nuestro territorio si estos son descendientes de libaneses, sirios, palestinos, cubanos, estadounidenses, colombianos, venezolanos, españoles, suizos, alemanes, etc, etc . etc. y ponderar lo contrario si tales extranjeros son de descendencia haitiana,}. De ser así, entonces no son dominicanos, y hay que enviarlos para su país, y maltratarlos de todas las formas posibles.
Eso es lo que se llama discriminación y xenofobia contra los haitianos y los descendientes de los haitianos.
Esa xenofobia comienza a tener un tono de irracionalidad cada vez mayor. Tanto es así que algunos dominicanos estiman que contra esos haitianos se debe repetir la historia de 1937, cuando el dictador Rafael Leónidas Trujillo Molina ordenó el asesinato de miles de haitianos y haitianas de todas las edades que vivían en la zona fronteriza.
Ahora se ataca a periodistas que defienden los haitianos que viven en la República Dominicana y los acusan de traidores a la Patria. Es ahí donde se ha perdido el sentido del patriotismo. Algunos estiman que estar contra los haitianos es un acto de patriotismo y eso es un absurdo. Así pensaba el joven que mató en España a la dominicana Lucrecia Martínez por considerarla una intrusa en su país. Así piensan los alemanes neo nazis de muchos extranjeros que residen en su país. Ese mismo sentir es igual entre suecos y otros habitantes de los países del norte de Europa. En algunos países los rechazados son los judíos, los árabes o los irlandeses. Aquí, son los haitianos.
Debemos saberlo para que comprendamos que se trata de una actitud social propia de los seres humanos, pero que no por universal quiere decir que es legítima.
En fin, sabemos que será difícil, por no decir imposible, cambiar la actitud prejuiciada de millones de dominicanos contra los haitianos, pero vale la pena intentarlo porque es la más razonable, legal y compatible con el espíritu solidario de la humanidad que habita en un mundo cada vez mas globalizado.