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Muy fácil: los Warriors arrollan a los Jazz sin pisar el acelerador
Utah Jazz ya tiene nota alta en esta temporada 2016-17 tras embolsar su primera serie de playoffs ganada desde 2010. Con esa tranquilidad llegaba a la Bahía… pero también con las piernas muy justas después de jugar siete partidos contra los Clippers, el último poco más de 48 horas antes. Los Warriors, mientras, llevaban una semana descansando tras aplicar cloroformo a los Blazers. Así que era difícil imaginar un desenlace que no fuera un triunfo fácil de los Warriors. Fue fácil, muy fácil. Tan fácil que fue también aburrido, rutinario, sin carburante de playoffs: 106-94 final, 96-76 en el ecuador del último cuarto, cuando Snyder sacó bandera blanca y quitó a todos sus titulares, a los que obviamente no les sobra ni una gota de sudor tras la primera ronda.
Sería casi un milagro que los Jazz superen esta serie. De hecho, sería un pequeño milagro incluso que la alarguen demasiado. Eso no impide que sea un equipo muy bien entrenado y con trazas de estar apenas rascando lo que debería ser un futuro brillante. En este game 1 dejó píldoras de su ejecución colectiva en ataque y de su movilidad inteligente en defensa. Pero pocas, aisladas, y solo cuando su rival se lo permitió. Anotaron más de tres que unos Warriors que no pasaron del 24% (9/29 por 7/29), rebotearon más, metieron más puntos en la zona… Pero, sencillamente, no jugaron un partido perfecto ni mucho menos. Y solo con partidos perfectos podrán al menos retar al enemigo de las mil cabezas. La estadística clave, en todo caso, fue esta: 7-14 en pérdidas… y 29-6 en puntos en transición rápida y contraataque. Los Warriors están 28-0 esta temporada en partidos en los que suman al menos 25 puntos por la vía rápida. En todo caso, esto es sencillo: si hay una diferencia de más de 20 puntos en ese apartado, no importan absolutamente nada todos los demás. Si los Warriors solo pierden 7 balones, tampoco.
Durante tres cuartos, la estrategia de los Jazz fue la del niño que se hace el muerto en la piscina: los Warriors solo picaban espuelas cuando el guion lo exigía, y dejaron correr varias ocasiones de reventar antes (oficialmente, al menos) un partido que ya pareció decidido con el 9-0 del minuto 4: 56-39 antes del descanso, 70-54 en un tercer cuarto que, sin embargo, acabó 84-73, con los Jazz vivos porque Hood anotó 10 puntos casi seguidos y porque, en realidad, los Warriors no eran capaces de sentir ningún peligro. Se pellizcaban pero no les dolía. En el último cuarto, Draymond Green comandó un 10-0 en tres minutos (94-73) que ventiló lo poco que quedaba en cuestión. Green, otra vez por todas partes, terminó con 17+8+6 y otra fabulosa actuación defensiva… solo cuando hizo falta. Los Jazz, superados, no se pueden permitir un 2/9 en triples de Hayward (12 puntos con 15 tiros) ni que su máximo anotador sea Gobert… con 13 puntos. Ni sentar al mismo tiempo, no contra los Warriors, al alero y al pívot. De todas formas, el juicio tiene que ser benévolo: la cabeza estaba en la Bahía, pero las piernas seguían en el séptimo partido de L.A.
Los Warriors ni sudaron a pesar del buen esfuerzo de los Jazz para negarle el tiro de tres, de algunos minutos poco eficientes de Durant o de tramos de malos tiros de Klay Thompson. De un 0/6 en triples totalmente liberados de Iguodala. En la primera parte, Stephen Curry partió en dos los esfuerzos de la defensa rival en la línea exterior (al final, 22+7+5 con solo 11 tiros y solo un triple anotado). Pachulia aprovechó los espacios en las continuaciones hacia el aro y David West (7 asistencias) vertebró el excepcional movimiento de balón de la segunda unidad… Pequeños detalles, destellos de un equipo que cada vez que subía el ritmo de pedalada perdía de vista a un perseguidor que nunca se sintió realmente cerca. Veremos si eso cambia en algún momento de la eliminatoria.