Opinión

Crisis del Agua en República Dominicana: Soluciones para Zonas Rurales/ Edward Rodríguez

Una Verdad que Sabe a Tierra Mojada

Por Edward Rodríguez

Aquí, en nuestros campos, conocemos el valor del agua. No es una teoría en un libro; es el sabor de la lluvia en el cafetal, es el brillo del río que baña nuestra historia, es el sudor de la frente que riega la tierra. Sabemos, en lo más profundo que, el agua es vida. Pero hoy, esa vida que damos por sentada nos pide atención. No desde lejanas oficinas, sino desde el mismo corazón de nuestros hogares, nos dice que la crisis del agua ya no es una sombra en el futuro, sino una realidad que toca a nuestra puerta, afectando la salud, la economía y la paz de nuestras familias.

No es un Rumor, es la Voz de la Ciencia y la Experiencia

No hablamos de suposiciones. Un informe reciente del Foro Económico Mundial y el Imperial College de Londres, dos de las instituciones más respetadas del planeta, ha encendido las alarmas a nivel global. Sus datos son contundentes: para el 2050, 5 mil millones de personas en el mundo podrían enfrentar escasez severa de agua.

En países como el nuestro, datos del Banco Mundial muestran eventos como sequías e inundaciones recurrentes tienen un costo devastador, no solo en pesos dominicanos, sino en el retraso de nuestro desarrollo. La crisis del agua es un hecho, y reconocerlo es el primer paso para enfrentarla con la sabiduría que nos caracteriza.

El Agua que Calma la Sed, y la Ansiedad que la Seca Trae

Imaginen por un momento la escena: una madre mira a sus hijos, y en su mente repite una pregunta que ningún padre debería hacerse: «¿habrá agua limpia para tomar?». Piensen en el estrés silencioso que cargan los jefes de familia cuando la cosecha se marchita por falta de lluvia, mientras se preguntan cómo pondrán el próximo plato de comida en la mesa.

La escasez de agua, no es solamente sed. Es:

  • Ansiedad económica: Sin agua, no hay cultivos. Sin cultivos, no hay ingreso. Es un ciclo angustiante que amenaza nuestro sustento.
  • Tensión social: Cuando el recurso escasea, las disputas por él pueden encenderse, rompiendo el tejido de cooperación que por años hemos construido entre vecinos.
  • Inseguridad en el hogar: Las inundaciones, cada vez más frecuentes e intensas, más que dañar caminos y puentes, arrasan con recuerdos, con el sudor convertido en casa, con la sensación de seguridad que todo ser humano merece.
  • Problemas de salud: El agua contaminada o el saneamiento deficiente son fuentes de enfermedades que afectan primero a nuestros niños y ancianos, robándoles vitalidad y sobrecargando a nuestras familias con preocupaciones y gastos médicos.

El bienestar familiar se construye sobre cimientos de paz y certeza. El agua incierta es un terremoto para ese cimiento.

Soluciones Innovadoras: El Poder de la Organización Comunitaria

La buena noticia es que no estamos condenados a la fatalidad. El mismo informe global diagnostica el problema y además señala el camino hacia la solución. Y aquí está la clave:  Más que tecnológica, la solución es comunitaria.

Frente a la magnitud del problema, las soluciones puramente tecnológicas o centralizadas a menudo tropiezan con el «valle de la muerte» que menciona el informe WEF: falta de financiamiento, marcos de normas y reglamentos rígidos y desconexión con las realidades locales. La respuesta más prometedora surge desde adentro: la organización comunitaria.

El Legado que Elegimos Dejar

El agua es el hilo invisible que une el latido del corazón de una madre con el futuro que sueña para su hijo. Es el recurso que ha forjado nuestra adaptabilidad frente a los cambios y desafíos como comunidad. Hoy tenemos una elección clara: dejar que la crisis, continué dividiendo y debilitando a la gente, o unirnos para convertirla en nuestra mayor oportunidad de demostrar la fuerza de la gente unida.

La crisis del agua en República Dominicana no se resolverá con soluciones aisladas. Se requiere un «Ecosistema de Innovación» como propone el informe global, pero adaptado al contexto rural.

El modelo comunitario no es tan solo una solución práctica. Más bien es un recordatorio que, el agua, además de ser un recurso, es un bien común cuyo cuidado es responsabilidad de todos.

Proteger nuestra agua más que supervivencia, es un acto de amor por nuestra familia y un deber con nuestra comunidad. Es el legado de un pueblo sabio que supo cuidar la fuente de toda vida.

 

Edward Rodríguez

Líder Comunitario

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