Opinión

Gestión educativa de calidad/ Roberto Rosado Fernández

Por Roberto Rosado Fernández

La gestión educativa ha de constituirse en el eje principal del proceso educativo. Siguiendo esa premisa, quien dirija como cabeza principal dicha gestión debe ser quien resulte de un proceso  riguroso de evaluación de sus competencias curriculares y formativas así como, disciplina probada y experiencia acumulada en el  marco de su ejercicio como docente y como administrador.

El gestor es la garantía del correcto funcionamiento del centro educativo que se le ha asignado por lo tanto debe ser capaz de unir en un solo propósito a cada actor que participa de su proceso de gestión.

El  gestor es el guía  del equipo de gestión que garantiza  armonizar y dinamizar el proceso otorgándole funciones  a cada actor del proceso conforme al rol que desempeñe.

Es responsable de la disciplina  de docentes y alumnos para lograr que el proceso educativo se desarrolle  conforme a lo establece el calendario escolar, como garantía de que  los contenidos curriculares programados desde el Ministerio y, los que el contexto sugiere para adaptarlos a la realidad del centro educativo, se impartan en el tiempo previsto, evitando retrasos innecesarios.

Y es que el centro educativo  es el espacio pedagógico donde se desarrolla el proceso de aprendizaje, por consecuencia el gestor y su equipo de colaboradores es decisivo y relevante a la hora de concebir, programar, planificar, organizar, ejecutar y evaluar lo pertinente y necesario para lograr resultados de calidad.

Los miembros de la APMAE, la Unidad de base de la ADP, la representación estudiantil, los orientadores,  la coordinación y la dirección son los garantes  para evitar  todo contratiempo que impida la buena marcha del desarrollo de la docencia y el cumplimiento  con calidad de los contenidos programados, tanto generales como locales.

Cónsono con las cualidades mencionadas anteriormente, el gestor, además de su calidad, debe ser un buen administrador de los recursos, un buen planificador, cultivador de relaciones positivas con su personal docente, administrativo, estudiantil y comunitario; estar abierto al cambio y a las innovaciones de su entorno así como ejercer el liderazgo necesario para orientar a la comunidad educativa sobre la importancia y la relevancia de los procesos formativos que darán como resultado la calidad de los mismos y la calidad de los egresados.

Un buen gestor camina y se dirige hacia el éxito de su personal y de su centro, busca lograr metas, conseguir disciplina, aprovechar el tiempo y organizar y dirigir cada proceso porque su interés primordial es lograr calidad de la enseñanza en el aula para hacerla más pertinente y efectiva.

Un buen gestor conoce y desempeña su rol; participa y promueve la toma de decisiones adecuadas en política educativa, sobre todo, en lo referente al currículo, a la evaluación de los aprendizajes, al desempeño docente así como la selección de los recursos didácticos que permitan el logro de los  objetivos previstos en correspondencia con Minerd y el contexto en el cual se desenvuelve el centro.

El gestor con estas características está siempre visible, tiene presencia en las decisiones de política educativa, en lo referente al currículo, la evaluación de los aprendizajes y el desempeño de cada docente.

Asumir con empeño estas ideas servirá para mejorar el comportamiento de la gestión, más hoy, que se ha constituido en un problema en todo el sistema educativo dominicano.

Creo que, con un poco de convencimiento, es posible avanzar en este propósito.

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El autor es profesor de la UASD

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