Zumapress / Cordon Press
A pesar del dominio de. la producción contemporánea entre las obras más costosas, la obra de arte más cara de la historia es la que está sobre estas líneas, Salvator Mundi, pintada alrededor de 1500, por Leonardo da Vinci, aunque muchos ponen en duda esta autoría. Ejemplifica perfectamente todos los intereses y la a opacidad que se mueve en el mundo de las transacciones artísticas.
La obra fue rescata en muy mal estado en uno de los lotes de una subasta inmobiliaria en Louisiana en 2005. Los compradores mandaron restaurarla y anunciaron que se trataba de un Leonardo perdido, obteniendo el respaldo de algunos de los más eminentes expertos en el genio florentino.
La obra fue adquirida por Dmitry Rybolovlev, que pagó 127 millones de dólares por ella en 2013. Cuatro años más tarde –y después de acusaciones de fraude dirigidas al intermediario de Rybolovlev al que se acusa de inflar el precio de esta obra y otras que adquirió para el magnate, entre ellas Serpientes de agua II– la obra casi cuadriplicó su valor y fue comprada por un jeque saudí por 450 millones de dólares en la subasta más frenética que ha tenido lugar en la sala Christie’s de Nueva York.
Una cifra increíble para una obra de la que existen dudas muy fundadas sobre el autor y que sufrió una restauración excesivamente invasiva que, según sus detractores la ha desfigurado completamente.
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