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Tokischa se confiesa: Soy bisexual y desde niña no me ha gustado usar brasieres
Yo diría que soy bisexual, me gustan los hombres y la mujer, y me siento muy abierta con eso. Soy persona, humana, pero caribeña, obvio, sí soy.
Tokischa posa para la revista S Moda (El País). (FOTO: NICO BUSTOS / ESTILISMO: JUAN CEBRIÁN)
En entrevista con la revista S Moda del periódico español El País, la exponente del género urbano Tokischa soltó varias perlas. Entre otras cosas, se definió como una mujer libre que se identifica como bisexual. “Yo desde niña fui siempre muy libre, cuando vivía con mi papá no me gustaba usar brasieres“, señaló sin ningún tipo de miramientos. También aseguró sentirse un poco caníbal y agregó lo primero que haría si fuera presidenta de la República Dominicana. “Prohibiría el cigarrillo, no puedo ni olerlo, no lo tolero”..
“Yo desde niña fui siempre muy libre, cuando vivía con mi papá no me gustaba usar brasieres. ¿Por qué tenía yo que usar brasieres, si me molestaban? No me siento cómoda, me dan alergia, me siento amarrada y yo quiero sentirme bien. Todo el mundo me decía: ponte brasier, y yo no quería, y no me lo ponía y me castigaban por eso, salía a la calle y los hombres me gritaban cosas, pero yo pasaba de largo”. Digamos que Toki se hace un amaral cada noche desde que tiene uso de razón. Criada en un ambiente muy violento, en el seno de una familia rota, siempre de un lado al otro, con una madre ausente y un padre preso, sin residencia fija, la fantasía fue la ventana por la que escapar. Además es piscis: las piscis “vivimos en otro mundo”.
¿Qué sería lo primero que harías si fueras presidenta?
Prohibiría el cigarrillo, no puedo ni olerlo, no lo tolero. Añade: “Decretaría igualdad para todos, todas y todes. Comida gratis. Agua gratis. Y que todo el mundo tenga una parcela para ver crecer su comida y cuidar a los animales”.
“Hace poco me di cuenta de algo. La sociedad, el sistema, los moralistas, convirtieron mi música en una denuncia social. Yo no empecé a hacer música como ese rapero consciente, no. Yo contaba mis vivencias sin ánimo de polemizar. Pero el sistema, al tratar de catalogarla como música rebelde, le dio una fuerza de denuncia social. Por ejemplo, mi canción Desacato escolar; cuando salió, el sistema educativo de mi país la prohibió y me llegó una citación. Ellos causaron que el pueblo se interese más en la canción y mi música se fue convirtiendo en eso”.
En realidad, dice, no dejarse oprimir convirtió su música en política. “El sistema quiere mantenernos controlados, pero su limpieza es fachada, tapa lo que pasa en el barrio, ignora los derechos que no tiene la mujer, que no tiene la comunidad LGTB… Al ver que sale esta carajita diciendo todo esto, se va a crear un desacato. Y miles van a empezar a decir: ´Yo soy una mujer y hago lo que me da la gana”.
La revista define a la polémica exponente dominicana como una “mujer racializada ejerciendo libremente su sexualidad en un mundo muy puritano y muy racista”. Agrega que, “la reivindicación de Tokischa no es solo de género y racial, es también de clase, de barrio, la de una superviviente a la que pidieron hacer música ‘limpia’, pero se negó”.
Añade que: “Ahora produce divina suciedad. Gracias al ritmo guarro del dembow, a esas letras cochinas, desde hace un tiempo la dominicana ya no necesita tirar de sugar daddys, uno de sus antiguos trabajos. Esta es la historia de alguien que un día se desacató: “Pa mí ser perra va más allá del perreo, de lo sexual. Una mujer es bien perra cuando tiene pantalones, cuando sale a trabajar, a buscar su cuarto, cuando se faja para tener buena nota, una mujer segura de sí misma, esa es una bitch”.
Vivimos el estallido cultural de lo latino y hoy se mira a lo afro, a lo marrón, aunque en lo social esté intacta la brecha. ¿Cómo ves esta época en que estamos de moda entre comillas?
El otro día estaba leyendo sobre mis ancestros, que es algo que me interesa mucho, y me di cuenta de que no han cambiado tanto las cosas. El racismo sigue, la esclavitud sigue, quizá ya no literalmente con el látigo, pero sí hay una esclavitud a través del trabajo, de la falta de educación (nuestros ancestros no tenían derecho a ella). Es un ciclo que se repite. Sin embargo, intentamos seguir abriéndonos puertas. Hoy en día las grandes marcas tienen mucha diversidad y es algo que se ha peleado. Es una inclusión entre comillas, pero al menos ya hay otros cuerpos, otros colores, pelos y tatuajes representándonos.
Por despejar fantasmas, ¿cuál es tu relación con la comunidad queer? Algunos te acusan de no ser de la comunidad y de aprovechar para vender una imagen que les guste y que así te consuman.
Mi conexión con la comunidad viene de esa opresión, de esa rebeldía y esa libertad; existimos personas que no encajamos en la familia, en la escuela, con los amigos. La comunidad es un grupo de gente que no encaja en ningún lado por su naturaleza. Entonces nos juntamos y entre nosotros nos llenamos de amor.
¿Cómo te identificas?
Yo diría que soy bisexual, me gustan los hombres y la mujer, y me siento muy abierta con eso. Soy persona, humana, pero caribeña, obvio, sí soy. Entiendo que estamos todos ligados, todo el mundo tiene un chin de blanco, de negro, pero yo entiendo que si yo nací en una isla en el Caribe yo soy una caribeña.
¿Qué define la caribeñidad?
Es saoko, sazón, naturaleza, playa, río, montaña, taíno, comida rica, rebeldía. Sabes que en mi historia estaban los taínos y estaban los caribe, que eran lo peor, los supuestamente malos, los caníbales. Yo me siento un poco caníbal.
diariolibre.com
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