Por Frank Moya Pons
Tan temprano como en 1513 había corsarios franceses cerca de las islas Canarias esperando el regreso de las naves provenientes de la Española. En 1522 un corsario francés de nombre Jean Fleury atacó un barco que iba de santo domingo hacia Sevilla cargado de azúcar. Fleury robó todo el cargamento y lo llevo a su país con el consecuente escándalo de las autoridades españolas.
Los corsarios franceses pronto descubrieron la despoblada Isla Mona en el canal que se para la Española de Puerto Rico y la convirtieron en su centro de operaciones.
En 1538 San Germán fue quemado de nuevo por corsarios. Este poblado de unas 40 familias fue asaltado nuevamente 1541, 1543, 1554, 1569 y 1576 por corsarios franceses, quienes sabían que sus habitantes se dedicaban a la crianza de ganado y a la producción de casabe para los mercados de Nombre de Dios y Cartagena, dos centros militares en el continente.
En 1537 los franceses atacaron villa de Azua en la Española y allí quemaron varios ingenios después de robar sus azúcares. Estos mismos corsarios pasaron entonces a la vecina zona de Ocoa en dónde también había ingenios y cometieron hechos parecidos. En julio de 1540 un navío español que había zarpado de Santo Domingo cargado de azúcar y cueros fue asaltado por corsarios ingleses. En Cuba, los corsarios también asaltaban los poblados costeros habitados por poquísimas familias dedicadas a la crianza de ganado y a la agricultura de subsistencia. La Habana, que era entonces una pequeña villa, fue atacada en 1537 por un corsario francés que intentó tomar cinco naves españolas que hacían escala en ruta hacia Sevilla. Varios meses después, otros corsarios franceses penetraron en la bahía de Santiago de Cuba. Fueron rechazados a cañonazos, pero de allí se trasladaron a La Habana en donde tomaron y saquearon la población y quemaron un navío español en el puerto.
A consecuencia de estos hechos, las autoridades coloniales comenzaron la fortificación de puerto de La Habana y en 1540 concluyeron una primera fortaleza a la entrada de la bahía. Medidas similares fueron adoptadas en Santo Domingo, San Juan y San Germán.
En 1541 la corona española aprobó construir las murallas de Santo Domingo. En años posteriores las autoridades de Puerto Rico completaron la construcción de una primera fortaleza en la entrada de la bahía de San Juan, San Germán, en cambio quedó desguarnecida, y siguió siendo el punto favorito de los ataques de los corsarios en el siglo XVI.
las fortificaciones de los puertos no alejaron a los corsarios. En 1546, los corsarios saquearon la antigua aldea de Baracoa, un poblado pobre pero de cierta importancia en el oriente de Cuba. En 1547 los franceses tomaron una carabela española en la misma bahía de Santiago de Cuba.
Esta población fue atacada saqueada y ocupada nuevamente 1554 por un famoso corsario francés llamado François LeClerc, “Pata de Palo”, quien no se retiró del lugar hasta que los vecinos pagaron un rescate de más de 60.000 pesos oro, plata y joyas.
En 1555, 75 personas perdieron la vida cuando La Habana fue nuevamente atacada por Jacques de Sorés, un lugarteniente de Pata de Palo, quién la ocupó durante casi un mes. Al retirarse, Sorés quemó enteramente el poblado después de haber cobrado un pequeño rescate de apenas 2,000 pesos, lo cual da una idea de la pobreza en que había caído la población. Un mes más tarde, otro corsario francés llamado Guillermo Mermoz asaltó varias estancias y hatos alrededor de La Habana y se llevó una carabela que estaba anclada en el puerto.
Al terminar la pugna entre Francia y España en 1559, los corsarios franceses se retiraron del Caribe, pero los ingleses siguieron operando. Uno de ellos Francis Drake, asaltó la ciudad de Santo Domingo en 1586 y la saqueó enteramente quemando de paso sus archivos y muchos edificios. Los corsarios ingleses también tienen su historia.
*(Frank Moya Pons, La Otra Historia Dominicana. Santo Domingo, Librería La Trinitaria, 2008, pp.56-58)