Opinión

Opinión: Lo Positivo de la Dictadura de Trujillo

Por José Carlos
Nazario

Ayer leí un
comentario en  facebook que proponía ver
las luces de la dictadura de Trujillo.


Siempre me
pareció que en los libros de texto se expone muy claramente la totalidad de los
factores de análisis de este oscuro período. Esto en franco desequilibrio con
los abordajes a otros períodos de gobierno que a juzgar por los libros de
historia fueron solo puntos negativos. Pero la intención tras el pedido, no
pretende conocer los datos, sino abrir un debate sobre esas supuestas bonanzas.


El comentario
pretendía presentar al régimen trujillista como una realidad fruto de la
necesidad de concentrar el poder que estaba disperso en caudillos personales. A
Trujillo daba el mérito de ser el primero en la historia dominicana en hacer
esto (lo cual es falso porque fue durante el gobierno de Mon Cáceres que se
logró el poder central y la estructura estatal en nuestro país).

Aquí dejo mi
respuesta, mi posición, sobre el particular: El mito de que en la dictadura de
Trujillo el país era un paraíso es el fruto, entre otros factores, de la
ignorancia legada por este mismo proceso y su continuación sangrienta (los 12
años de Balaguer).


La supuesta
bonanza económica era hija de la coyuntura regional (crisis y guerra mundiales
hacían una buena combinación -incluso Haití logró pagar su deuda externa al
mismo tiempo que nosotros-) y los frutos de la misma iban a parar al accionista
mayoritario de TODAS las empresas dominicanas (estatales y privadas): Rafael L.
Trujillo.


La necesidad de
institucionalizar no abre espacio ni justifica las atrocidades cometidas por un
psicótico delincuente desde su juventud. Trujillo no concentró el poder para
construir una república, no desarrolló el Estado. Constituyó un monopolio
particular en el cual su voluntad era la ley.

Cabe señalar
que, a pesar de la insistente tesis de que el actual estado de cosas ofrece
razones para justificar el trujillismo, es verificable que Trujillo logra el
poder gracias a la acumulación dolosa de capitales. La martillada corrupción de
hoy, es hija de la de ayer. Ahí están los hechos. Ahí están los muertos, los
desaparecidos, los torturados, las mujeres violadas. Ahí está el supuesto orden
de una sociedad envilecida hasta el desgarro. De una sociedad acostumbrada a la
dádiva temerosa. De una sociedad instrumentalizada. ¿Acaso no era Trujillo la
nacionalización de esos caudillos montoneros que, a través del delito,
reclamaban su tajada? Trujillo no es la superación de la montonera, es su
instauración y su institucionalización. Y con ello, la instalación de la
cultura del despojo y el abuso que antes fue práctica aislada y sus serviles
intelectuales afianzaron en nuestra psiquis.


Quien propone
ver las luces de un una noche que duró 31 años no tiene madre. Porque en la
época no había una sola mujer o adolescente fuera del peligro de ser ultrajada
por el dictador. O peor, de ser servida a este por la degradación de sus padres
o cónyuges.


Quien propone
ver las luces de esa sombra alargada que fue el trujillato es un cínico. No hay
espacio para evaluaciones ‘objetivas’ cuando la vida humana y todo lo que ella
supone penden de la voluntad de una sola persona. Más si esta persona es un
delincuente (violador, asesino y ladrón).


El falso
positivo del horror trujillista lo desmiente el mismo trujillismo. Que necesitó
del control, eliminación o neutralización sistematizada de todo tipo de
ejercicio libre para permanecer 31 años en el poder.


Utilizar la
corrupción de la actualidad como punta de lanza para justificar o defender la
dictadura de Trujillo es ignorancia. ¿Acaso no es la herencia autoritaria que
perpetuó la dictadura (y a la que esta dio sentido) la que sostiene el abuso de
poder, la prevaricación y el dolo del presente? Cuando una persona propone evaluar
aspectos positivos de gobiernos dictatoriales, promueve un modelo político. Y
ese modelo político convierte la vida humana en un accesorio. Quien llama a
evaluar, sin considerar el peso de lo que representa un régimen sangriento y
abusivo, promueve el todo indignante que representa dicho período histórico.

Yo les dejo
estas ideas y la propuesta de ir a mirar de cerca las verdades históricas de
este y otros períodos tenebrosos el Museo Memorial de la Resistencia
Dominicana, en la Ciudad Colonial.


Fuente: paraquenoserepitalahistoria.blogspot.com

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