El porqué desacatan los precandidatos del PRM, resultados encuestas que les desfavorecen/ Cristian Hidalgo

Cuando una pareja se encuentra en la etapa de luna de miel de la relación, todo cuanto hace cualquiera de los «tortolitos» es acatado sin reservas por el otro, debido a que confía tanto en esa persona, que lo último en que podría pensar sería en ser perjudicada. Es por ello, que cuando le lleva cualquier documento que precise su firma, no suele perder tiempo leyéndolo, asumiendo es por su bienestar. Todo cambia, cuando se advierte malicia y que alguno posee otros intereses más allá de ese núcleo familiar.

Desde la fundación del Partido Revolucionario Moderno (PRM) en que era precandidato presidencial para las elecciones del año 2016, el licenciado Luís Rodolfo Abinader Corona, este se ha convertido en el líder y guía principal de esa organización política, en la cual, luego de perder las elecciones de ese proceso, se convirtió en presidente de la República en el año 2020, esta vez no solo con el apoyo de sus partidarios y simpatizantes, sino por todo un pueblo que había advertido en él la vía más expedita para salir del PLD, un gobierno que a pesar de su buena gestión, sus funcionarios se endiosaron y empezaron a levitar, ubicándose sobre el bien y el mal; eso el pueblo no se lo toleró.

Como precandidato presidencial, desde la génesis de su proyecto, Luís Abinader se ha auxiliado de una herramienta de trabajo que le ha permitido a todo político conocer su situación en cada etapa del proceso electoral, las encuestas. Es de todos conocido que cuando son realizadas con criterio científico, seriedad y objetividad, generan una radiografía de ese momento en que se producen. Bajo esas circunstancias, entró al entorno del PRM, el Centro Económico del Cibao (CEC), cuyo líder y presidente, señor Leonardo Aguilera es el presidente de la Refinería Dominicana de Petróleo – REFIDOMSA -, designado por el pte. Abinader en sustitución de Felucho Jiménez, mediante el decreto 329-20.

El Centro Económico del Cibao (CEC), fundado en 1988, se autodefine como «una firma que desde desde sus inicios ha realizado un conjunto de investigaciones en los ámbitos industriales, bancarios, comerciales, de medio ambiente, de mercados (productos de consumo masivo), y, fundamentalmente, de encuestas políticas; siendo su carta de presentación en el área electoral, las elecciones nacionales de 1994, luego siguieron las de 1996 (las dos rondas), las del 2000, 2004, 2008, 2012, 2016 y las congresuales y municipales del 1998, 2002, 2006 y 2010».

Con semejante trayectoria, ninguna encuesta realizada por esa firma de mercado, debería ser cuestionada en sus resultados; sin embargo, hay un refrán popular que dice: «el que paga es quien manda». El señor Aguilera, presidente de esa firma de medición, es desde el año 2020 un empleado del actual presidente de la República; un subordinado de quien considera su «líder». Para hacerle encuestas personales (como herramienta de trabajo) al primer mandatario, el Centro Económico del Cibao (CEC), podría ser considerado bueno, pero para elegir a los candidatos del partido, que terciarán en las próximas elecciones, esa es la firma en la que jamás se debió pensar desde la óptica del jefe de Estado.

Si es cierto que el presidente Luís Abinader es el principal «líder» del PRM, no menos lo es que no es el único; están además, Hipólito, Guido Gómez Mazara y Ramón Alburquerque, cuyos seguidores a nivel nacional tienen aspiraciones a senadores, diputados, alcaldes, regidores, directores de juntas distritales y vocales. En ningún proceso se puede ser juez y parte a la vez; al elegir al CEC como firma encuestadora, lo cierto es que el presidente Luís Abinader, se ha erigido como juez, secretario, alguacil, querellante, imputado y fiscal simultáneamente; aunque él haya sido electo mediante primarias (por obvias razones), sus seguidores han sido seleccionados mediante el «escrutinio» de una firma propiedad de uno de sus empleados.

Independientemente de que algunos de sus seguidores no hayan sido favorecidos por las encuestas, razones de sobra tienen todos aquellos que fueron descalificados por la firma del presidente (Centro Económico del Cibao); a quienes aclaro por este medio, que si no están conformes con los resultados, pueden interponer un Recurso de Amparo por ante el Tribunal Superior Electoral (TSE), ya que se les está conculcando el sagrado derecho a ser elegible, consagrado en nuestra Constitución. Esos resultados serían declarados nulos por el TSE, ya que fueron expuestos por una firma que solo obedece a la facción del presidente; y no por una avalada por la Junta Central Electoral, órgano rector de las elecciones populares de este país.

La Junta Central Electoral (JCE) posee en sus registros, unas 63 firmas encuestadoras independientes; lo más lógico, transparente, diáfano, democrático, creíble y sensato sería (no solo el PRM, sino todos los partidos) que le sea solicitada a la JCE la asignación de 3 firmas encuestadoras diferentes, para que realicen las mediciones. El resultado oficial sería la media de sus tres mediciones, supervisadas por la JCE. Si así lo hiciesen, las rabietas de los no favorecidos no fuesen más que el «pataleo» propio del que pierde un proceso de esta naturaleza.

Sustentar una precandidatura conlleva para el aspirante, no solo la erogación de una fortuna económica, llevando a algunos a la necesidad de hipotecar hasta el «ranchito» familiar; la tortura de someterse a extorsiones y chantajes de los mismos «compañeritos de la base», el abandono a las obligaciones familiares y laborales; cuestionamientos de los electores y un vía crucis de incertidumbres hasta que se conocen no solo los resultados internos, sino también los generales, como para ver todo desvanecido solo porque alguien desde un cuarto frío decide que es otro, que en la mayoría de los casos posee menos méritos acumulados, pero está del lado de donde se decide.

El PRM y el presidente Luís Abinader, están compelidos a anular y dejar sin efecto los resultados arrojados por esas encuestas, ya que por todo el país se escucha el grito de que las mismas fueron manipuladas para favorecer a ciertos candidatos; si no lo hacen y van a las elecciones bajo ese esquema, correrán el riesgo de ir tanto a febrero como en mayo, con un partido dividido, con cientos de recursos de Amparo abiertos por ante el Tribunal Superior Electoral (TSE); y más de la mitad de su dirigencia cruzada de brazos. Aún están a tiempo de no repetir en su partido, lo ocurrido en el pasado reciente a los de la acera del frente.

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