El Mundo

Entierran en “secreto” al poeta Ernesto Cardenal en su utópica Solentiname

Los amigos y familiares adelantan el entierro tras los disturbios provocados por seguidores de Daniel Ortega en el funeral

El monumento de piedra está arreglado con flores de avispa, una coqueta flor tropical común en el archipiélago de Solentiname, adonde la mañana de este viernes fueron enterradas de forma anticipada las reliquias del poeta Ernesto Cardenal, figura clave de la Teología de la Liberación. El entierro estaba programado para este sábado, pero fue adelantado para “evitar otro agravio” por parte del Gobierno de Daniel Ortega y la vicepresidenta Rosario Murillo, cuyos simpatizantes invadieron el martes la misa del funeral que se celebró en la Catedral Metropolitana de Managua.

“Fue un acto muy personal. Participaron unas diez personas. Lo hicimos en secreto; lo quisimos hacer en secreto para evitar agravios”, dijo Bosco Centeno, “hijo espiritual” del sacerdote trapense. Centeno fue uno de los jóvenes a quien Cardenal apadrinó: les dio casa, techo, educación, religión y poesía. Uno de los últimos deseos del poeta fue ser sepultado en Solentiname, el archipiélago donde en 1965 fundó una comunidad contemplativa [religiosa] de pescadores y campesinos. Cardenal fundió en la isla los evangelios y el arte: enseñó poesía y promovió una escuela de pintura primitivista que alcanzó renombre mundial.

De acuerdo a Centeno, las reliquias de Cardenal fueron sepultadas en el monumento donde yacen sus otros “hijos espirituales”, jóvenes rebeldes que crecieron bajo su protección y se enfrentaron a la dictadura de Somoza. “Decidimos enterrarlo aquí en el monumento, en la piedra donde están enterrados los héroes y mártires de Solentiname”, relató. “Decidimos hacerlo sencillo y privado, abrirle su nicho… Queríamos evitar una profanación. En este país estamos desprotegidos”.

Centeno viajó desde Managua con las reliquias de Cardenal. Para llegar a Solentiname deben recorrerse más de cuatro horas en vehículo. En la ciudad de San Carlos, ubicada al sur de Nicaragua, y bañada el río San Juan y el lago Cocibolca, se toma un barco de madera crujiente. Se necesitan otras dos horas más para llegar al archipiélago, surcando el oleaje del lago que los españoles en la Conquista llamaron “la mar dulce”.

Solentiname honra a su “padre”

Tras el entierro, los pobladores de Solentiname se congregaron en la isla de Mancarrón para rendir homenajes al hombre que dio a conocer el nombre de ese archipiélago ante el mundo. Todos lo llamaban “padre” a Cardenal. Los niños correteaban alrededor de la iglesia levantada por el poeta, mientras sus padres alistaban los preparativos para un homenaje frente a un retroproyector. El calor era arisco y húmedo. Ensopaba de inmediato, pero eso no detenía a los pobladores que acomodaban las sillas para honrar a “su padre”.

Cardenal falleció a los 95 años el domingo 1 de marzo debido a problemas respiratorios y cardíacos. Pese a que el Gobierno de Ortega y Murillo orquestaron una persecución política contra el poeta, llegando a imponerle una multa de 800.000 dólares, al saberse su deceso decretaron tres días de duelo nacional. El Ejecutivo abrió varios juicios contra Cardenal, entre ellos, por una propiedad en Solentiname y por injurias y calumnias. Aunque la animadversión de Murillo por el poeta era conocida, la vicepresidenta lo elogió asegurando que era un “orgullo nacional”.

Sin embargo, las honras fúnebres de Cardenal fueron empañadas desde el principio. Decenas de policías antimotines asediaron el velatorio del poeta, y el martes en la catedral simpatizantes sandinistas invadieron la misa con al féretro del sacerdote para gritarle “traidor”, atacar a los amigos y familiares y golpear a periodistas. Cardenal era uno de los críticos más duros con Ortega. Pese a que fueron compañeros durante la revolución sandinista, el poeta advertía sobre la deriva autoritaria de la pareja presidencial. En 2017, se declaró “perseguido político” del Gobierno.

Cardenal fue cremado el miércoles y los familiares anunciaron que el sábado sería trasladado a Solentiname. “Nos unimos de manera particular con la comunidad de Solentiname, donde sabemos que se van a depositar sus cenizas, esa comunidad a la que tanto enseñó, tanto entregó esa comunidad que en 1977 fue ejemplo, fue inspiración de lucha de liberación, de lucha libertaria en nuestra Nicaragua”, aseguró Murillo.

Tras las declaraciones de la vicepresidenta, allegados y amigos de Cardenal temieron una “nueva profanación” y optaron por adelantar el entierro. “Tenemos miedo de que hagan algo”, alertó Vilma Núñez, defensora de derechos humanos y amiga de Cardenal. “Quisimos evitar una cosa parecida a lo sucedido en Catedral. Hicimos esto y no tuvimos problemas. Ya está descansando”, agregó Centeno.

Los “agravios” en el funeral fueron duramente criticados por el escritor Sergio Ramírez. Amigo de Cardenal, Ramírez fustigó la dualidad del Gobierno al decretar tres días de duelo por admirar supuestamente al sacerdote, cuando en la práctica hicieron lo contrario. “Son malos disfraces de un mismo acto. Es querer ocultar el sol con un dedo” dijo. “Todo el mundo ha visto un enorme despropósito en la catedral. Todo resulta muy contradictorio y termina siendo ridículo. Fue una torpeza tan grande como la catedral en la que se cometió”.

Este viernes, la tarde en Solentiname cayó con el ruido de los grillos y el parco oleaje del Cocibolca como tenue sonido de fondo. A las seis y media de la tarde, las gargantas de los de Mancarrón iniciaron a entonar la Misa Campesina, ese cántico escrito por Carlos Mejía Godoy e inspirado en la utopía que Cardenal desarrolló en este archipiélago. Los niños y sus padres cerraron la jornada compartiendo una cena comunal, la última cena con su “padre” Cardenal.

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