Opinión
A la memoria de Eugenio María de Hostos, Ciudadano Eminente de América (7) / Miguel Collado
Por Miguel Collado
EN 1900 HOSTOS SUPERVISA EL SISTEMA DE ENSEÑANZA EN LA VEGA Y EN SANTIAGO DE LOS CABALLEROS
I
Si a alguien se le ocurriera escribir la biografía del ilustre humanista Eugenio María de Hostos tomando en cuenta todos los detalles, día por día, de su fructífera vida, siguiendo su itinerario existencial de aproximadamente 23,603 días ―es decir, 64 años y 7 meses―, entonces tendría que referirse a esos días en los que Hostos, en sus afanes en pro de la transformación del sistema educativo nacional ―como máximo responsable de la supervisión de dicho sistema― permanece en La Vega del miércoles 11 al miércoles 25 de julio de 1900; del miércoles 1o al miércoles 8 de agosto; el día 22 de agosto; y del viernes 24 de agosto al miércoles 19 de septiembre, fecha en que se dirige hacia la comunidad de Sánchez para continuar con su misión de apasionado vigilante de la educación dominicana.
En «viaje de inspección general de la enseñanza en la República», anotaría Hostos en su Diario.(1) Él ya había estado antes allí: el 11 de agosto de 1887. O sea, que el inmortal apóstol antillano durmió bajo el cielo vegano durante 48 noches y transitó por las calles de esta histórica ciudad durante 51 días. El mismo Hostos nos describe la circunstancia bajo la cual llega a La Vega: «Después de cuatro días de permanencia en Sánchez, salimos para La Vega a las seis y media de la mañana del miércoles 11, bajo un aguacero, y llegamos a las doce y cuarto p.m.»(2)
Luego, Hostos nos cuenta su discurrir en La Vega: sus reuniones con el Inspector Provincial de Escuelas, el connotado escritor Federico García Godoy; y con el Presidente y el Vice-Presidente del Ayuntamiento Municipal. Con ellos acuerda: «…en concentrar las Escuelas de Niñas en una Normal de Maestras; la Superior de Varones en Normal de Maestros, y aplicar al sostenimiento de ellas la suma disponible de tres mil seiscientos pesos, distribuyendo en cada Normal el personal docente y escolar que existe ahora».(3)
A Hostos le hace un recibimiento, el lunes 16 de julio, el Club Camú, y otro, el día anterior, la Sociedad de Artesanos, en cuyo local se conviene en instalar, con las remodelaciones y adaptaciones pertinentes, la Escuela Normal de Maestras. Esos hechos minúsculos, que vinculan a Eugenio María de Hostos a la educación vegana son de gran trascendencia para la microhistoria de una de las más importantes ciudades de la Región del Cibao.
La presencia de Hostos en La Vega tenía un propósito pedagógico: supervisar el funcionamiento del sistema educativo en su calidad de recién designado Inspector de Enseñanza Pública. Igual propósito justificará su presencia, en ese mismo periplo, en la ciudad de Santiago de los Caballeros.
II
En septiembre 8 de 1875, Hostos ―como ya hemos señalado en uno de los artículos de esta serie― le había escrito a los redactores del periódico La Paz, órgano de la Sociedad Liga de la Paz, de Santiago de los Caballeros, una reveladora y poco difundida carta en la que expresa su deseo de conocer a esa histórica ciudad cibaeña, es decir, veinticinco años antes:
«Si pudiera lisonjearme la esperanza de ser conocido en esa comarca y por ustedes, valdría algo la palabra de aliento que va a salir de mi pluma y de mi alma para ustedes. Siempre, y en todo el Nuevo Mundo, alma y pluma y vida entera han estado en mí a disposición de los buenos, y consagradas al presente y al porvenir de esta gran patria que jamás he visto limitada al pedazo de tierra que me disputan los españoles, y que veo en todos y cada uno de los pedazos de tierra en que está subdividido el Continente y en que está despedazado el archipiélago».(4)
Esa carta fue publicada en el periódico La Paz del 11 de septiembre de 1875 y reproducida, luego, en la obra Hostos en Santo Domingo, de Emilio Rodríguez Demorizi. Pero más interesante resulta lo que expresa Hostos el 5 de julio de 1884, fecha en que publica, en el número 10 de la Revista Científica (Santo Domingo), su artículo titulado «La provincia de Santiago de los Caballeros como ejemplo de adhesión». El lúcido pensador puertorriqueño declara su admiración por Santiago en el primer párrafo:
«La provincia más provincia de todas las provincias de la República Dominicana, la de Santiago de los Caballeros. Ella es la que salvó de la invasión haitiana, todo el norte de la República: ella es la que, desde mucho antes, sostenía, con el espíritu viril que faltaba a las demás, la lucha por la vida en que estaban empeñados los colonos españoles de oriente y los colonos franceses de occidente».(5)
[En 1881 Hostos había fundado la Escuela Normal de Santiago de los Caballeros. La instalación de la Escuela Normal en esta ciudad tuvo lugar, específicamente, el 19 de enero de ese año y quien presidió el acto fue el presidente de la República, Fernando Arturo de Meriño].En su diario datado el jueves 5 de julio de 1900 en la ciudad de Santo Domingo, Hostos escribe: «Salí a las cuatro p.m. en viaje de inspección general de la enseñanza en la República, a bordo del Cherokee. Llegamos a Macorís a las siete p.m. y salimos para Sánchez a las ocho a. m. del siete. Después de cuatro días de permanencia en Sánchez, salimos para La Vega a las seis y media de la mañana del miércoles 11, bajo un aguacero, y llegamos a las doce y cuarto p.m.(6)
El miércoles 8 de agosto de ese año, procedente de La Vega, Hostos llega a la ciudad de Santiago de los Caballeros. Él relata: «Salida de La Vega para Santiago. Llegada a las doce. Reunión en mi aposento con el Gobernador y el Inspector Provincial. Se conviene en un programa de tareas. Serán: reunión del Ayuntamiento por la noche. Invitación al director del Colegio Central para que se presente acto continuo; convocación de la Junta de Instrucción Pública para mañana a las nueve; reunión del cuerpo de profesores».(7)
El distinguido visitante, celoso vigilante de la educación nacional, continúa contando en su diario: «Los días fueron completados en esas tareas, que terminaron con la presentación en el Centro de Recreo a la sociedad de Santiago. Parece que el efecto causado por el discurso fué muy favorable, pues se me ha hablado de una manifestación pública para que me quede».(8)
El sábado 11 de agosto de 1900 Hostos registra en su diario la siguiente escena: «Se me presenta el señor Peña y Reinoso. Lo que dice; lo que le contesto, y espíritu de conciliación y tolerancia con que lo calmo y lo despido. Salida para Puerto Plata».(9) Hostos se refiere al educador y escritor Manuel de Jesús Peña y Reinoso, oriundo de Licey y fundador en Santiago de los Caballeros del Colegio La Paz y de la Sociedad Literaria Amantes de la Luz. Hubo un intercambio de palabras fuertes entre ambos, pero, por decoro, el Maestro no registro esos detalles en su diario. Prefirió obviarlos, ya que todo terminó en armonía entre los dos cultos educadores.
El Peregrino del Ideal retorna a Santiago de los Caballeros el sábado 18 de agosto; al día siguiente se reúne con el Gobernador y asiste al Club de Santiago; y el lunes 20 imparte «Instrucciones al director provisional de la Escuela de Comercio de Puerto Plata y comunicaciones al Presidente de la Junta de Instrucción Pública; a la Comisión de Vigilancia, a los directores del Club Juvenil y a los padres de familia electos por la Comisión».(10)
Antes de su salida definitiva de Santiago rumbo a La Vega ―lo cual ocurrió el miércoles 22 de agosto de 1900― Hostos recibió, el martes 21, «la comisión de jóvenes nombrada para requerir mi residencia en Santiago», dice él. En la noche de ese martes, y a solicitud del Vicepresidente de la Junta de Instrucción Pública, dicta una conferencia «para insistir en el propósito de la sociedad de Santiago».(11)
Eugenio María de Hostos volvió a Santiago de los Caballeros el 30 de marzo de 1901, permaneciendo hasta el 1o de abril, día en que partió hacia La Vega. Sobre esta breve estancia en la histórica ciudad nada encontramos en su diario, pues en el mismo hay un vacío entre el 23 de septiembre de 1900 y el 22 de marzo de 1903. Queda pendiente de investigar acerca de la presencia del ilustre visitante durante esos dos días. Tal vez algún microhistoriador de la «provincia más provincia de todas las provincias» pueda, en un futuro, llenar ese vacío con datos desconocidos hasta ahora. ¡Ojalá!
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(1) Eugenio María de Hostos. Obras completas. Compilador: Juan Bosch. Habana, Cuba: Cultural, S. A., 1939. Vol. II. Tomo II: p. 361.
(2) Loc. cit.
(3) Ibidem.
(4) Emilio Rodríguez Demorizi. 2.a ed. Hostos en Santo Domingo. Vol. I. Santo Domingo: Sociedad Dominicana de Bibliófilos, 2000. P. 133. (Colección Bibliófilos 2000).
(5) Ibidem.
(6) EMH. Op. cit., tomo II: p. 360.
(7) Loc. cit.
(8) Ibidem, pp. 366-367.
(9) Loc. cit., p. 367.
(10) Ibidem, p. 369.
(11) Ibidem, p. 24.
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