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Denuncian dejaron que su abuela se asfixiara en hospital Fuerzas Armadas
La geriatra Yamilka Vásquez, encargada de darle atención médica a los internos de asilo, supo vía telefónica que el paciente no podía respirar a las 3:00 p. m., pero ordenó a la enfermera no contarle a la familia hasta que ella llegara
A las 12:53 p. m. del martes una enfermera del Hogar de Adultos Mayores de las Fuerzas Armadas se comunicó con la familia del primer teniente pensionado de la Marina de Guerra, Silvestre Heredia Mercedes para informarles que éste tenía gripe, y pedirles que mandasen medicamentos para nebulizarlo. Dos horas después, el hombre murió. A las 4:40 p. m. la familia lo supo.
El oficial del día del asilo fue quien llamó a la familia con la mala noticia. Dijo que el anciano había tenido problemas para respirar y que no había una mascarilla para nebulizarlo. Aseguró que no se trataba de coronavirus porque el señor no tuvo fiebre.
La geriatra Yamilka Vásquez, encargada de darle atención médica a los internos de asilo, supo vía telefónica que el paciente no podía respirar a las 3:00 p. m., pero ordenó a la enfermera no contarle a la familia hasta que ella llegara.
Un alcalde pedáneo fue quien llenó el acta de defunción, y escribió que la causa de muerte era desconocida.
La nieta del difunto, Katherine Ramírez, asegura que tocaba a esta doctora visitar el asilo todos los miércoles, pero desde que se desató el contagio del COVID-19 en el país, ésta no iba.
¿Negligencia?
La nieta de Heredia cuenta que la misma doctora la amenazó en varias ocasiones de expulsar a su abuelo del hogar, luego de que una doctora del Hospital Central dijo que al anciano no le estaban dando sus medicamentos, razón por la que había sido llevado de emergencia en una ambulancia hasta ese centro de salud.
Luego de este hecho, a la familia se le prohibió llamar al asilo y se les dijo que sólo sabrían de su familiar cuando fueran a visitarlo.
Cuando llevaban los medicamentos, calculados para que durasen 15 días, descubrían que los llevados anteriormente aún no se habían agotado. Una vez, una enfermera se sorprendió al saber que él era diabético al recibir los medicamentos para esa enfermedad. Esta misma enfermera, tenía tiempo tratándolo.
En el dolor de su pérdida, Katherine Ramírez, quien es odontóloga de profesión, ve en el abdomen del cadáver de su abuelo la prueba de que murió asfixiado. Notó en su última visita que sus pupilas estaban más dilatadas de lo normal, y cree que aquello era evidencia de que le estaban suministrando el medicamento para tranquilizarlo en cantidades mayores a las que prescribió el médico psiquiatra para controlar su hiperactividad.
El señor Heredia Mercedes tenía 86 años y se desorientaba al caminar en la calle, llegando a extraviarse una vez. Por esta razón, la familia decidió llevarlo en ese hogar para adultos mayores. Su psiquiatra nunca lo diagnosticó con demencia.
En respuesta a todas las preguntas que le hacía la familia, la geriatra Yamilka Vásquez les preguntó que si estaban tan inconformes, por qué no se lo habían llevado del asilo.
El cuerpo del señor Silvestre Heredia Mercedes fue sepultado este miércoles a la 1:00 p. m., pero su familia quiere se aclaren la circunstancias de su muerte. Consideran que no es mucho pedir, que les muestren los videos de las cámaras de vigilancia del lugar.
Un video del señor Heredia en vida:
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