De esta nativa de Las Matas de Farfán (al sur de República Dominicana), un pueblo que extraña con todo su corazón, solo emana optimismo y gratitud, aptitudes que heredó de su madre.
Elvi, como le llaman cariñosamente, creció en una familia de raíces precarias. En su hogar a veces se acostaban sin saber qué comerían al día siguiente y tenían que caminar kilómetros cargando agua por la ausencia del preciado líquido.
Sin embargo, su progenitora, quien laboraba como enfermera, las apoyó para “echar hacia adelante”, aunque el sueldo no le fuera suficiente para mantener a sus cuatro hijas.
“Yo le debo todo a mi mamá, sin mi mamá no hubiese llegado a donde estoy; ha sido la base de lo que he conseguido en la vida después de Dios”, así habla sobre Alba Iris Ogando Maríñez, su madre, quien la instruyó por la que entonces consideraba “la carrera del futuro” cuando en realidad Elvi quería ser doctora.
Doña Alba Iris, quien desempeñaba soltera el rol de madre, no tenía recursos para enviarla a la universidad. Por eso le instó a estudiar y trabajar duro para obtener los mejores resultados, pero además becas y poder conseguir acceder a la educación superior.
“Siempre quise estudiar más, moverme al siguiente nivel y seguir trabajando”, así consiguió un apoyo económico de RD$1,000 mensuales que le brindaba el ayuntamiento de su pueblo, los cuales ahorró.
Pese a que más adelante obtuvo un trabajo en un banco y pudo costearse parte de su preparación con ese ingreso económico, expresó que hubo momentos en los que le costaba llegar al final de mes, pero con el apoyo de su familia pudo terminar en 2005 su carrera en la Universidad APEC, donde estudió Sistemas de Información.
Tiempo después aplicó a una maestría en España, específicamente en la Universidad Pontificia de Salamanca, para especializarse en ingeniería del software. Sin padrinos, recalca, obtuvo una beca para esa especialización auspiciada por la entonces Secretaría de Estado de Educación Superior, Ciencia y Tecnología (Sescyt).
La experiencia la describió como una bendición: “Fue una iniciativa (la beca) de apoyar a estudiantes como yo que no tienen los recursos de ir a una universidad, pero que tienen las ganas, que tienen la inteligencia, la capacidad y el deseo de superarse”.
Después de ahí saltó de éxito en éxito. Aunque resalta que también fue rechazada de diversas empresas e instituciones. La magia está, según Elvi, en no desmayar, aprender de la experiencia y seguir intentándolo.
Por ello se considera el epítome de que “sí se puede”. Una de sus tantas experiencias en las que se alzó gracias a su disciplina fue en su primera oportunidad dentro del mundo tecnológico, en España.
Elvi laboraba para una empresa consultora y tuvo que afrontar el reto de dominar Oracle Business Intelligence en una semana antes de ofrecer los servicios a un cliente, y así lo cumplió.
“Todo lo que he conseguido, gracias a Dios, ha sido trabajo, esfuerzo, dedicación, persistencia, consistencia y disciplina, todo eso me ha ayudado”, dice Elvi Echavarría, atribuyendo sus logros a cada uno de estos elementos.
Idioma, una limitante temporal
Aunque en Las Matas de Farfán (provincia San Juan) tomó clases con “el teacher”, apelativo con el que se conocía en el pueblo al profesor de inglés, cuando llegó a Estados Unidos se dio cuenta de que no dominaba el idioma del todo.
“No pude decir ni una palabra en inglés, todo el mundo hablaba tan rápido y yo creía que sabía inglés cuando llegué”, narra. Esta limitante, factor común entre dominicanos que se introducen en la cultura anglosajona, no fue por mucho tiempo.
Su llegada al gigante norteamericano en 2011 es luego de su matrimonio, con el que adquiere el apellido con el que se le identifica: Caperonis.
Mientras tardaba la gestión de sus documentos, aprovechó el tiempo en casa para mejorar el idioma a través de la escucha de audiovisuales nativos. Además, se dedicó a aprender cómo se realizaban las entrevistas de trabajo, pues luego de cinco años laborando como consultora de inteligencia de negocios en España, no se sentía cómoda estando simplemente en casa.
De APEC a Harvard y luego a Amazon
Cuando por fin obtuvo trabajo fue en el Banco Santander, donde duró un año y tres meses desarrollándose en su área de experiencia y en su lengua materna, pero exponiéndose a la cultura norteamericana.
Gracias a la potencialización de su cuenta en la red social LinkedIn, fue contactada por la Universidad de Harvard como analista de informes tecnológicos funcionales.
Luego de pensarlo mucho, se decidió por aceptar la oferta y hacer un sueño realidad. Elvi estuvo en la academia de altos estudios por tres años e hizo una certificación en negocios, para en el futuro poder hacer realidad sus ideas emprendedoras.
El temor de dejar su puesto de ensueño en Harvard la hizo dudar cuando supo de una vacante en Amazon como ingeniera en inteligencia de negocios, pero asumió el reto.
Tres años después de arriesgarse a formar parte de esa empresa, ascendió a su actual puesto como asesora de metodologías ágiles, dedicándose a entrenar equipos del gigante del comercio electrónico para ser más eficientes.
GetHired App
Elvi no quiere dejar esos conocimientos allí. Por el contrario busca inspirar a otros, compartiéndoles lo que ha aprendido durante su trayectoria.
El mundo de la ingeniería informática sumado a los conocimientos adquiridos sobre negocios y coaching profesional la llevaron a su siguiente escalón: la creación de una aplicación en la que profesionales se conectan para crecer y conseguir trabajo.
Talleres, asesorías, reclutadores, redes de contactos y estrategias son algunas de las cosas que se pueden encontrar en GetHiredApps.com, plataforma que lanzó el pasado martes.
“Mi visión es que la aplicación va a crecer y voy a incluir entrenamientos, porque no todo el mundo tiene acceso a un programa para prepararse, me gustaría que tenga acceso a ese conocimiento y a una comunidad de apoyo”, expresa con ilusión.
Querer ver a otros triunfar como ella lo ha hecho es su principal motivación, y es eso que la mueve a trabajar además por una versión de la plataforma digital al que los dominicanos tengan acceso.
“Me encantaría ponerla en español, sería el siguiente paso”, manifiesta a la vez que señaló que espera transmitir sus experiencias a su comunidad dominicana y latina en general.
La aplicación es de pago y tiene un costo de registro de US$9.99. No obstante, si consigue patrocinadores, la aplicación sería gratis y abierta.
La discriminación no importa
Como mujer en la tecnología e inmigrante, Elvi tiene el doble de riesgo de ser discriminada y ha sido víctima de ello.
Sin embargo, esta dominicana que reside en Jacksonville (Florida, Estados Unidos) describe su experiencia como gratificante e intimidante a la vez.
“Ser mujer en un sector de hombres me hace pensar si podré hacer esto y a veces te sientes presionada, pero la perspectiva que tenemos las mujeres a veces los hombres no la tienen, y es algo que agrega valor”, añade.
Otro motivo por el que ha vivido discriminación es por su acento, aún así se siente muy orgullosa de sus raíces.
lisrtindiario
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