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Trump admite que siempre quiso “minimizar” el coronavirus

En febrero, el presidente dijo al periodista Bob Woodward que el virus “era mortal” y difícil de contener pero le restó importancia “para no crear pánico”

La gestión de la pandemia del coronavirus por parte del presidente Donald Trump vuelve a la primera línea de la actualidad y el debate político en Estados Unidos a raíz de las revelaciones incluidas en el nuevo libro del legendario periodista Bob Woodward, ‘Rage’ (Ira), basado en 18 entrevistas con el presidente de Estados Unidos y conversaciones con miembros de su Administración que vuelven a poner de manifiesto lo lejos que llegó en su propósito de “no crear pánico”, a pesar de que estaba informado de la gravedad de la amenaza sanitaria.

“Se mueve por el aire”, dijo Trump en una entrevista grabada el siete de febrero. “Eso es mucho más difícil que por el contacto. Porque no tienes porqué tocar cosas, ¿no? Pero el aire simplemente lo respiras y es así como se pasa. Así que es [un virus] muy difícil. Muy delicado. También es más mortal que la peor de las gripes”, argumentó de acuerdo con los avances del libro publicados por The Washington Post y la cadena CNN.

Unos días antes, en un briefing del consejo de Seguridad Nacional se advirtió al presidente de que el virus podía ser tan letal como la gripe de 1918 y sería probablemente el mayor desafío de su presidencia. Pero aún pasarían tres semanas más hasta que Estados Unidos registrara su primera muerte por Covid y aunque el virus había empezado a ser detectado más allá de China, en especial en Europa, el tema no estaba en absoluto en el radar de la opinión pública del país.

El libro de Bob Woodward se basa en 18 entrevistas con el presidente Trump

“Dicen que desaparecerá en abril, con el calor, como un milagro, espero que tengan razón…”, comentó a sus simpatizantes en un mitin un par de días después de hacer esos comentarios a Woodward, el periodista que junto con Carl Bernstein descubrió el caso Watergate que llevó a la dimisión de Richard Nixon. En los días siguientes, siguió quitando hierro a la amenaza del virus. “En un par de días, la cifra va a ser de prácticamente cero” casos, aseguró. Desde el principio, las comparaciones con la gripe común han sido una constante en boca del líder estadounidense desde entonces, a pesar de que estaba al corriente de que era un virus mucho más grave.

Woodward volvió a hablar con Trump al mes siguiente y le preguntó por sus declaraciones. ¿Estaba minimizando el tema?, le preguntó el periodista el 19 de marzo. “Siempre he querido minimizarlo. Lo sigo minimizando porque no quiero crear pánico”, argumentó Trump, que en esa misma conversación compartió con el veterano reportero algunos “hechos alarmantes” sobre el virus. No afecta “solo a los viejos o muy viejos. A la gente joven también, a mucha gente joven”, le comentó.

Por esas fechas, incluso después de declarar una emergencia nacional y cerrar las puertas a los viajeros procedentes de Europa, el presidente ya decía en público que no quería preocupar a los estadounidenses. Lo que el Woodward observa es que, más allá de su supuesto deseo de infundir calma en la opinión pública, es una voluntad de ocultar la gravedad de la pandemia, titubeoscaos interno y una tozuda negativa a “movilizar” toda la fuerza del gobierno federal para combatirla. Las revelaciones se han conocido el mismo día que Estados Unidos traspasaba el triste umbral de los 190.000 muertos por Covid, una enfermedad que ha asestado un duro golpe al orgullo americano.

Preguntado al respecto, Trump no ha negado que hiciera esos comentarios a Woodward (el Washington Post ha publicado las grabaciones) pero se ha puesto a la defensiva. “Lo cierto es que yo soy un cheerleader para este país”, ha dicho, usando de hecho una expresión que ya utilizó en abril. “Amo este país y no quiero que la gente tenga miedo.Lo que no voy a hacer es llevar a este país o al mundo a la histeria. Tenemos que mostrar confianza. Quiero mostrar fortaleza”, ha defendido este miércoles en una rueda de prensa en la Casa Blanca en la que ha presentado la lista con sus 20 jueces candidatos a ingresar en el Tribunal Supremo si, bajo su mandato, se produce una vacante, un tema clave de su campaña para la reelección de cara a los evangélicos blancos, un grupo que fue clave para su elección en el 2016 y necesita de su lado en noviembre.

El avance del libro de Woodward, que llegará a las librerías el 15 de septiembre, vuelve a poner en primera línea del debate público y la campaña electoral el tema de la pandemia después de dos semanas en las que el candidato republicano ha conseguido cambiar la conversación nacional a su favor para centrarla en los desórdenes públicos surgidos alrededor de algunas protestas contra el racismo y lanzar su mensaje de ‘ley y orden’. Los demócratas han reaccionado con contundencia a la noticia.

El presidente Trump “mintió al pueblo americano. Mintió a posta y a conciencia durante meses sobre la amenaza que representaba para el país”, ha denunciado el aspirante demócrata a la Casa Blanca, Joe Biden, porque “tenía la información”. “Mientras una enfermedad mortal desgarraba a nuestra nación, fracasó en su trabajo a propósito. Fue una traición a vida o muerte al pueblo americano”, ha remachado Biden durante un acto de campaña en Michigan.

El senador Chuck Schumer, líder de los demócratas en la Cámara Alta del Congreso, se ha declarado enfadado. “¿Cuánta gente seguiría viva si hubiera dicho a los estadounidenses la verdad?”, se ha preguntado, censurando su desprecio por la ciencia. Trump solo se ha dejado ver una vez en público con la mascarilla, el pasado 11 de julio, cuando en un momento de gran preocupación por el repunte de casos quiso demostrar que estaba al mando de la crisis. Dijo que llevar la mascarilla le parecía “un gesto patriótico”, aunque hasta entonces se había dedicado a desincentivar su uso.

El libro, el segundo que Woodward escribe sobre este presidente, contiene nuevas afirmaciones que pueden seguir tensando la relación de Trump con los militares. Un asistente del exsecretario de Defensa, James Mattis, asegura que una vez oyó decir a Trump que sus “putos generales” era “una banda de nenazas” a los que les preocupaba más las alianzas internacionales que los acuerdos comerciales. Fue Mattis quien, asegura, le pidió que dejara constancia escrita del comentario y se la enviara a su nombre. A menos de ocho semanas de las elecciones presidenciales, la Casa Blanca todavía está intentando contener la tormenta creada por un artículo de la revista The Atlantic que afirma que el presidente se refirió a los soldados caídos en combate como “perdedores” y “fracasados”.

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