Opinión
Las fotos a los muertos en las funerarias
No entiendo por qué una buena parte de las familias se oponen
Por Cassandro Fortuna
Entre nosotros se ha hecho parte de nuestra cultura prohibir que retraten nuestros muertos en la funeraria.
¿Por qué algunas familias prohíben que retraten a sus familiares muertos? ¿Qué sentido tiene eso? En más de una ocasión he sido testigo de ese comportamiento.
Algunas familias no solo se oponen a que retraten hasta el féretro de su pariente, sino que hasta se ofenden.¿A qué viene tanto prejuicio?
Naturalmente, es una decisión que debe respetarse.
Pero ahora, que trato el asunto con mis amables lectores, les pregunto: ¿qué tiene de pecaminoso retratar una figura fallecida? ¿Qué tiene de humillante? ¿Qué tiene de ofensivo? ¿Qué tiene de denigrante? ¿En qué perjudica la familia, los hijos, la imagen familiar,en otras palabras?
Es todo lo contrario.
El interés por retratar una persona fallecida es un reconocimiento póstumo. Gente muy importante ha sido retratada en su ataúd: el doctor Balaguer, Jorge Blanco, Freddy Beras Goico, Hugo Chávez, Fidel Castro, Lenín, Abraham Lincoln, la madre Teresa de Calcuta…una gran cantidad de personajes nacionales y universales.
A uno le choca cuando llega a una funeraria y le dicen: no fotos.
¿Saben qué pasa? Esos difuntos ya terminaron sus vidas. De ellos solamente queda el testimonio. En pocas horas sus restos son llevados al cementerio y sepultados y ¿qué pasa? Tiempo después ya nadie se acuerda de ellos. Muchos de sus propios deudos los olvidan. Y la verdad, no hay de otra.
Sin embargo, la foto final quedaría,y así, 25, 40, 50 años después tal vez alguien lo recordaría. Tal vez un nieto o biznieto tuviera acceso a esa foto de su pariente lejano y la agradecería mucho, en términos sentimentales. Sería muy emocionante para él.Porque eso es una foto, al fin y al cabo, un recuerdo. Algo para recordar.Y para mostrarle a otro.
Con este artículo le estoy dando luz verde a mi familia para que cuando yo muera. Sea hoy, o dentro de 50 años, les permitan, a todo el que quiera sacar foto de mi cadáver en mi féretro, que lo haga. Eso no es nada, y para mí, si pudiera hablar, sería un halago y un honor.
Un muerto no tiene nada que ocultar. Se ha ido.
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