SANTO DOMINGO (EFE).- Miles de dominicanos emigraron a Venezuela en la época de bonanza del país petrolero, pero en los últimos años una gran cantidad de venezolanos, entre los que destacan jóvenes profesionales, ha decidido migrar al país caribeño huyendo de la acuciante crisis política y social de su nación.
Los venezolanos en territorio dominicano pasaron de 3.434 en 2012 a 25.872 en 2017, de acuerdo con cifras oficiales, pero datos de representantes de la mesa coordinadora de la diáspora venezolana en el país calculan que ya suman 30.000, la mayoría con estatus migratorio irregular.
Se trata, especialmente, “de una población muy joven y muy profesional (…) que salió huyendo de una realidad”, dijo a Efe la coordinadora de la citada mesa, Ana María Rodríguez.
Rodríguez, docente de profesión, se refiere a personas de entre 22 y 35 años, la mayoría profesionales, pero también a jóvenes de 16 a 22 años que se vieron obligados a congelar sus estudios para trabajar en este país.
Se trasladaron a la República Dominicana con la ilusión de empezar una nueva vida, y aunque algunos han logrado insertarse en el mercado laboral formal, muchos están dedicados a la economía informal, por lo que no es difícil encontrarse en las calles dominicanas a profesionales venezolanos vendiendo jugo o arepa.
Muchos de ellos también son víctimas de explotación laboral y, en el caso de mujeres, cada vez más se denuncian casos de explotación sexual y trata de personas, especialmente en zonas turísticas, así como detenciones arbitrarias por parte de autoridades migratorias.
Los venezolanos pueden viajar a República Dominicana sin necesidad de visado y, generalmente, se les otorga un permiso de estadía de dos meses, pero los propios datos oficiales dan cuenta de que cada vez más es mayor el número de ellos no admitidos a su llegada a los aeropuertos locales.
Están concentrados básicamente en Santo Domingo, en la norteña provincia de Santiago y la localidad turística de Punta Cana (este), y en su mayoría trabajan en el área de servicios, dijo a Efe por su lado Carlos Mendoza, un docente que llegó al país el año pasado ante el agravamiento de la crisis.
Mendoza, también integrante de la mesa coordinadora de la diáspora, defendió su decisión de trasladarse a la República Dominicana, donde ejerce su profesión, por la grave crisis que atraviesa Venezuela, donde, afirmó, “el Estado se desmorona”.
“Las instituciones se destruyen, y acceder a cualquier documento o realizar cualquier actividad es complicado. Lo complica la escasez, que se convierte en un espacio para generar corrupción”, subrayó en la entrevista con Efe.
La falta de acceso a documentos imposibilita a los venezolanos en este país normalizar su situación migratoria, pero también estudiar, cotizar en la seguridad social o viajar a un tercer país.
Pero los venezolanos no quieren arriesgarse a viajar a su país para realizar dichos trámites porque es “bastante costoso” y, además, por temor a no poder salir nuevamente.
Ante esa situación, los venezolanos en la República Dominicana vienen solicitando al Gobierno, sin éxito, facilidades migratorias para regular su situación en el país.
La solución sería, de momento, la firma de un decreto presidencial mediante el cual se otorgue a los venezolanos un permiso temporal sin tener antes que viajar a Venezuela para obtener la documentación requerida, explicó a Efe el abogado venezolano Alejandro Argentino, también integrante de la mesa.
De acuerdo con Argentino solo 300 de los miles de venezolanos que viven en la República Dominicana han podido regularizar su situación migratoria, por lo que el resto se encuentra “en un limbo jurídico”.
La solución, en ningún caso, puede ser la deportación, subrayó el abogado.
Porque, como señaló Ana María Rodríguez, “lanzar a un venezolano con las manos vacías a Venezuela es llevarlo a la muerte. Esa es la realidad”.
Se trata, especialmente, “de una población muy joven y muy profesional (…) que salió huyendo de una realidad”, dijo a Efe la coordinadora de la citada mesa, Ana María Rodríguez.
Rodríguez, docente de profesión, se refiere a personas de entre 22 y 35 años, la mayoría profesionales, pero también a jóvenes de 16 a 22 años que se vieron obligados a congelar sus estudios para trabajar en este país.
Se trasladaron a la República Dominicana con la ilusión de empezar una nueva vida, y aunque algunos han logrado insertarse en el mercado laboral formal, muchos están dedicados a la economía informal, por lo que no es difícil encontrarse en las calles dominicanas a profesionales venezolanos vendiendo jugo o arepa.
Muchos de ellos también son víctimas de explotación laboral y, en el caso de mujeres, cada vez más se denuncian casos de explotación sexual y trata de personas, especialmente en zonas turísticas, así como detenciones arbitrarias por parte de autoridades migratorias.
Los venezolanos pueden viajar a República Dominicana sin necesidad de visado y, generalmente, se les otorga un permiso de estadía de dos meses, pero los propios datos oficiales dan cuenta de que cada vez más es mayor el número de ellos no admitidos a su llegada a los aeropuertos locales.
Están concentrados básicamente en Santo Domingo, en la norteña provincia de Santiago y la localidad turística de Punta Cana (este), y en su mayoría trabajan en el área de servicios, dijo a Efe por su lado Carlos Mendoza, un docente que llegó al país el año pasado ante el agravamiento de la crisis.
Mendoza, también integrante de la mesa coordinadora de la diáspora, defendió su decisión de trasladarse a la República Dominicana, donde ejerce su profesión, por la grave crisis que atraviesa Venezuela, donde, afirmó, “el Estado se desmorona”.
“Las instituciones se destruyen, y acceder a cualquier documento o realizar cualquier actividad es complicado. Lo complica la escasez, que se convierte en un espacio para generar corrupción”, subrayó en la entrevista con Efe.
La falta de acceso a documentos imposibilita a los venezolanos en este país normalizar su situación migratoria, pero también estudiar, cotizar en la seguridad social o viajar a un tercer país.
Pero los venezolanos no quieren arriesgarse a viajar a su país para realizar dichos trámites porque es “bastante costoso” y, además, por temor a no poder salir nuevamente.
Ante esa situación, los venezolanos en la República Dominicana vienen solicitando al Gobierno, sin éxito, facilidades migratorias para regular su situación en el país.
La solución sería, de momento, la firma de un decreto presidencial mediante el cual se otorgue a los venezolanos un permiso temporal sin tener antes que viajar a Venezuela para obtener la documentación requerida, explicó a Efe el abogado venezolano Alejandro Argentino, también integrante de la mesa.
De acuerdo con Argentino solo 300 de los miles de venezolanos que viven en la República Dominicana han podido regularizar su situación migratoria, por lo que el resto se encuentra “en un limbo jurídico”.
La solución, en ningún caso, puede ser la deportación, subrayó el abogado.
Porque, como señaló Ana María Rodríguez, “lanzar a un venezolano con las manos vacías a Venezuela es llevarlo a la muerte. Esa es la realidad”.