Opinión

Investigación forense – Un viaje al pasado: defendiendo a Dreyfus/ Idalia Guerrero

La justicia es oscura y lejana, mientras que la injusticia es clara e inmediata Alan Badiou

Por: Idalia Guerrero
Resumen
Un error pericial y judicial hace que un hombre pase doce largos años de su vida confinado en la famosa Isla del Diablo[1]. Sin embargo, su caso dividió a Francia en las postrimerías del siglo XIX, llegando a formarse verdaderos enfrentamientos entre aquellos que abogaban por su inocencia y los que lo condenaban por ser de ascendencia judía. A través de la pluma de Idalia Guerrero conozca el caso de Alfred Dreyfus, emblemático y ejemplarizador de que ante los errores periciales, los jueces están llamados a absolver al acusado.

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¡Queda detenido en nombre de la ley! Se le acusa del delito de alta traición-me dice Du Paty Clam, oficial delegado de la Policía Judicial Francesa-.
Sentí un frío enorme en ese momento, pero no por la temperatura que descendía cada vez más, sino porque me estaban acusando de algo que no sabía. Solo recuerdo que el oficial me había llamado para que escribiera unas notas al General Boisdeffre, pero resulta que todo había sido una trampa. Ahora estoy en la Isla del Diablo, condenado a cadena perpetua y al destierro por un crimen que no he cometido.
Me llamo Alfred Dreyfus, un francés condenado por un crimen que cometió otra persona. Dicen que soy un espía al servicio del gobierno alemán, pero eso no es cierto ¡Lo juro por Dios! ¡Viva Francia!
Oigo voces. Parece que es una mujer que discute con mi carcelero.
–Déjeme verlo, lo exijo-replica la voz. La escucho que me llama, hasta que veo una figura de una mujer vestida con pantalones negros ajustados, chaqueta del mismo color y blusa roja por dentro; lleva el pelo rizo color rubio, con una aureola de rebeldía innata. Su ropa no parece de este siglo. ¿Acaso estaré viendo visiones? Me pregunto esto una y otra vez.
–Hola, Dreyfus. Soy Idalia Guerrero. Vengo a defenderte y a reivindicarte. Sé que eres inocente y que has sido el chivo expiatorio de toda una trama culpable. No preguntes cómo llegué aquí. Solo confía en mí.
–Señora, llegar a la Isla del Diablo es difícil, por eso tiene un nombre tan infernal. ¡Ayúdeme! – le digo con voz apenas audible, porque ya no tengo fuerzas para soportar esta vida y solo me queda mi espíritu, indomable y recto hasta la muerte.
–Dreyfus, me he reunido con peritos en escritura que abogan por tu inocencia. Intelectuales como Emilie Zola propugnan que debes ser absuelto, ya que todo ha sido una maraña de ardides, desde buscar personas no aptas para cotejar los manuscritos, hasta falsearlas y depositarlas en el tribunal sin que te dieras cuenta– me dice ella de manera segura y como si conociera mi expediente al dedillo.
Mi mente divaga y recorre aquel 15 de octubre de 1894. Me apresaron porque querían buscar un culpable. Un culpable que no soy yo y que debe estarse riendo por ahí. Los que me acusan dicen que le suministraba información al conde alemán Schwartzkoppen. Me aislaron de mi familia. Me han torturado metiéndome a escribir una y otra vez mi firma para cotejarla con un papel que nunca he escrito. Quieren mi confesión, pero no la tendrán porque soy inocente.
–Dreyfus, Dreyfus, ¿sabías que la población francesa está en contra tuya y que te maldicen porque eres un judío? –me pregunta la mujer. Asiento con la cabeza. Me explica ella que los jueces han dado una sentencia que saben que es infundada. Pero, ¿cómo puedo probarlo? le pregunto a esta mujer que parece que ha salido desde el más allá.
–Fíjate que ha habido contradicciones en todos los dictámenes. Gobert y Pelletier dicen que no eres el autor de esa copia. Bertillon, Charavay y Teyssonieres dicen que lo hiciste. Ante esta duda y por las contradicciones abismales,el tribunal ha debido absolverte!
Lo dice emocionada, pero parece no entender que esto es el siglo XIX, que soy judío y que para ellos es más importante tener un culpable, porque sino se desatará la guerra.
Esta mujer, de infatigable voz, sentencia:
–Por otra parte, se ha probado que un oficial de apellido Esterhazy es el verdadero culpable del espionaje. El Ministerio de Estadística le ha interceptado cartas y se ha determinado que él le daba información a la embajada alemana. Esto le ha costado al oficial encargado su traslado a África y por eso el gobierno francés no ha querido reconocer tu inocencia. Meyer, Molier y Gyri, peritos de la Ecole de Chartres[2] han coincidido que el Bordereau[3] lo confeccionó Esterhazy.
–Señora, es 1899 y todavía sigo aquí, condenado en esta isla, alejado de mi familia y de mi patria…
–Lo sé, pero ha valido enormemente que hombres de la talla de Emile Zola, quien hizo el manifiesto “Yo Acuso”, defendiéndote de manera gallarda, hayan puesto en entredicho un estado de cosas que dejan muy mal parado al gobierno francés. Una Francia que es el estandarte por haber hecho una Revolución de los derechos del hombre y del ciudadano ha cometido una infamia. Ni el antisemitismo ni el fragor de la sociedad queriendo buscar un culpable se van a enervar por encima de los principios justicia e inocencia. Bertillon, quien ha dicho que has disfrazado la firma, ha sido expuesto como un loco. Su odio hacia los judíos no le ha permitido ver tu inocencia, por lo que su parcialidad es manifiesta. Otros, por miedo, han tenido que quedarse callados y aceptar las situaciones que sus superiores les han ordenado. Por eso, te he traído el indulto del presidente francés. La Corte de Casación Penal tiene pendiente un recurso que tu abogado y yo hemos preparado. Por lo pronto, estarás libre y saldrás de esta mazmorra inhumana y laceradora de derechos humanos.
–Señora, soy inocente. No puedo aceptar el indulto.
–Acéptalo– me dice. Es mejor a que estar aquí. ¡Vámonos!
La mujer se esfuma tal como llegó. Salgo de la Isla del Diablo y llego a Francia. Ya nada es igual. Mi moral y juventud han quedado desechos por errores y maldades de personas inescrupulosas.
Pasan los años y un nuevo siglo ha comenzado su trayecto. Es 1906 cuando llega una carta a la casa. Parece que es un telegrama del tribunal. Lo abro tembloroso y leo que la Corte de Casación Penal me absuelve de todos los cargos. Veo el nombre de mi abogado, pero no de la mujer que me visitó en la isla.
–¿Qué habrá sido de ella? –me pregunto. Cuando miro de nuevo el telegrama, veo en la parte final de él una pequeña nota que dice lo siguiente:
Estimado Dreyfus: La justicia no siempre llega en el momento que se necesita. Pero sí te puedo asegurar que buscarla no es una quimera, porque ella existe. Eres el ejemplo de ser humano lleno de valentía que enfrentó a una sociedad prejuiciada. Solo te digo que te cuides, pues se escucha por ahí que hay un señor llamado Hitler que cambiará la historia por su odio profundo hacia los judíos.
Gracias por enseñarme tanto en tan poco tiempo,
Siempre suya,
Idalia Guerrero
Una mujer que vive en el siglo XXI, pero que regresó al pasado para conocer su historia.
La autora es licenciada en Derecho, con maestría en Derecho Procesal Penal, de la Universidad Autónoma de Santo Domingo.
Máster en Ciencias Forenses de la Universidad de Valencia, España.
Directora del instituto forense Justicia Investigativa IG71

[1] La Isla del Diablo se encuentra frente a la Guayana Francesa, cerca de Venezuela.
    En ella existía un centro penitenciario, donde eran alojados todos los prisioneros franceses.
    Fue clausurado en 1946.

[2] La Ecole de Chartres es una escuela francesa donde se forman los archiveros y bibliotecarios.
    Antiguamente eran estos los encargados de verificar la falsedad de cualquier manuscrito.

[3] El Bordereau fue el manuscrito encontrado en la embajada alemana y cuya autoría le fue atribuida
    a Dreyfus.

Véase
Caso Dreyfus. Disponible en: https://www.ecured.cu/Caso_Dreyfus
El caso Dreyfus. 24 de octubre de 2018. Disponible en: http://www.nocierreslosojos.com/caso-dreyfus/
El caso Dreyfus. Antisemitismo Europeo “yo Acuso” de Zola. Disponible en: https://historiaybiografias.com/dreyfus/
Escundra G., Magdalena. EL AFFAIRE DREYFUS. 24 de abril de 2017. Disponible en http://periciascaligraficas.com/v3/directorio/el-affair-dreyfus/
News Ig Itongadol EL CASO DREYFUS. 6 de enero de 2013. Disponible en: http://itonga.serversur.com/noticias/val/68345/-el-%E2%80%9Ccaso-dreyfus.html
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