Opinión
A quien pueda interesar/ José Israel Cuello
Por: José Israel Cuello
Se ha podido establecer que el problema del transporte de miles de furgones cada día desde y hacia los dos grandes puertos de la isla, el Multimodal de Andrés y el de Haina, no se puede resolver por tierra sino por el mar, con barcazas, con lo que la ciudad se descongestionaría y otros conflictos patanales quedarían resueltos por añadidura.
Se ha podido establecer, también, que con tres estaciones de Metro, desde el Km. 9 de la Carretera Duarte hasta la Ciudad Satélite de Los Alcarrizos, se eliminarían los tapones que cada día se forman en la mañana para darle entrada y en la tarde para dar salida a toda la población de aquella comarca que se traslada a/y desde Santo Domingo cotidianamente, así, también que esa instalación tan necesaria como útil puede apoyarse en tramos de la vieja vía que, siendo como son propiedad del Estado, no precisan de expropiaciones.
Se ha podido establecer que, con dos años de atraso y una demanda de sobrecostos de carácter provocador, lo de Odebrecht y Punta Catalina no va para ninguna parte, y que el país precisa de una capacidad energética sostenidamente expansiva capaz de garantizar un crecimiento que no puede reducirse si es que se quiere sacar de la miseria a unos cuantos cada día, a unas decenas cada semana.
Y, hoy trataremos de establecer que esa capacidad energética necesaria para garantizar el crecimiento sostenido de la economía local está cerca, barata y disponible. En Puerto Rico:
Los portorros tienen una capacidad energética instalada una vez y media de la que existe en la RD, mantenida con una eficiencia superior, y una población de 3.4 millones de habitantes, decreciente desde antes de los recientes cataclismos (3.8 en el 2000), como consecuencia del agotamiento del régimen de incentivos norteamericanos que les permitió ser vitrina del desarrollo y de la armonía política de cara a la Latinoamérica convulsa de las décadas precedentes; tiene, además y sobre todo, una oferta que no puede rechazar: El señor de Tesla propone hacer en la isla un experimento de sustentabilidad energética que prescinda de los combustibles fósiles.
Ya, antes de los ciclones recientes, Puerto Rico registraba una retracción económica que se reflejaba en excedentes de capacidad energética disponibles y ya preocupantes.
En los meses finales del gobierno de Jorge Blanco (1986) se contempló la idea de importar energía excedentaria desde PR; entonces, el cable necesario para hacerlo tenía un costo ligeramente superior a los 100 millones de dólares. Otras inversiones derivadas de esa posibilidad no están disponibles.
Pero, podríamos preguntarnos, incluso si el proyecto duplicara en su totalidad la inversión en el cable mismo, ¿qué es posible instalar aquí para funcionamiento inmediato, para disponer de una capacidad alternativa de energía vez y media mayor de la que se dispone hoy, y ahora?
Sería la primera vez en la historia que la RD tendría estabilidad en el suministro energético, sin que ello contradiga la posibilidad de expansión de lo existente ni el desarrollo de las renovables de todo tipo, aliviando sí la presión que ha asumido el Estado en unas inversiones que la Ley general de Electricidad aspiraba a que no fuera su responsabilidad.
En términos políticos, que en la ocasión anterior hacían visualizar el cable energético como un amarre de la isla a los condicionamientos norteamericanos de todo tipo, en este momento quien se amarra es Puerto Rico a la idea de Hostos de la unidad antillana, porque ya esa isla no le sirve a los EEUU para sus fines estratégicos, ni el independentismo es pertinente en estos tiempos de integraciones.
Para ellos, echar a andar sus recursos de generación lo más rápido posible, es parte de la recuperación de todas sus actividades.