Opinión
Fraudes y libertad de salteadores/ Oscar López Reyes
Por Oscar López Reyes
Erase una vez un país ubicado en el mismo trayecto del Sol, donde el Código Procesal Penal y el Código Penal de la República Dominicana fueron hechos para que los ricos no caigan presos o salgan rápido de las cárceles, bajo el alegato de tener arraigo o muchas propiedades y otros bienes materiales.
Y, conminados por las sentencias/demonios soportados en las leyes más turbias y extravagantes, tenemos que rememorar los cuasi olvidados estudios caseros de los años de la década de 1970, en los cuales repetíamos, con entusiasmo juvenil, a Carlos Marx: el derecho y las relaciones jurídicas son el reflejo de las condiciones económicas de la sociedad…
En su Manifiesto del Partido Comunista, Carlos Marx y Federico Engels exponen que “…vuestro derecho no es más que la voluntad de vuestra clase erigida en ley; voluntad cuyo contenido está determinado por las condiciones materiales de existencia de vuestra clase”.
Basta retrotraer el más escandaloso y lacerante ejemplo conocido en este país, la República Dominicana, fertilizado por un negro ropaje, proveniente, con pomposidad y espantajo, de los litorales políticos y empresariales astutos en la hipocresía más enfangada.
Erase una vez que un hombre rico, llamado Ramón Báez Figueroa, presidente de un banco bautizado como Intercontinental (Baninter), era tan bueno que para repartir villas y castillas malversó, olímpicamente, más de 55 mil millones de pesos.
Aquella vez (2003), el presidente de la República (Hipólito Mejía) le apretó el pichirrí (fue arrestado) al ángel misericordioso, por haber dislocado la economía nacional, por lo cual subieron los precios de los alimentos, las medicinas, viviendas, transporte y otros rublos, y todavía a los 20 años -2023- los pobres derraman lágrimas.
El hombre era tan rico y tan bueno que el juzgado no le cantó 150 o 200 años, como en otros países ante estafas escandalosas y, porque el sistema judicial no lo permite, nada más que le puso 10 añitos en la cárcel (22 de octubre de 2007), que se privilegió como un hotel de tres estrellas.
Como huésped de buena conciencia, parecido a un padre espiritual, a los 5 añitos lo soltaron sin oposición tribunalicia, para que se zambulla en su piscina con jacuzzi y gimnasio con baño turco; rece en una capilla y descanse en un enorme sofá, desde donde ve volar las hadas celestiales y las gaviotas en nubes cobijadas en arcoiris.
Con el rostro humedecido por los sollozos en falda de felicidad, en el 2013 Ramoncito volvió a su casa (libertad condicional) como un santo barón, que ya supuestamente resarció a la sociedad, sólido como Baninter y con las posibilidades de formar parte de la galería de reeducados del centro de detención, con su ADN ser útil a la juventud y con la posibilidad de postularse de candidato presidencial. ¡Bravo, bravo….!
En la actualidad, más de 50 ex funcionarios gubernamentales, militares y policías de elevado rango, empresarios de alta alcurnia, evangélicos, testaferros y zoquetes imputados de corrupción han sido liberados tras ser imputados, o han purgado penas por unos 18 meses. Abogados de doble cara han lavado oro, mostrando su excelencia en su servicio al mejor postor, bajo la argucia del derecho constitucional a la defensa.
En la cómoda chirona -distanciados de sociópatas y desequilibrados sexuales-, o en la escarcha de su hogar, unos con rabia oculta se muerden la lengua y cantan más que un perico, y otros -como un tal Jean Alain- lloran más que una mujercita en trance de parto, solicitando privilegios en un ejercicio abusivo del derecho. Más de 200 están en listas del Ministerio Público -aplaudamos a sus máximos incumbentes- para ser procesados judicialmente.
Si no modifican con urgencia el muy flexible andamiaje jurídico -que dispensa favoritismo a los ricos, funcionarios y políticos descarriados-, o seleccionan jueces menos venales y vulnerables, y menos complacientes, ¿reinarán en el palenque otros Ramoncito Báez Figueroa?
Todos ellos, ¿se postularán a la presidencia de la República? ¡Bravo, bravo….!
…………………………
El autor es periodista-mercadólogo, escritor y artículista de El Nacional,