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No aparecen ni martillo ni cuchillo con los que cura asesinó adolescente
El expediente sobre el asesinato del adolescente Fernelis Carrión Saviñón registra una lista de evidencias recolectadas en la escena del crimen que supuestamente cometió el sacerdote Elvin Taveras Durán.
Sin embargo, ni el martillo ni el arma blanca con los que fue asesinado el joven de 16 años, aparecen entre las pruebas registradas por los investigadores que realizaron las pesquisas.
En los documentos de las investigaciones realizadas por el Ministerio Público y la Fiscalía se establece que el viernes 4 de este mes fue la fecha en la que el sacerdote Elvin Taveras Durán mató a Fernelis Carrión Saviñón golpeándolo con un martillo y acuchillándolo varias veces en la espalda.
Sin embargo, ni el martillo ni el arma blanca con los que fue asesinado el joven de 16 años, aparecen entre las pruebas registradas por los investigadores que realizaron las pesquisas.
En los documentos de las investigaciones realizadas por el Ministerio Público y la Fiscalía se establece que el viernes 4 de este mes fue la fecha en la que el sacerdote Elvin Taveras Durán mató a Fernelis Carrión Saviñón golpeándolo con un martillo y acuchillándolo varias veces en la espalda.
Evidencias
Durante un allanamiento en la vivienda del párroco, ubicada en la calle Padre Aulas, número 7 del residencial El Rosal, en Santo Domingo Este, las autoridades rociaron un compuesto químico llamado “Luminol”, que les permitió encontrar evidencias de sangre sobre diferentes objetos, también encontraron sangre en paredes y pisos de la sala, en una habitación, en el baño y las escaleras.
Recolectaron incluso toallas de cabañas, pero entre todas las pruebas encontradas, no señalan ni el arma blanca ni el martillo, objetos con los que mataron al adolescente que había sido monaguillo.
Ayer los parientes de Fernelis Carrión Saviñón solicitaron a las autoridades de la Iglesia católica no intervenir en las indagaciones que realiza el Ministerio Público para recolectar evidencias del crimen de Fernelis Carrión Saviñón.
Víctor Saviñón, quien era tío de la víctima, expresó que la Iglesia debe dejar que la Justicia haga su trabajo, pues considera que si el sacerdote suspendido es dejado en libertad podría seguir dañando a otros niños o adolescentes inocentes que van a las parroquias.
Según las declaraciones que ofreció Víctor Saviñón, la familia afectada ha recibido la información de que las autoridades eclesiásticas han estado tratando de interferir en el proceso investigativo que llevan la Policía y el Ministerio Público en Santo Domingo Este.
También dijo que les preocupa el hecho de que hace cuatro días que se le dictó coerción a Elvin Taveras Durán y todavía este no ha sido trasladado a la cárcel de Najayo-hombres como ordenaba la medida dictada por el juez de la Oficina de Atención Permanente de la provincia Santo Domingo.
Padre presenta problemas de salud
La mañana de ayer el sacerdote presentó problemas de salud, por tal motivo fue sacado de la cárcel de San Luis y llevado al Hospital de El Almirante para recibir asistencia, posteriormente fue devuelto a la cárcel donde había estado, según informó José Checo, encargado de prensa de la Fiscalía de Santo Domingo Este.
Checo dijo que están a la espera de que salga el dispositivo para ejecutar el traslado del sacerdote a Najayo-hombres en la provincia San Cristóbal. A las 2:00 de la tarde de ayer todavía no se había emitido.
Mientras que en la casa donde vivía Fernelis, en el barrio Villa Marina, de Villa Mella, en Santo Domingo Norte, todavía se siente un ambiente lúgubre. Después de lo ocurrido el viernes 4 de agosto, la vivienda permanece casi siempre cerrada, según dicen los vecinos.
Rosanny Saviñón, madre de la víctima, ha estado depresiva; casi no come ni duerme, mientras que los demás miembros de la familia han tenido que seguir el proceso judicial.
El cadáver presentaba degollamiento
A las 6:50 de la tarde del 4 de agosto, investigadores de homicidios de la Policía se trasladaron a la carretera Guerra-Bayaguana para levantar el cadáver de Fernelis. Tenía un pantalón negro y un t-shirt del mismo color. Estaba descalzo, atado de pies y manos con cordones de calzados. En la cabeza tenía una funda negra cerrada con cinta adhesiva. En el cuello presentaba una gran herida y varias heridas punzantes en la espalda. Según los investigadores, el sacerdote Elvin Taveras Durán confesó haber cometido el crimen.