Dentro de unos años se recordará a un tenista llamado Roger Federer, que marcó la época más gloriosa del deporte de la raqueta. El suizo está a sólo una victoria de haber trazado el plan perfecto. Campeón del Open de Australia y de los Masters 1.000 de Indian Wells y de Miami, decidió saltarse toda la gira de tierra batida, incluido Roland Garros, para ganar por octava en Wimbledon, lo que sería su decimonoveno ‘Grand Slam’. Cabe recordar que para encontrar su último triunfo en la Catedral del tenis hay que remontarse a 2012.
Federer derrotó este viernes en las semifinales a Tomas Berdych por 7-6(4), 7-6(4) y 6-4, en 2 horas y 18 minutos. Los rivales se dan cuenta que juega contra un mito, lo mismo que le pasa a Rafael Nadal en Roland Garros. Berdych hizo todo lo que tenía que hacer para ganar. Llevó los dos primeros sets al ‘tie break’ y en el tercero disfrutó de un 15-40 en el sexto juego para situarse con 2-4 y servicio.
El tenista de Basilea, que el próximo 8 de agosto cumplirá 36 años, salvó esa situación sin apenas inmutarse ante una grada rendida a alguien que se metió hoy en su undécima final de Wimbledon, una más de las que Nadal colecciona en el polvo de ladrillo de París.
En la final le espera Marin Cilic, campeón del US Open en 2014 y que ha perdido en seis de los siete precedentes con Federer, precisamente el último de ellos en los cuartos del torneo británico en su edición de 2016. El helvético acumula ya 29 grandes finales a su currículo, siete más que Nadal y ocho más que Novak Djokovic.