Opinión
La columna de Miguel Guerrero /Transparencia: un ideal improbable
De manera pues que con toda seguridad, y muy pocas excepciones resultantes de sus reducidas posibilidades, la transparencia relacionada con el financiamiento de las campañas dejaría al país estupefacto, y no encuentro otra palabra para describir la sensación que probablemente sentiríamos en caso de que ese necesario ejercicio de moralización política se hiciera sin prejuicios y, por supuesto, sin excepción alguna. El caso es que ni siquiera el uso del dinero legal procedente del financiamiento estatal se transparenta y los informes de los partidos a la Junta Electoral dan ganas de llorar, sin que se hable de ello en los medios.
Se sabe que el dinero de los sobornos de Odebrecht no ayudó a la campaña del presidente actual, según lo ha dicho el asesor presidencial preso en Brasil, que en su situación nada gana con mentir sobre el caso. Además, si los sobornos financiaron las campañas sería ingenuo creer que sólo fueron a un lado del espectro, cuando en los dos últimos procesos las encuestas apuntaban hacia una segunda vuelta que probablemente lo hubiera cambiado todo.
El problema es que la política nacional se degradó tanto que todo llegó a aceptarse como válido y lo único importante es ganar, sin importar cómo.