Los arrestos de personas vinculadas al fraude del Banco Peravia son de mal gusto. Ello así porque los principales cabecillas de esa entidad se marcharon del país hace varios meses y quienes fueron mandados a la cárcel en el día de ayer son figuras secundarias del hecho doloso.
No decimos que sean inocentes o culpables. Eso tendrá que definirse durante un juicio de fondo.
No quiere decir que no merezcan prisión preventiva, que fue la medida de coerción dictadas en su contra por el juez de la instrucción que conoció el caso, quiere decir que, como suele ocurrir en muchos casos, los chiquitos son los primeros en caer.
La fiscal del Disitrito Nacional, Yeny Berenice, dijo que está tramitada la solicitud de extradicción del señor Santoro, presidente del banco y de otros implicados en el fraude de 1, 400 millones de pesos. Entre esos involucrados estánn la esposa y la hija de ese señor.
Lo que el país quiere es que todos los culpables sean procesados, especialmente los cabecillas, tanto dominicanos como extranjeros.
Los siete que fueron enviados a prisión en el día de ayer no son “santicos” ningunos, pero no son los “pejes gortdos” que la sociedad quiere ver tras las rejas.
