San Juan de la Maguana.- El joven Adonis Bello Bello, de 21 años de edad, falleció el pasado domingo cuando se dirigía en una pasola hacia el Distrito Municipal de Hato del Padre para disfrutar de las fiestas patronales que se llevan a cabo en esa comarca sanjuanera.
El hecho se produjo cuando la pasola impactó en un “policía acostado”, el conductor perdió el control y se estrelló en un árbol.
Murió mientras recibía atenciones médicas en el hospital doctor Alejandro Cabral.
Esta es una de esas muertes “pendejas” que se producen en las poblaciones del sur dominicano debido a la gran cantidad de los llamados “policías acostados” que proliferan en calles, carreteras y caminos vecinales de San Juan de la Maguana.
Este joven iba muy alegre hacia Hato del Padre, “muy quitado de bulla”, como se dice en buen dominicano, cuando le tocó la mala suerte de encontrarse con este “policía acostado” y sufrir tal accidente que le segó la vida a destiempo.
Adonis Bello Bello se graduó de bachiller en el liceo Pedro Henríquez Ureña, era estudiante de educación física del CURO-UASD y laboraba en el Centro Comercial Detallista. Vivía en el sector El Córbano norte, barrio ubicado al oeste de la ciudad de San Juan de la Maguana.
 |
| Adonis y su madre en una foto reciente |
El tema de la proliferación de “policías acostados” en San Juan de la Maguana y el sur del país, es constantemente tocado por los medios de comunicación en esta parte de la República Dominicana. Pero no se hace nada. Esos obstáculos en carreteras, calles y caminos vecinos crean múltiples inconvenientes, pero las autoridades se hacen de la vista gorda.
LA DIFERENCIA QUE MARCA LA DIFERENCIA
Mientras en el sur del país abundan los llamados “policías acostados” hasta en la carretera Sánchez (en plena carretera), en las carreteras que conducen al cibao y al este del país no hay uno solo de estos. Los conductores transitan de Santo Domingo a Santiago, y viceversa, y no hay un solo policía acostado. Igual situación, se repite para el este. Pero no pasa lo mismo con el sur.
Las autoridades del sur son inoperantes para resolver esa anomalía, aunque los conductores tienen el grito pegado al cielo para que tales obstáculos sean eliminados.
